Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un programa genocida presente y continuo contra Cuba

Se reúne el presidente Bush con el Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos , para ratificar el informe presentado en el año 2004 con el cual se busca el derrocamiento la Revolución cubana

Autor:

Juana Carrasco Martín

Foto: Roberto Suárez Ya es oficial, fue recibido por el presidente George W. Bush, y se le presentó en una reunión del Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos que tuvo un solo tema en la agenda: el Plan contra Cuba.

Las medidas adicionales al Plan Bush para la anexión de Cuba, ratifican el informe presentado en el año 2004 con la intención de derrocar a la Revolución y hacer sufrir con creces al pueblo cubano. Y aunque tiene muchas menos páginas que aquel, en sus poco más de 80 folios, se añaden acciones que recrudecen las presiones, y mucho más: tiene un capítulo secreto del que solo puede pensarse que está dedicado a la intervención, a la agresión militar, al asesinato de los líderes cubanos, de Fidel, a la guerra...

Mientras tanto, quizá no como ejemplo de la simpleza del presidente de un gobierno poco serio que hay que tomar muy en serio, sino como un paso para desviar la atención del peligroso y ultrajante plan contra Cuba, la Casa Blanca dio a conocer que George W. Bush salió de excursión para comer donuts (rosquillas)... y ningún periodista estadounidense pregunta qué es lo secreto, qué queda por revelar de una agresión que tiene ya casi medio siglo y ha sido infructuosa en su propósito.

Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Bruno Rodríguez Parrilla, viceministro primero del MINREX, y los periodistas Rogelio Polanco, Lázaro Barredo y Reynaldo Taladrid, desmenuzaron en Mesa Redonda Informativa conducida por Randy Alonso los puntos de un programa que reitera una decisión estadounidense discutida y puesta en blanco y negro durante la última semana del mes de diciembre de 1958: impedir el ascenso de la Revolución a toda costa.

El informe de ahora fue presentado por la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y el secretario de Comercio, Carlos Gutiérrez; tiene fecha 20 de junio de 2006, no puede ser encontrado en la página web del gobierno estadounidense aunque lo anuncia, y repite como media docena de veces que son medidas adicionales, ampliaciones, al Plan Bush de anexión de Cuba, presentado en mayo de 2004, que aseguran han estado aplicando con mucho éxito.

Alarcón señaló que el nuevo documento es parte de una política consistente contra Cuba aplicada por cada administración estadounidense desde el gobierno de Eisenhower, quien ordenó al director de la CIA, en época tan temprana como diciembre de 1958, no dar cuenta ni siquiera en el Consejo de Seguridad Nacional de los planes encubiertos contra Cuba.

Se trata de proseguir y acelerar el derrocamiento de la Revolución Cubana y ratifica dos cosas:

Primero, que los antiguos propietarios y latifundistas tendrán de vuelta sus propiedades, habrá desalojos masivos de los campesinos de sus tierras y de millones de sus viviendas, porque lo asegurará un grupo del gobierno de Estados Unidos creado para ello, la comisión federal para la devolución de las propiedades o comisión federal para la reconstrucción económica de Cuba, en cuyas encomiendas está también acabar con la seguridad social y privatizarlo todo.

Y segundo, dan como prioridad mayor la creación de un cuerpo represivo especial, que estaría bajo la organización y control del Departamento de Estado, que tendrá a su cargo aniquilar a militantes del Partido, funcionarios del gobierno, y hasta simpatizantes de la Revolución. «La lista será larga», reconocen los planificadores.

Por supuesto, se confirma la prohibición de los viajes a Cuba, del envío de remesas, de la redefinición bushiana del concepto de familia. Además de las medidas adicionales secretas, hay otras públicas y escandalosas, como el prohibir a terceros países exportaciones de equipos médicos que serían usados por Cuba en programas a gran escala de asistencia médica a extranjeros. Solo les faltó nombrar a la Operación Milagro, a la Brigada Médica Internacionalista Henry Reeve, a la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas.

Otras regulaciones del Plan Bush comentadas por Alarcón son realmente despiadadas, como apretar al Consejo Mundial de Iglesias para que no envíe artículos humanitarios al Consejo de Iglesias de Cuba, por ejemplo, una decisión que mereció ser denominada como incursión injustificada del gobierno de Bush contra la libertad religiosa y el calificativo de «espeluznante» por parte de una comunicación del Consejo Mundial de Iglesias.

DAN CONTINUIDAD AL BLOQUEO, RETOMAN LA INTERVENCIÓN

El viceministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez Parrilla, aseguró que el nuevo informe mantiene la política de propiciar un «cambio de régimen», y da continuidad o retoma la intervención, el bloqueo, las leyes Torricelli y Helms-Burton, destinadas todas a causar hambre y desesperación en el pueblo cubano.

Destacó la importancia del contexto, de la coyuntura en la que se lanza el informe, y por qué no puede catalogarse de casual que ahora se dé a conocer esta ampliación del Plan Bush.

Es reconocido el fracaso de la política contra Cuba, fortalecida por las votaciones continuas en la ONU reclamando el levantamiento del bloqueo, por su elección como Estado miembro del Consejo de Derechos Humanos y como presidente del Movimiento de los No Alineados, enfatizó. Cuando, además, se extienden los planes de cooperación médica con otros pueblos, avanzan la economía, la unidad y la solidez de Cuba, junto a los triunfos populares en Venezuela y Bolivia, los avances sociales en nuestro continente, la crisis del neoliberalismo y la presencia de una situación explosiva en la región.

El informe estadounidense habla de tomar acciones decisivas y directas, y recrudece las prohibiciones del bloqueo: importar y exportar a Estados Unidos —con la excepción restringida de alimentos—, recibir turismo, utilizar el dólar, recibir créditos, comerciar con subsidiarias norteamericanas, emplear el transporte marítimo, además del robo continuado e institucionalizado de marcas comerciales cubanas.

No hay una sola palabra que sea modificada, alterada o suspendida en este nuevo informe, que tiene también como tema clave el incremento de los fondos para la subversión, cierra cualquier grietita que pudiera haber quedado en el férreo bloqueo, busca una mayor concertación internacional, una coalición contra Cuba que sea capaz de endosar cualquier acción agresiva y de guerra contra la Isla.

Siete capítulos, además del secreto, tiene este complemento del Plan Bush que identifica también los sectores económicos en los cuales apretar más la mano: níquel, petróleo, turismo y los activos y fondos del país; además de definir otras acciones perjudiciales en extremo para la población cubana, en el supuesto de que lograran aniquilar al proceso revolucionario, al punto que reconocen que «causarían ansiedad» y serían «duros».

MUCHOS MILLONES PARA LA SUBVERSIÓN

Rogelio Polanco, director del periódico Juventud Rebelde, expuso que hay fondos voluminosos para el Plan Bush: 80 millones de dólares en dos años para financiar a la contrarrevolución en Cuba y desde el exterior, con lo que superan con creces lo aprobado hace dos años, y son fondos para gastarlos de inmediato.

Para el pago de mercenarios, por la vía de la USAID, de la NED y a través de la SINA: 31 millones de dólares; diez millones para becas y cursos de entrenamiento en ciudades de EE.UU. y el intercambio «académico» con los contrarrevolucionarios; 24 millones para «romper el bloqueo informativo», es decir para la manipulación y la desinformación que intentan con las transmisiones ilegales de radio y TV, además de eventos y conferencias.

Ahí no paran los millones. Hay 15 millones de dólares para los esfuerzos internacionales destinados a «apoyar a la sociedad civil». Ellos pagarán a la fundación de Aznar, a Radio Praga, a sus acólitos checos y polacos. Y adicionalmente no menos de 20 millones anuales para otras acciones contra Cuba mientras exista el gobierno revolucionario.

¿Cuántos fondos tendrá el acápite secreto? ¿De cuánto será el financiamiento por vías no públicas de la CIA para el terrorismo?

Lázaro Barredo, director del diario Granma, abundó en la guerra propagandística desde las mal llamadas Radio y TV Martí, donde el desenfreno de Washington ante el fracaso de esas transmisiones se traduce en poner más dinero a esos propósitos, y el soporte técnico de barcos, aerostatos, un avión militar C-130, y ahora hasta comprar un satélite para colocar la señal de la manera más efectiva para su guerra de agresión.

También incluyen el apoyo, entrenamiento y equipamiento de supuestos periodistas independientes en Cuba y un plan estratégico de comunicación. Y lo hacen en Cuba, que es un delito clarísimo y prueba de que no son independientes, subrayaba Ricardo Alarcón. Por su parte, el periodista Reynaldo Taladrid apuntaba que en su política de negar todo ingreso a Cuba, han establecido una fuerza de tarea interagencias que pretende mejorar la aplicación de las sanciones económicas, con la puesta en vigor de los títulos III y IV de la Ley Helms-Burton.

Buscan investigar y enjuiciar a empresas e individuos, denegar licencias comerciales a sus propios empresarios y agricultores, endurecer las regulaciones para la exportación de artículos humanitarios, perseguir los ingresos y activos de Cuba en el exterior. Y nada es futuro, todo es para hacer ahora, para atacar todo lo que signifique algo de mejoría para la economía de este país, intimidar a políticos y empresarios que reclaman hacer negocios con Cuba.

En resumen esto es una guerra económica global.

Estados Unidos, subrayaron los panelistas de la Mesa Redonda, con su obcecación habitual, está enfrascado en una política agresiva, hostil, unilateral, ilegal y criminal para la que necesita y busca cómplices, pero chocarán con todo el mundo con el que Cuba se relaciona y coopera.

Y sobre todo, les enfrentará la firmeza y decisión del pueblo cubano, al que no han podido debilitar, ni desencantar, ni doblegar por hambre con su política abiertamente genocida, porque en medio de las dificultades materiales ha dado el ejemplo histórico más grande de resistencia y sigue avanzando.

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