Todo este círculo vicioso es parte del contrato tácito establecido. Aceptar esta relación extramatrimonial implica que se atiende también a su otra relación
B.D.: Hace dos años mantengo una relación con un hombre casado. Al inicio, todo fue maravilloso. Con los meses aparecieron los problemas. En tres ocasiones hemos terminado: por mi voluntad, por discusiones, por su falta de atención, porque se olvida que necesito que esté a mi lado. Pero siempre terminamos volviendo, porque lo quiero, me suplica, promete ser especial, etcétera. Luego vuelve a alejarse. Ya no sé si seguir con él. Me molesto, pero cuando viene con besos y abrazos se me olvida. Él tiene 39 años y yo 29.
Es posible que aún quieras continuar sumergida en el embriagador olvido de sus besos y abrazos. Quizá valen toda la espera esos momentos de reconciliación, con la intensidad y las palabras que erotizan. Observa que ese éxtasis emerge del retorno posterior a cada ausencia.
Todo este círculo vicioso es parte del contrato tácito establecido. Aceptar esta relación extramatrimonial implica que él atiende también a su otra relación. Todo lo bello que sucede entre ustedes está vinculado también con ese contexto más amplio, donde existe otra mujer del otro lado.
Ya sabes lo que él es capaz de ofrecer y lo que puedes experimentar a su lado. No estás obligada a tomar una decisión mientras no comprendas bien qué sucede contigo, que por ahora elijes esperar el encantador rencuentro a cambio de quedar un poco sola el resto del tiempo.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Sicología clínica