MANAGUA, febrero 22.— El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ascendió en grado al mayor general Julio César Avilés Castillo y lo designó Comandante en Jefe del Ejército, en relevo del general de ejército Omar Hallesleven, quien pasó a retiro.
En una emotiva ceremonia concluida anoche en la sede de la Brigada de Infantería Mecanizada, en las afueras de esta capital, el mandatario, jefe supremo de las fuerzas armadas nicaragüenses, impuso a Avilés Castillo las insignias de General de Ejército, el grado máximo a que puede ascender un militar en Nicaragua.
El ascenso de Avilés Castillo y su designación para el nuevo cargo, se inscribe en el traspaso normal de mando en la jefatura del cuerpo castrense, previsto cada cinco años.
Con su nombramiento, Julio César Avilés Castillo se convierte en el quinto jefe del Ejército de Nicaragua tras el derrocamiento de la tiranía somocista, en 1979, y la disolución de la tristemente célebre Guardia Nacional formada por las tropas norteamericanas de ocupación en la década de los años treinta.
El General Humberto Ortega Saavedra lo comandó desde su creación hasta 1995 y, a partir de ese año, los jefes del Ejército se sucedieron por períodos quinquenales, en relevos que siempre se han hecho los 21 de febrero, en homenaje a la memoria del héroe nacional Augusto César Sandino, asesinado por la tiranía somocista ese día de 1934.
El nuevo Comandante en Jefe se desempeñó durante los últimos cinco años como jefe del Estado Mayor del Ejército, bajo el mando del general Hallesleven.
La ceremonia de traspaso contó con la asistencia de varios centenares de invitados, entre los que se encontraban dirigentes de los poderes del Estado y del gobierno, altos jefes del Ejército y de la Policía Nacional y representantes de sectores empresariales, productivos, de organizaciones sociales, así como delegaciones militares extranjeras y diplomáticos acreditados aquí, entre otros.
Tras el paso de revista a las tropas presentes en el acto, el presidente Daniel Ortega cerró la ceremonia con un discurso en el que destacó las raíces populares del Ejército, asentadas en las luchas de patriotas insignes como José Dolores Estrada, Benjamín Zeledón y Augusto C. Sandino.
Por eso, subrayó el mandatario, en Nicaragua no existe la más mínima posibilidad de un golpe de Estado, ni que los soldados vayan a disparar algún día contra los trabajadores, contra el pueblo.