CARACAS, Venezuela.—A solo 15 días de la realización aquí del referéndum consultivo a la Enmienda Constitucional, que permitiría una ampliación de los derechos políticos del pueblo y facilitaría a los funcionarios que hoy ocupan cargos de elección popular la posibilidad de volver a postularse, los que apoyan el SÍ —que son mayoría— se mantienen en las calles con la verdad a la mano, mientras los que optan por el NO olvidan las más elementales normas de civilidad y, como resultado de su desesperación, ya no solo engañan y meten miedo al pueblo venezolano, sino que intentan chantajear al Gobierno y sus instituciones y atacan sin pudor alguno al Poder Electoral del país.
El sector opositor, con el impulso «especial» del llamado Plan Puerto Rico, los medios de comunicación —convertidos en partidos políticos—, y haciendo uso de la violencia, insultan, atacan, distorsionan, confunden y manipulan descaradamente, como parte de un plan desestabilizador rumbo al próximo 15 de febrero, día en que más de 16 millones de venezolanos decidirán con su voto si aprueban o no la Enmienda Constitucional que les está planteando si le conceden o no al Presidente de la República, los gobernadores, diputados y alcaldes, el derecho a la postulación continua, y no como cacarean aquí, ante las cámaras de Globovisión, el camino «a la perpetuación del poder» o la «reelección indefinida».
Lo más reciente, y hasta escandaloso, en ese tejemaneje de los sectores de la oposición, ha sido la actuación perversa contra el Consejo Nacional Electoral. Según Tibisay Lucena, presidenta de la máxima autoridad electoral del país, «grupos pequeños, individuales», están atacando con total irrespeto al Poder Electoral, no solo con la intención de desprestigiarlo, sino también con el propósito de confundir, «no se sabe con qué intención», a los electores y electoras de esta nación.
Una de las distorsiones más irrespetuosas de los pitiyanquis, identificada por el CNE en los medios de comunicación es la que «hace suponer que todos los integrantes de los miembros de mesa son capaces de cometer actos fraudulentos». En ese sentido, Lucena le recordó a la oposición que los miembros de mesa son personas, electores y electoras, que cumplen con lo establecido en la ley, y que en cada proceso electoral el pueblo venezolano da lecciones de democracia y civismo al mundo entero.
Pero no basta con herir la autoestima y el orgullo venezolanos, sino que también cuestionan la confidencialidad del voto, la veracidad de las bases de datos oficiales del órgano electoral y hasta su capacidad para asumir el referendo aprobatorio de la Enmienda Constitucional.
Ante esas falacias, esa falta de argumentos y, sobre todo, de ética y de respeto, la Presidenta del Consejo Nacional Electoral le reiteró al país, las venezolanas y venezolanos, los actores políticos, las organizaciones e instituciones que hacen vida política y social, así como a los medios de comunicación, que el ente que ella rige realiza «un trabajo serio y responsable para garantizar, el próximo 15 de febrero, la expresión nítida del pueblo venezolano, a quien corresponde decidir los destinos de la nación».
Mientras llega ese momento, los movimientos sociales y políticos que respaldan al Gobierno de Chávez, que apoyan la opción del SÍ a la Enmienda, no bajan la guardia, siguen desplegados en todo el país, barrio por barrio, casa por cada, de tú a tú, por medio del Comando Nacional de Campaña por el SÍ Simón Bolívar, porque solo la victoria de los revolucionarios, bolivarianos y chavistas el próximo 15 de febrero, libraría a Venezuela, a las inmensas mayorías de este pueblo, de gente de esta calaña.
A punto de entrar en el «ataque final», como ya adelantó el líder de la Revolución, Comandante Hugo Chávez, que se denominaría a la última etapa de la campaña, las más recientes encuestas dan cuenta de que el 52,9 por ciento de los venezolanos votarían por el Sí a la Enmienda. Para que ese respaldo no se quede en casa, sino que se concrete en voto, este sábado tendrá lugar un simulacro nacional, durante el cual los bolivarianos revisarán su maquinaria electoral.