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Fabian Escalante: «Los que protegen hoy a Posada son los mismos que conspiraron contra Kennedy»

Afirma el General de División, Fabián Escalante Font quién durante años fue jefe de los servicios de Inteligencia de Cuba

Autor:

Cubadebate

«Es la misma pandilla», contesta el General de División, Fabián Escalante Font quién durante años fue jefe de los servicios de Inteligencia de Cuba, cuando se le pregunta si los que protegen hoy al terrorista Luis  Posada Carriles en Miami pertenecen al mismo grupo extremista que en los años 60 conspiró para asesinar a Kennedy.

Para Fabián, que investiga desde años cada aspecto del asesinato del mandatario estadounidense, varios de los personajes que hoy siguen vinculados al mecanismo terrorista  que da apoyo a Posada, se encontraban ya entre los miembros de la Operación 40, montada por la CIA paralelamente a la fracasada invasión de Playa Giron para liquidar a los dirigentes de la Revolución cubana y reprimir a sus partidarios.

Y es entre estos agentes y colaboradores criminales de la CIA que aparecieron varios individuos vinculados al asesinato, en Dallas, de John Fitzerald Kennedy.

«Esto es la mata de todos los terroristas,» señala Escalante acerca de esta organización fundada por la CIA que sigue activa, con locales en el centro de Miami, beneficiándose de la complacencia e incluso la protección del FBI y de los Fiscales federales.

Al lado de los invasores, un escuadrón de la muerte

Escalante recuerda que entre los individuos que fueron seleccionados en Miami  por Joaquín Sanjenis, ex Jefe de Policía durante la Presidencia de Carlos Prío, se encontraban varios individuos que siguen vivos y activos en los círculos terroristas de la Florida.

«Cuando se empieza a preparar la expedición de Playa Girón -poco después del triunfo de la Revolución cubana en 1959-, se crea la Operación 40, el aparato policíaco de inteligencia y contrainteligencia de los mercenarios, de la brigada de invasores. Sanjenis empieza a traer a ex policías, ex represores, gente muy vinculada con el terrorismo - el que se usaba en Cuba en los años 50 con la represión, los asesinatos…»

Añade que «la misión de la Operación 40 era venir detrás de los invasores y, en la misma medida que esta gente fueran capturando poblados, iban a ocupar archivos, asesinar a oficiales. Tenían una tarea, primero de inteligencia y contrainteligencia, después puramente represiva. Venían a hacer aquí lo mismo que hacían en el 58».

Después de la derrota de Playa Girón en 1961 - la llamada Bahía de Cochinos - la Operación 40 se convierte primero en un aparato de seguridad, en Miami, de la mafia cubanoamericana «hasta que esta gente empiece a tener un poder económico al calor de la Operación Mangosta».

«Van a tener mucho dinero, los millones de dólares que se invirtieron en la base de la CIA llamada JM/WAVE. Ya en el 63, esta gente empieza en transformarse al mismo tiempo que los elementos de la mafia cubanoamericana. Es cuando empiezan a tratar de hacer lobby, a tratar de imponer una política hacia Cuba».

Y enfatiza Escalante: «Están entonces muy vinculados con todo lo entramado subversivo y secreto de la policía secreta norteamericana, la CIA, el FBI, la Inmigración y  la DEA».

Escalante recuerda que y luego por Puerto Cabezas en Nicaragua regresaban a Estados Unidos, “primero con plasma sanguíneo, un negocio que se hizo por cubanos radicados en Nicaragua, amigos con el dictador Somoza. Se llevaban whisky por América Central. Después pasaron a la marihuana y la cocaína”.

Le dan a Lee Harvey Oswald su cobertura

Así fue como en abril del 63, cuando Lee Harvey Oswald - el supuesto asesino de Kennedy - se aparece en la Nueva Orleans «para hacerse una cubierta de simpatizante de la Revolución, forma un comité de apoyo a Cuba - cuyo solo militante era él - en la misma oficina donde radicaba el Consejo Revolucionario Cubano que era la organización de la contrarrevolución, y por supuesto, de la CIA. Ahí también se encontraba una organización fascista fundada por el FBI que se llamó Cuba Democrática».

«No cabe la menor duda de que ahí hubo un plan, un gran complot…  En la Nueva Orleans, lo único que Oswald hizo fue actuar como simpatizante de la contrarrevolución y luego simpatizante del gobierno revolucionario», comenta el también autor de numerosos libros sobre este tema.

Además de Posada, siguen exhibiéndose hoy en Miami, Félix Rodríguez Mendigutía, el asesino del Che; Antonio Veciana, fundador de Alpha 66; Orlando Bosch, cómplice de Posada en la destrucción de un avión civil cubano; Guillermo Novo Sampoll, asociado al asesinato del ex ministro chileno Letelier; Virgilio Paz Romero y Jose Dionisio Suarez, los ejecutores del crimen; Gaspar ‘Gasparito’ Jimenez Escobedo, asesino de Artagnan Díaz Díaz; Pedro Remón Rodriguez, asesino de Felix García Rodriguez y Eulalio Negrín, en Nueva York; Jose Basulto y otros más.

«Alpha 66 es parte de lo que la CIA denominaba las operaciones autónomas que dieron origen a una larga lista de acciones terroristas a partir de los años 60. La CIA les asignaba un oficial para que les atendiera, les planteaba los objetivos, les daba algunos recursos, el dinero, las armas, los explosivos y después se enteraba por los periódicos de los resultados».

En Venezuela, Posada Carriles siempre siguió con la CIA y la DISIP

En Venezuela, Posada siempre siguió vinculado a la policía secreta tal como se mantuvo con la CIA, confirma Escalante.

«Jamás abandonó la DISIP. Primero fue agente de la CIA. Fue enviado por la Agencia como asesor de la DIGEPOL y después funda la DISIP. Cuando supuestamente está terminada la resistencia revolucionaria, a mediados de los 70, él se aburre de ser represor y se dedica a los negocios. Crea una policía privada, paramilitar, que hace de todo.»

Su compañero en esta “empresa” fue Joaquín Chaffardet, hoy radicado en Estados Unidos, quién salvó a Posada ante los tribunales de inmigración norteamericano, con un testimonio descabellado que la Fiscalía no cuestionó y que le dio a Carriles el amparo de una resolución internacional contra la tortura.

«Chaffardet era el abogado que Posada tenía para todas estas actividades, para su empresa. Cuando Orlando Bosch llega, recibe todo el apoyo de Posada Carriles, que está establecido en Venezuela para eso».

Para Escalante, los personajes que rodean hoy a Luis Posada Carriles en Miami y que le dan el apoyo logístico y financiero son  de la misma “tropa” que la que en los años 60 conspiró para asesinar a JFK.

«Son la misma gente», comenta. «Los mismos que van a Chile con el golpe de Estado contra Salvador Allende y que se ofrecen a Augusto Pinochet como los matarifes de la operación… los Orlando Bosch, Dionisio Suarez, Aylwin Ross, los hermanos Novo Sampoll, toda esta tropa que perteneció a la Operación 40».

«Son ellos que se metieron a finales de los 70 en el tema de la droga… a tal punto que Sanjenis muere de una manera misteriosa. Según documentos desclasificados de la DEA, esta Operación 40 adopta varios nombres para desinformar. Sanjenis muere pero el mecanismo se queda… este mismo mecanismo que va  desarrollar todo el terrorismo contra Cuba, incluso en los años 90, en el cual se va apoyar la Fundación Nacional Cubano Americana».

«Son los mismos… tu los coges y lo mismo te encuentras con Félix Rodríguez Mendigutia, el asesino del comandante Ernesto Che Guevara, que te encuentras Luis Posada Carriles, que te encuentras José Dionisio Suarez, uno de los asesinos de Letelier… participando en todo lo que ellos denominaron la Guerra sobre los caminos del mundo».

Nacido en La Habana en 1940, Fabián Escalante Font dirigió la Seguridad de Estado desde 1976 hasta 1996 cuando pasó a retiro con los grados de General de División. Ha publicado varios libros en relación con  la guerra secreta de EE.UU. contra Cuba: La gran conjura, Proyecto Cuba, Operación Mangosta, Acción Ejecutiva, 1963: el complot.

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