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El Estado de la Ciudad del Vaticano

El más pequeño del mundo en extensión y población y, sin embargo, sede de una de las más antiguas instituciones, la Iglesia Católica, con más de mil millones de feligreses

Autor:

Juana Carrasco Martín

Una larga historia registra acontecimientos de muy diversa índole que fueron conformando lo que es hoy el Estado de la Ciudad del Vaticano, territorio principal en que se asienta, desde el Pacto de Letrán del 11 de febrero de 1929, la Santa Sede o máxima representación de una de las mayores instituciones religiosas del mundo, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana; que guía la vida espiritual de más de mil millones de católicos.

Formalmente el Vaticano se define como una monarquía absoluta cuyo monarca, el Sumo Pontífice, tiene plenos poderes legislativos, ejecutivos y judiciales. Su condición de ente religioso, porque alberga a la Santa Sede, permite que el Vaticano —como se le designa más en lo cotidiano—  se califique como un estado de teocracia electiva, ya que su máxima autoridad es elegida por voto secreto como obispo de Roma, vicario de Jesucristo, sucesor del Príncipe de los apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Primado de Italia, Arzobispo y Metropolita de la provincia romana, Soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano y siervo de los siervos de Dios.

El Cónclave es la reunión del Colegio Cardenalicio, donde los cardenales menores de 80 años eligen en estricta privacidad dentro de la Capilla Sixtina al nuevo Papa, cuando la Sede queda vacante por la muerte o renuncia válida del anterior, para ello se requieren dos tercios de los votos de los electores presentes.

La Iglesia Católica ha contado con el mandato de 265 Sumos Pontífices, la mayoría de ellos de origen italiano. Papa es el apelativo más habitual que se usa para designarlos y es un acrónimo del latín Petri Apóstoli Potestatem Accipiens (el que sucede al apóstol Pedro), y precisamente el latín es el idioma oficial del Estado Vaticano y de la Iglesia Católica.

El 19 de abril de 2005, un cardenal alemán, Joseph Ratzinger, fue elegido como papa Benedicto XVI convirtiéndose en la suprema autoridad de la Iglesia Católica y del Estado de la Ciudad del Vaticano. Las funciones del gobierno cotidiano y las relaciones con otras naciones, el Papa las delega en la Secretaría de Estado, que dirige ahora el cardenal Tarcisio Bertone. Hasta el momento, 179 países y numerosos organismos internacionales reconocen al Estado de la Ciudad Vaticano como un Estado independiente y soberano bajo el gobierno del Papa. Cuba mantiene relaciones diplomáticas ininterrumpidas con la Santa Sede, desde 1935.

Un poco de historia

En el año 752 de nuestra era en la cultura occidental, o después de Cristo como la llaman los cristianos, se asentó la sede del Papa en los llamados Estados Pontificios o estados de la Iglesia, territorios situados en el centro de Italia y con capital en Roma, bajo la autoridad papal —civil, política y religiosa— por cesión otorgada por el rey Pipino el Breve al Papa Esteban II en retribución a que este lo reconoció y lo nombró rey.

Favores, indulgencias y otras decisiones hicieron que ese territorio creciera, no solo en Italia sino también en otros países y se le llamara ya para el siglo VI como Patrimonium Petri, Patrimonio de Pedro o de San Pedro.

Más de una guerra, rivalidades y conspiraciones por el poder político, así como tratados de paz, signaron la historia de la Iglesia en sus relaciones con otros estados, además de debates teológicos internos que dieron vida a otras manifestaciones religiosas del cristianismo, pero siempre la Iglesia Católica emergió con toda su autoridad.

Sin embargo, en 1870 ocurre la disolución de los Estados Pontificios, tras la unificación italiana bajo la hegemonía del rey Víctor Manuel II, que anexionó los territorios romanos al naciente país y redujo el poder papal, al punto que este quedó reducido al territorio del Vaticano.

Solo  el 11 de febrero de 1929, con la firma del Tratado de Letrán, suscrito entre representantes del Papa Pío XI y del rey Víctor Manuel II, la Iglesia reconoció la soberanía del Estado italiano, e Italia la soberanía de la Ciudad del Vaticano.

El Papa, como jefe supremo de la Iglesia tiene las facultades de cualquier obispo y además aquellas inherentes a su cátedra petrina, entre ellas la declaración universal de santidad o canonización de destacadas personas de la religión católica; la potestad de declarar dogmas y la infalibilidad papal dado que según la teología del catolicismo está exento de cometer errores cuando promulga una enseñanza dogmática en materia de fe y moral.

Geografía Vaticana

Enmarcado por murallas de cuatro kilómetros de longitud y la amplia Plaza de San Pedro que da entrada a la Basílica —con ese mismo nombre en honor a uno de los 12 apóstoles de Jesucristo y primer Papa que encabezó la Iglesia—, el Vaticano ocupa 44 hectáreas de superficie en la región oeste de la ciudad de Roma, la capital de Italia, y es el Estado territorialmente más pequeño del mundo y también por el número de quienes ostentan su ciudadanía, otorgada no por nacimiento sino por las tareas y funciones que desempeñan.

Además de este enclave principal, cuyo nombre viene del Monte Vaticano, porque en la colina Vaticinium radicó un oráculo etrusco y ese nombre significa Predicción en latín, la Ciudad-Estado cuenta también con otras extensiones con igual estatus reconocido por el Estado italiano, que incluyen la residencia veraniega de Castelgandolfo, y las basílicas patriarcales de San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros. También la Cancillería Apostólica, el palacio de San Calixto en el Trastévere, la Curia General de los Jesuítas, el Vicariato de Roma y otras instalaciones.

Las insignias papales

Son varias las insignias que distinguen al Papa, quien solo lleva sotana blanca, entre ellas: el Anillo del pescador, hecho de oro y que representa a San Pedro pescando en su barca y en el que está grabado el nombre del pontífice, y es utilizado como sello para estampar los documentos papales. Se destruye al fallecimiento del Papa.

La Tiara papal, una triple corona rematada por una cruz y que representaba los poderes espiritual, civil y político sobre los otros príncipes civiles, y que ahora se explican como orden sagrado, jurisdicción y magisterio; pero Benedicto XVI realizó otra modificación significativa y cambió la Tiara por una Mitra plateada con tres franjas doradas.

El Palio es una cinta de lana blanca que llevaba bordadas seis cruces negras y que se pone alrededor de los hombros del Papa como símbolo de su autoridad metropolitana. Benedicto XVI también lo modificó a partir de junio de 2008 y ahora tiene forma circular cerrada, con dos extremos colgantes en pecho y espalda y con cinco cruces rojas.

La Mitra es usada por el Papa porque es obispo de la ciudad de Roma y su uso se reserva a celebraciones litúrgicas solemnes como la Santa Misa.

El Solideo, que proviene de las palabras latinas soli y deo, quiere decir «solo a Dios» y es un pequeño gorro de tela  blanca en forma de casquillo que cubre la coronilla y significa que quien lo usa solo se lo quita ante Dios, por lo tanto solo se despoja de él en un momento de la misa.

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