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La necesidad de fortalecer al Grupo de los 15 centró los debates de su cita cumbre en La Habana: una de las dos reuniones de alto nivel que precedieron a la que sostendrán hoy los Jefes de Estado y de Gobierno del Movimiento de Países No Alineados.

Con la adopción de un documento que deja clara la agenda para los próximos años, el XIII encuentro del G-15 concluyó sus sesiones anoche «con todo éxito», declaró Abdelaziz Bouteflika, presidente argelino y titular saliente de la agrupación.

Cuasi preámbulo de la Cumbre grande, esta del G-15, junto a la reunión de Países en Desarrollo sin Litoral, resultaron los primeros cónclaves a nivel presidencial celebrados aquí en el entorno de la XIV cita No Alineada.

Los G-15, dijo Bouteflika, extrajeron lecciones de la reunión y, aunque los calificó de modestos en relación con los problemas, consideró que los acuerdos adoptados constituyen un paso «que nos permitirá poner en práctica» lo expresado en el comunicado común con que cerraron los debates.

La inauguración había tenido lugar algunas horas antes con la presencia del General de Ejército Raúl Castro, primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Gobierno de Cuba quien, junto al presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el zimbawense Robert Mugabe; Abdelaziz Bouteflika, de Argelia; y el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, entre otros dignatarios, protagonizaron una de las dos sesiones de trabajo sostenidas este jueves.

Foro que no es ajeno al MNOAL y que se creó, precisamente, como resultado de una iniciativa surgida en el seno de ese Movimiento, Raúl había apuntado en la inauguración que son muchos y diversos los intereses que comparten los No Alineados y el G-15.

Respondiendo a la invitación que le fuera formulada a nuestro país para participar en el encuentro, el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros agradeció el gesto, dio cuenta del aprecio que dispensa Cuba a la especial atención brindada por el Grupo a los temas de «comercio y desarrollo, las finanzas, la cooperación Sur-Sur y la cooperación Norte-Sur», y manifestó la opinión cubana de que esa agrupación debía y podía fortalecer y actualizar su papel frente a los crecientes retos que representan el proceso de globalización y el desarrollo.

«El G-15, señaló, debe y puede actuar como catalizador de una mayor cooperación Sur-Sur y potenciarla hacia una mayor cohesión y solidez de los países en desarrollo en sus esfuerzos por alcanzar un diálogo Norte-Sur más fluido y positivo».

«Son muchos los retos que tiene ante sí el G-15, afirmó más adelante Raúl. Los países del Sur no tenemos otra alternativa que unirnos y emprender acciones concertadas para vencer los obstáculos comunes que enfrentamos», sentenció.

Según aseguraría Bouteflika después, existe la voluntad política para hacerlo.

Por su parte, el jefe de Estado de Irán, Mahmud Ahmadinejad, en su calidad de nuevo presidente del G-15, agradeció a los miembros la seriedad y responsabilidad con que se desarrolló el encuentro, y a Cuba y a Fidel por acoger la cita, al tiempo que dio fe de los esfuerzos que su país desarrollará desde su nueva responsabilidad, «al servicio de todos».

Apasionado y enérgico, Chávez había sido otro de los oradores en el encuentro del G-15, a cuyos integrantes exhortó a ir a las raíces y asumir el reto que dicta el momento actual, marcado por una crisis mundial que nos ubica, dijo, en una era postneoliberal. Más allá, señaló, una era postimperialista está asomando.

El Presidente de Venezuela reiteró que la razón «está de parte de quienes demandamos un cambio estructural profundo», y consideró que el G-15, poseedor de «un tremendo potencial» para convertirse en un sistema múltiple de motores que engarce la cooperación Sur-Sur, puede revivirse.

También reiteró el apoyo de Venezuela a Cuba ante las agresiones del Imperio, y formuló un llamado enérgico al Grupo para que brinde al pueblo y al Gobierno iraní todo el respaldo a su derecho de hacer uso pacífico de la energía atómica.

«Solo unidos podremos ser libres», sentenció Chávez.

Salvando las enormes diferencias numéricas que distancian al NOAL (118 países) y el G-15 (integrado por 19: Argelia, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Egipto, Jamaica, India, Indonesia, Irán, Kenia, Malasia, México, Nigeria, Perú, Senegal, Sri Lanka, Venezuela y Zimbabwe), podría decirse que el sustrato de sus desafíos es el mismo.

Las exhortaciones a la unidad y al fortalecimiento escuchados en la apertura de aquel encuentro, bien podrían volver a oírse hoy en el plenario.

Figura descollante entre los mandatarios presentes la víspera en el Palacio de las Convenciones, Evo Morales fue uno de los primeros oradores en la cita de los Países en Desarrollo sin Litoral, que sesionó de forma paralela al G-15.

Con su serena firmeza de siempre, el Presidente boliviano descartó que las recetas de libre comercio impuestas por los poderosos puedan compensar las desventajas que supone no tener salida al mar, y llamó a las naciones que, como Bolivia, están en esa situación, a desarrollar una vía alternativa erigida sobre un comercio justo y complementario. «Un comercio que decidan nuestros pueblos de manera soberana», puntualizó.

No ocultó los dolores que ser un país rodeado solo por tierra, entraña. «La salida al mar nos hubiera permitido poseer el doble del Producto Interno Bruto que tenemos hoy», confesó.

No obstante, expresó confianza en llegar a un entendimiento con Chile para obtenerla, mediante una «solución armoniosa, porque dos países vecinos y hermanos no pueden vivir en la eterna enemistad», dijo, en alusión a los hechos de la Guerra del Pacífico, hace 127 años, impulsada por intereses imperialistas, apuntó.

No obstante, significó que Bolivia no va a abandonar a las naciones sin costas. «Porque sabemos lo que significa para un país vivir sin salida al mar».

La cita había quedado abierta con la bienvenida que tributó a los participantes el vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba, Esteban Lazo, quien agradeció la invitación formulada a nuestro país para estar presente, y manifestó el apoyo cubano a las justas demandas de los países sin litoral.

En tal sentido, Lazo patentizó el respaldo a la necesidad manifestada por esas naciones de seguir promoviendo la cooperación Sur-Sur, la cooperación triangular y entre las organizaciones subregionales y regionales, para lograr la aplicación del programa de Acción de Almaty, que les permita forjar asociaciones con vistas a superar sus problemas.

Como recordó Lazo, de los 31 países que se encuentran en esa situación, 16 están clasificados también por las Naciones Unidas entre los países menos adelantados.

Los países sin litoral ocupan el 12,5 por ciento de la superficie terrestre y representan el cuatro por ciento de la población mundial. La suma de su PIB solo supone el 0,3 por ciento del total mundial y reciben solo el 0,34 por ciento de la inversión directa extranjera en el mundo.