Mohsen Ali al-Sheikh, con poco más de un año, es otra de las víctimas de los bombardeos de la OTAN contra Libia. Autor: AP Publicado: 21/09/2017 | 05:09 pm
TRÍPOLI, mayo 27.— Aviones de la OTAN continuaron este viernes los bombardeos contra zonas civiles y gubernamentales en Trípoli, la capital libia, mientras el G-8, que culminó su cita en Francia, lanzó duras amenazas al líder Muammar al-Gaddafi y aseguró que la presión militar contra su nación «va en aumento».
La nueva ola de incursiones aéreas de la Alianza contra Trípoli recrudeció los bombardeos contra complejos residenciales capitalinos, en un claro intento por golpear los sitios donde presume puede estar residiendo Gaddafi, e incluyó supuestos cuarteles o centros de mandos de las fuerzas armadas, reportó PL.
A su vez, la agencia oficial de noticias JANA destacó que la Alianza Atlántica se ha concentrado en la última semana en atacar objetivos de telecomunicaciones, lo que analistas valoraron como parte de una ofensiva para silenciar las condenas gubernamentales a la agresión.
Estos nuevos ataques del viernes coincidieron con las ya conocidas posturas asumidas por los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y Francia, Nicolás Sarkozy, quienes al término de la Cumbre del G-8 en la localidad francesa de Deauville, fueron claros en su decisión de terminar con Muammar al-Gaddafi, quien —dijeron por separado— «ha perdido toda legitimidad».
Además, aseguraron que ampliarán los ataques contra Libia para lo que se cuenta con el despliegue de helicópteros Apache que el primer ministro británico, David Cameron, anunció haber autorizado a entregar a la OTAN, según AFP.
Por su parte, el viceministro de Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov, desde el mismo escenario francés, anunció que, respondiendo a una petición de sus colegas del G-8, que solicitaron a Moscú actuar como mediador en el conflicto, está «en contacto con todas las partes» que intervienen en la crisis en Libia para buscar una solución negociada a la guerra, dijo ANSA.
Natalya Timakova, vocera del presidente de Rusia, Dmitri Medvedev, aseguró que el G-8 pidió a Moscú actuar como mediador para lograr la pacificación del conflicto, una afirmación que no complació mucho a Washington, París y Londres, donde esperaban una postura de hostilidad contra Gaddafi.
La declaración final del G-8, en otro intento por exacerbar a las fuerzas contrarias que inciden en las naciones árabes, anunció la promesa de unos 40 000 millones de dólares en ayudas para las reformas políticas y económicas en la zona, en particular para Túnez y Egipto, pero —dicen— dejan la puerta abierta a otros países que sigan «su ejemplo», informó EFE.
Sin embargo, dijo PL, en Egipto, este viernes, miles de personas se congregaron en la capitalina plaza Tahrir para exigir al Gobierno honrar las promesas hechas a la ciudadanía, agilizar los procesos judiciales contra ex funcionarios corruptos y liberar a prisioneros políticos.
Desde el emblemático lugar que fue escenario de días de protestas que derrocaron al ex presidente Hosni Mubarak, los egipcios reprocharon el ritmo lento de los cambios democráticos prometidos y por los que murieron 846 personas.