Conciencia y movilización son los retos de los revolucionarios bolivarianos frente a una oposición cuya única arma real es la mentira
CARACAS.— Después de la demostración de arraigo popular dada esta semana, la suerte de ensayo general electoral que se proponen los bolivarianos el próximo sábado será el segundo momento crucial del chavismo en la corta y, por eso, intensa campaña con vista al referendo.
La preparación de los detalles «técnicos» que aseguren la masiva votación de sus bases el 15 de febrero resultará tan definitorio para el SÍ como derrotar, en el lapso que media, las falacias de quienes quieren frenar la enmienda constitucional para, desde ya, asegurarse que Chávez no podrá aspirar a la reelección en 2012.
Tanto como en la toma previa de las calles, los batallones electorales bolivarianos deberán resultar eficaces con vista al 15 de febrero, en la concientización y movilización de los votantes.
El propósito opositor de atizar la violencia y usar a los estudiantes de las universidades privadas mostrándolos a Venezuela y al mundo como presunta fuerza joven por el NO perdió la pulseada del viernes, cuando manifestantes de uno y otro bandos recorrieron las principales arterias de Caracas. Veinticuatro horas después, el aporte de un día de haber para la campaña del PSUV volvió a teñir de rojo, este sábado, a las principales ciudades.
Sin embargo, ello no bastará frente a los manejos sucios de los anti-enmienda.
El esquema proselitista de una oposición que tiene los «cogollos» en las clases altas y cuyo «voto duro» no sobrepasa al de los seguidores de Chávez, apuesta a confundir para «robarse» el sufragio de las amplias masas que han recibido, a fin de cuentas, los mayores beneficios de los cambios que quiere profundizar la Revolución.
Por eso la manipulación sigue siendo la principal arma de esa rancia derecha, incapaz de sobreponerse a las derrotas que ha recibido desde su frustrado intento golpista de abril de 2002, como no sea porque ya tiene la convicción —les ha sido reiterada estos días— de que no hay futuro con la violencia.
Divididos y carentes de argumentos contra una enmienda que autoriza al Presidente —y a gobernadores, alcaldes y diputados nacionales y regionales— el derecho de volverse a postular, los viejos y «nuevos» partidos políticos opositores no pudieron frenar ni posponer el referendo, y se han resignado a aceptar el nuevo reto electoral, echando mano a la única arma real con que cuentan: la mentira.
Esa sigue siendo la estrategia en el abanico de ¡34 partidos! que esta semana, al cerrar el plazo fijado por el Consejo Nacional Electoral, se anotó en el Bloque del NO, sin que todavía sea visible la capacidad directriz del mal llamado Comando Angostura, anunciado estado mayor de su campaña.
Así como frente a la reforma constitucional de 2007 impusieron el miedo con falsedades tales como que se acabaría la propiedad privada, ahora quieren volver a abrir la puerta de los fantasmas en tanto usan el travestismo para «familiarizarse» mejor con el espectro chavista, tratando de reivindicar, falsamente, a la figura de Bolívar.
Embustes tales como el presunto carácter «dictatorial» de una enmienda que, según ellos, apunta a la «reelección indefinida» tratan de minar la confianza del pueblo, y hasta propalan entre los de abajo falsedades ridículas como que los padres perderán la autoridad de decidir el nombre con que bautizarán a su prole.
Es la misma estrategia con que se quiso derrotar en Cuba a nuestra Revolución, y que este domingo pretende frustrar la aprobación de una nueva Carta Magna en Bolivia.
Al tiempo que mantienen «en su poder» las calles, los bolivarianos están llamados a combatir el abstencionismo cerrando filas con Chávez, y salvaguardando las conciencias.