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Diario de El Paso: El cuento de Otto Reich

La Jueza Kathleeen Cardone permitió que la defensa de Posada Carriles pusiera en tela de juicio al periódico The New York Times, a la periodista Ann Louise Bardach y a la República de Cuba al aceptar las declaraciones infundadas del testigo Reich

Autor:

José Pertierra

Marzo 25, de 2011. El Paso, TX.- Hoy casi no se mencionó el nombre del acusado en corte. La Jueza Kathleeen Cardone permitió que la defensa de Luis Posada Carriles pusiera en tela de juicio al periódico The New York Times, a la periodista Ann Louise Bardach y a la República de Cuba.

La semana pasada, la fiscalía anunció que había terminado de presentar testigos y evidencia. Durante las 11 semanas de su presentación, desfilaron por el tribunal 23 testigos.  La periodista del New York Times, Ann Louise Bardach, cerró esta sesión. Ahora le toca a Posada Carriles presentar su defensa.

El azul del cielo

Hoy citó a Otto Juan Reich al estrado. El testigo llegó a El Paso vestido de banquero. Con un traje de azul oscuro caro que le hacía juego a una corbata del mismo color y a una camisa blanca muy almidonada.

El fiscal Timothy J. Reardon III, también vistió hoy una corbata azul del cielo, el color oficial de la Universidad de Carolina de Norte.

Ambos son ex-alumnos de ese instituto, que esta tarde jugaba un importante partido de baloncesto universitario ante las cámaras de la televisión nacional contra la Universidad de Marquette. Los partidarios de la Universidad de Carolina del Norte estilan mostrar alguna prenda en azul carolina en momentos importantes deportivos.Jugueteando con sus colegas antes del comienzo del testimonio de Otto Reich esta tarde, Reardon le dijo a Jeremy Teresinski y a Bridgett Behling: “Reich está muy orgulloso de haberse graduado en la Universidad de Carolina del Norte”.

Eso no me sorprende, pensé. La universidad es buena. Sin que Reardon me haya preguntado mi opinión, le dije: “¿Cree usted que su Alma Máter esté igualmente orgullosa de Otto Reich?” No me respondió.

La biografía

Reich le contó al jurado que nació en La Habana en 1945 y emigró a los Estados Unidos en 1960. ”Tenía 14 años”, dijo.”Mi padre decidió establecernos en Carolina del Norte, porque no pudo encontrar trabajo en New York”, añadió. ”¿Usted prestó servicio militar a nuestro país?”, le preguntó Arturo Hernández, el abogado de Posada Carriles.

“Sí. Desde julio de 1966 hasta noviembre de 1969″, respondió Reich. No dijo y no le preguntaron si había combatido en Viet Nam en esa época. Orgullosamente, Reich le contó al jurado que trabajó para el Presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, y también para los dos presidentes Bush.

Las perlas del experto

Después que Reich le confirmara que sus funciones bajo Reagan incluían temas relacionados con Cuba, la jueza Cardone le concedió la etiqueta de experto. Esa designación le permite rendir en corte una opinión sobre cualquier asunto relacionado a Cuba. Su opinión pesa, porque es la de un experto.

Por eso Reich pudo legalmente regalarle al jurado estas curiosas perlas de su “experta” sabiduría:

* Hay 50,000 militares presos en Cuba, y no por insubordinación.

* La crisis de los balseros ocurrió, porque rudos obreros de la construcción le dieron fuertes golpes a las cabezas de unos manifestantes durante el maleconazo.

* Los agentes de nuestro FBI y CIA son personas decentes que obedecen a las leyes y a las reglas de conducta humana. Los funcionarios del DGI cubano no. Ellos secuestran a las personas y hasta los asesinan.

Como lo declaró un experto no hizo falta establecer la veracidad de sus opiniones. No dio ni explicaciones ni detalles. La gnosis reichiana pesa por sí misma. Durante todas las declaraciones de Reich contra Cuba, el fiscal Reardon protestó enérgicamente. ”¡Esta declaración no es pertinente al caso!”, dijo en repetidas ocasiones. Curiosamente, el fiscal no se quejó de que las declaraciones carecían de fundamento y que las fábulas de Esopo contienen más verdades que las declaraciones del experto.

La jueza Cardone rechazó casi todas sus protestas, porque dictaminó que las declaraciones de Reich son pertinentes para impugnar a los testigos y a la evidencia cubana.

Sin embargo, Reich no hizo declaraciones directas contra el inspector cubano Roberto Hernández Caballero o la forense Yleana Vizcaíno Dimé. No dijo nada contra ellos, porque no los conoce. No tiene que aportar contra el carácter o el testimonio de los dos testigos cubanos. Dirigió su furia contra Cuba y de esa manera indirecta trató de impugnarlos.

La oficina de desinformación y propaganda

Entre los puestos que Reich desempeñó para el Presidente Ronald Reagan, estaba el de Director -entre 1983 y 1986- de algo llamado la Oficina de Diplomacia Pública. ”Fue la primera vez que el Departamento de Estado creó una oficina para adelantarse a las críticas de nuestra política exterior”, declaró Reich.

Una investigación de la Oficina de Contraloría del Congreso determinó, a fines de los 80, que esa oficina que dirigió Reich trató de influir en la opinión pública a favor de la Contra nicaragüense con “propaganda encubierta prohibida”, cuando era director de la Oficina de Diplomacia del Departamento de Estado.

Nadie le preguntó tampoco al testigo sobre un informe, fechado el 7 de septiembre de 1988, del Comité de Relaciones Exteriores del Congreso, que evaluó el trabajo de la oficina que dirigió Otto Reich y concluyó:

“Altos oficiales de la CIA con conocimiento de operaciones encubiertas, igual que de inteligencia militar y especialistas en operaciones psicológicas del Departamento de Defensa, estaban íntimamente involucrados en establecer y participar en una operación de propaganda política en un oscuro Buró en el Departamento de Estado que reportaba directamente al Consejo de Seguridad Nacional y no a través de los canales normales del Departamento de Estado”.

El Informe añadió que “el Departamento de Estado fue manipulado, y quizás hasta comprometido, por  la CIA y el Consejo de Seguridad Nacional para establecer, sostener y manejar una operación encubierta cuyo propósito era cabildear al Congreso, manipular a los medios, e influenciar la opinión pública doméstica”.

“Mi oficina fue investigada y no encontraron nada”, declaró Reich en El Paso hoy. Sin embargo, en su primer discurso como Subsecretario para asuntos de América Latina en el Departamento de Estado, Reich se burló de la controversia y saludó a sus “antiguos colegas y co-conspiradores no encausados”.

Los supuestos prejuicios del New York Times y la Bardach

Quizás por su amplio conocimiento sobre como desinformar y manipular a los medios, el abogado defensor quiso traer a Otto Reich a El Paso. Le pidió que, desde el estrado, rindiera una evaluación del periódico más importante de los Estados Unidos, The New York Times.

“El New York Times está prejuiciado contra los cubanoamericanos en general, y contra los cubanoamericanos anti-Castro”, testificó el experto. También opinó sobre Ann Louise Bardach, la periodista del New York Times, a quien Posada Carriles le confesó ser el autor intelectual de las bombas en La Habana en 1997.

Utilizando la frase hecha famosa por la Fox News, el noticiero ultraderechista de los Estados Unidos, el abogado Hernández preguntó: “En su opinión, ¿es fair and balanced la Sra. Bardach?”

“Ella es todo lo contrario a justa y balanceada”, respondió Reich. ”Está parcializada contra los cubanoamericanos”.

Hernández le leyó a Reich en voz alta varias citas del libro de Bardach, en la que la periodista lo menciona. Sin pedirle explicaciones, le preguntó si la información de Bardach era correcta. ”No, no lo es”, respondió escuetamente Reich.

Ninguna de las citas tenían que ver con el caso de Posada Carriles. El meollo del testimonio consistió en atacar al New York Times y a la periodista Bardach. ”Ella manipula información y falsifica cosas”, declaró Reich.

Eileen Murphy, la vicepresidenta de Comunicaciones de The New York Times, respondió esta tarde a las opiniones del testigo: ”Otto Reich no ha mostrado algún error factual en los artículos [de Ann Louise Bardach], ni tampoco alguien más, en los 13 años desde que éstos han sido publicados”, dijo.

Desde Santa Barbara, California, Bardach también respondió a las declaraciones de Reich. ”Periodistas con prejuicios contra los exiliados cubanos no logran entrevistas con Orlando Bosch, Antonia Veciana, Salvador Lew, Juanita Castro, Angel Alfonso, Raúl Masvidal y decenas más de cubanoamericanos en Miami, como he logrado yo. La muy merecida crítica a Otto Reich, conocido por sus campañas vengativas contra periodistas y contra quienes él percibe ser sus críticos, incluyéndome a mí, no es una reflexión contra los demás cubanoamericanos”, dijo.

Pese a que había permitido que Reich emitiera sus opiniones sobre Cuba, Venezuela, América Latina, el New York Times y Ann Louise Bardach, la jueza Cardone no permitió que el testigo opinara sobre Luis Posada Carriles, y ni siquiera explicó el por qué.

No se habló del golpe o de Orlando Bosch

En El Paso no salió a relucir el papel de Otto Reich durante el golpe de Estado en Venezuela en el 2002, su crítica al proceso democrático venezolano y su apoyo inmediato a los golpistas.

El diario británico The Guardian, reveló en abril de 2002, que fuentes de la Organización de Estados Americanos confirmaron que Reich tuvo una serie de reuniones con los principales golpitas en los meses inmediatamente antes del golpe, y que discutieron los detalles —incluyendo su coyuntura y las posibilidades del éxito que ellos determinaron ser excelentes”.

El día del golpe, informó The Guardian, “Reich citó a los embajadores de América Latina y el Caribe a su oficina. Les dijo que Chávez había renunciado y era responsable por su propio destino, y que los Estados Unidos apoyarían al gobierno del golpista Carmona.

“El fiscal Reardon no le preguntó al testigo sobre los cables del Departamento de Estado de 1986 y 1987, que confirman que Reich, entonces embajador de Estados Unidos en Venezuela, le pidió a Washington varias veces información sobre la posibilidad que Orlando Bosch pueda entrar a los Estados Unidos, a pesar de su largo historial de terrorismo y de ser co-conspirador con Posada Carriles de la voladura de un avión de pasajeros.

La cultura cubana

Reardon sí le preguntó al testigo sobre las bombas en La Habana en 1997. A pesar de considerarse un experto sobre Cuba, Otto Reich admitió que lo único que sabe sobre esa campaña terrorista es lo que había leído en los periódicos.”No he estudiado lo de la serie de bombas”, dijo.

“¿Cree usted que las bombas en La Habana en 1997 afectaron al turismo en la isla?”, le preguntó Reardon al experto.”Señor Reardon”, explicó Reich como si estuviera impartiendo una cátedra en relaciones internacionales, “la violencia es parte de la cultura cubana”.

Macbeth

¿Qué pudo haber recogido el jurado del testimonio de Otto Reich en El Paso? Está claro que el ex-funcionario de los gobiernos republicanos, desde Reagan hasta George W. Bush, no comulga con los comunistas o con el New York Times. Es evidente que desprecia personalmente a Ann Louise Bardach.

Pero también quedó claro que no tiene absolutamente nada que aportar sobre las bombas en La Habana en 1997 o sobre el viaje de Luis Posada Carriles en el Santrina en marzo de 2005. No estaba en La Habana en el 1997, o en Isla Mujeres en el 2005. Dijo que conoció a Posada Carriles por la primera vez anoche en El Paso.

El testimonio de Reich nos hace recordar a Macbeth: ”La vida no es más que una sombra en marcha; un mal actor que se pavonea y se agita una hora en el escenario y después no vuelve a saberse de él: es un cuento … lleno de ruido y de furia, que no significa nada”.

Un aparte

Yo conocí a Otto Reich en diciembre de 1999, cuando coincidimos en el programa The News Hour, del canal PBS, en el primero de varios debates televisivos sobre el caso de Elián González.

Él, por supuesto, defendía a capa y espada que el niño se quedara en Miami.Desde que Juan Miguel logró regresar con su hijo a su casa en Cárdenas, hace once años, no había vuelto a toparme con Reich. Lo volví a ver anoche en el hotel y lo saludé. Mencionó nuestros debates: “Pertierra, no te veo desde el caso Elián”.

“Ese caso, Otto, lo ganamos”, le recordé.

Tomado de Cubadebate

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