Evo y Lula: primó la comprensión. Foto: AP Los acuerdos no solo han sido estupendos por dotar a Bolivia de un precio «justo» —como lo ha denominado Morales—, al gas que exporta a la localidad brasileña de Cuiabá. Además —y puede que esto resulte aún más importante— los resultados del encuentro sostenido durante dos días por Lula y Evo, demuestran que cuando por encima de la ganancia neta priman la comprensión —que también nos hace solidarios— y el afán de complementación, hay buenos acuerdos.
Para quienes observan con esperanza la nueva y —real— «buena vecindad» que bajo esa filosofía se impone entre los países latinoamericanos, el saldo es gratificante.
No podía haberse cosechado otra cosa entre dos naciones que transitan, cada una a su modo, sus nuevos caminos; pero ambas urgidas por la deuda con sus pobres, y con buena parte del empeño puesto en mejorar la vida social.
Brasil, en el segundo mandato consecutivo de Luiz Inácio Lula da Silva, sigue con la mira puesta en el crecimiento. Bolivia, luego de un año de hacerse a la mar, está sumergida aún en las aguas profundas y no poco tormentosas de ese océano de transformaciones que se ha propuesto ejecutar. Para el joven gobierno del MAS, el dinero que reivindicará a los postergados pasa por la buena utilización de los recursos naturales, la principal riqueza del país.
Gracias a la nacionalización de los hidrocarburos —lo que ha implicado la difícil renegociación de todos los contratos— este año Bolivia recibirá ingresos ascendentes a 2 000 millones de dólares solo por ese rubro, confirmó el propio Morales a su vuelta de Brasil. Antes, explicó el mandatario a la prensa, se recibían no más de 240 millones. Y se incluyen ahí los 4,2 dólares que recibirá Bolivia en lo adelante por cada millón de BTU (Unidad Térmica Británica) que suministre a la termoeléctrica Gobernador Mario Covas, en Cuiabá, a la que envía un total de 2,8 millones de metros cúbicos, pues el resto del gas que exporta a Brasil ya estaba pactado bajo el nuevo precio, según detallan los despachos de PL desde La Paz.
Sin embargo, no se ha hablado solo de dinero, como reporta este viernes la prensa regional, y quedó sobre el tablero la posibilidad de que Brasil y su empresa energética Petrobras —una de las firmas extranjeras que dio puja cuando hubo que renegociar los acuerdos—, se vinculen ahora a la anunciada industrialización de los hidrocarburos bolivianos, mediante la construcción de un polo de gas químico ofrecido por Lula, entre otras propuestas.
En ese derrotero de industrializar, Evo ha dicho que los acuerdos de esta semana con su vecino, son decisivos.
Según la Agencia Boliviana de Información, los convenios con Brasilia suman una docena y abarcan no solo la esfera energética sino, también, la agricultura.
Entre ellos está la sugerencia brasileña de construir una hidroeléctrica binacional en el río Madera, y el compromiso de apoyar a Bolivia con vacunas contra la fiebre aftosa, y la entrega de maquinarias y otros equipos para los agricultores.
El saldo es auspiciador. Enhorabuena.