«Es un delito de lesa humanidad lo ocurrido en esa época y el gobierno se reserva el derecho de una denuncia», dijo Álvaro Colom, presidente de Guatemala, ante las revelaciones de más de 1500 personas infectadas internacionalmente por Estados Unidos con sífilis y gonorrea. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 05:02 pm
El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, calificó como «un delito de lesa humanidad» los experimentos practicados por Estados Unidos al inocular enfermedades venéreas a guatemaltecos en los años 40 durante los gobiernos de Juan José Arévalo Bermejo y Harry S. Truman y que fueron financiados por la Oficina Sanitaria Panamericana, antecesora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
«Es un delito de lesa humanidad lo ocurrido en esa época y el gobierno se reserva el derecho de una denuncia», afirmó el gobernante en improvisada conferencia de prensa, al revelar que poco antes fue notificado por la secretaria de Estado estadunidense, Hillary Clinton, sobre los experimentos.
Las pruebas, efectuadas entre 1946 y 1948, llevaron a inocular enfermedades de transmisión sexual, conocidas como ETS, a cientos de guatemaltecos, entre soldados, presos, prostitutas y enfermos mentales, indicó Colom.
Los participantes en la investigación, unos 1 500, fueron alentados además a contagiar a otros y algunos de los que contrajeron sífilis luego no fueron tratados.
El mandatario guatemalteco calificó de «espeluznante y desagradable» la autorización del estudio, por lo que ordenó a los ministros de Salud, Defensa y Gobernación resguardar los archivos de esa época y crear una comisión que investigue esos delitos.
«Los investigadores y expertos conocían del trabajo, reconocían la naturaleza y lo antiético de la investigación, aunque estamos conscientes que no es una política de Estados Unidos y de anteriores administraciones, porque fue en una época lejana», puntualizó Colom, quien anunció que participará en la comisión.
La cancillería de Guatemala recibió ayer informes sobre experimentos llevados a cabo en Guatemala entre 1946 y 1948 por el doctor John Cutler, oficial médico del Servicio Público de Salud de Estados Unidos.
El procurador de Derechos Humanos guatemalteco, Sergio Morales, coincidió en que se trata de delitos de lesa humanidad que por su naturaleza continúan vigentes y se pueden sancionar legalmente, aunque llamó la atención sobre el «valor» de Estados Unidos para reconocer el crimen.
El titular de la Oficina de Derechos Humanos del arzobispado, Nery Morales, afirmó que los hechos son graves, por lo cual «no basta con pedir perdón», y el gobierno de Estados Unidos debe resarcir económicamente a familiares de las víctimas.
Por su parte, la OPS lamentó los experimentos, que recibieron financiamiento del ente precursor del organismo y de Estados Unidos.
Lamentamos profundamente las violaciones éticas reveladas y nos comprometemos a cooperar plenamente, en particular con Estados Unidos y Guatemala, para aclarar lo sucedido, señaló un comunicado de la OPS.
La OPS, cuyo ente precursor, la Oficina Sanitaria Panamericana, fue uno de los que financiaron el experimento, llamó a «garantizar que nunca se permita nuevamente que violaciones de la ética como estas tengan lugar en nombre de la salud pública».
La OPS afirmó que mantiene desde hace años «estándares éticos férreos para la investigación que patrocina o con la que se asocia a fin de prevenir tales abusos».
Obama pide perdón
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se comunicó personalmente con su homólogo de Guatemala en la tarde del viernes para expresar su «lamento profundo» en torno a la investigación realizada por el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, informó en un comunicado la Casa Blanca.
Obama «extendió una disculpa a todos los afectados» y reafirmó el compromiso de Estados Unidos de asegurar que toda investigación médica actual cumpla con normas legales y éticas internacionales y subrayó «el profundo respeto para el pueblo de Guatemala y la importancia de nuestra relación bilateral».
«Estamos indignados»: Hillary Clinton
Poco antes, la secretaria de Estado Hillary Clinton y Kathleen Sebelius, titular de Salud y Servicios Sociales (secretaría que anteriormente fue la del Servicio de Salud Pública, que realizó el experimento humano en los años 40), emitieron un comunicado conjunto declarando que ese estudio fue «antiético» y que «aunque estos sucesos ocurrieron hace más de 64 años, estamos indignados de que tal investigación reprochable haya ocurrido bajo el pretexto de la salud pública. Lamentamos profundamente lo sucedido y ofrecemos nuestras disculpas a todas las personas que resultaron afectadas por esas abominables prácticas de investigación. La conducta demostrada durante el estudio no representa los valores de Estados Unidos ni nuestro compromiso con la dignidad humana y el gran respeto hacia el pueblo de Guatemala».
Investigación en curso
Agregan que «en la actualidad, los reglamentos que gobiernan la investigación médica en seres humanos financiada por Estados Unidos prohíben este tipo de violaciones atroces». Aseguran que «estamos iniciando una minuciosa investigación con respecto a los detalles de este caso de 1946… A medida que avanzamos para comprender mejor este atroz suceso, reiteramos la importancia de nuestra relación con Guatemala y nuestro respeto por su pueblo, así como nuestro compromiso con las normas éticas más exigentes en la investigación médica».
Todo empezó cuando la profesora de historia médica Susan Reverby, del Wellesley College, descubrió archivos del difunto doctor John Cutler, un oficial del Servicio de Salud Pública de Estados Unidos, quien encabezó la investigación en Guatemala, cuyos resultados aparentemente nunca fueron publicados. Al parecer, la investigación fue financiada con una beca de los Institutos Nacionales de Salud (parte del Servicio de Salud Pública) a la Oficina Sanitaria Panamericana, hoy conocida como la Organización Panamericana de Salud.
En los archivos se documentó que unos 1 500 hombres y mujeres fueron expuestos a sífilis y gonorrea por diferentes vías, algunos por visitas de prostitutas infectadas a prisioneros hasta directamente inyectando a los sujetos, entre ellos pacientes en hospitales siquiátricos. La profesora Reverby sitúa la cifra de guatemaltecos infectados en 696.
A algunos se les ofreció penicilina, pero no se sabe cuántos fueron efectivamente tratados. No hay ninguna prueba de que los afectados otorgaron permiso consciente de las consecuencias y de hecho, muchos fueron engañados sobre lo que se les estaba haciendo. Según los archivos, el gobierno guatemalteco otorgó permiso para realizar la investigación.
La profesora Reverby primero se encontró con los archivos el año pasado y ofreció un discurso sobre los contenidos en un congreso de historiadores de medicina en mayo, donde un funcionario de salud del gobierno federal la escuchó. Compartió su hallazgo con el gobierno estadounidense en junio, cuando se inició una investigación que culminó con las disculpas oficiales a Guatemala hoy. A la vez, hizo público el resultado de su investigación, la cual se puede consultar en: www.wellesley.edu/WomenSt/Reverby%20Normal%20Exposure.pdf
El doctor Cutler, responsable del experimento humano en Guatemala, es el mismo investigador del gobierno que encabezó un estudio rastreando a 600 hombres afroestadunidenses en Alabama infectados por sífilis, entre 1932 y 1972, sin jamás ofrecerles tratamiento, algo que se convirtió en un escándalo nacional.
El gobierno de Estados Unidos declaró que todavía no ha determinado si se tomarán acciones para hacer algún tipo de reparación a las víctimas, ya que no se sabe cuántas aún están vivas, pero que se continuará investigando el caso.