La diferencia de años en la pareja solo es una desventaja si son subordinados los proyectos de uno a los intereses del otro Sobrecarga doméstica una forma de violencia sobre la mujer trabajadora Pregunte sin pena
Si un día me faltas no seré nada/y al mismo tiempo lo seré todo/porque en tus ojos están mis alas/y está la orilla donde me ahogo.Carlos Varela
«Mi familia no comprende esta relación... Creen que porque paso de los 40 años no tengo derecho a enamorarme, y mucho menos de alguien que tiene casi 20 años menos que yo».
«¡Ojalá él pudiera vestirse como las personas de mi edad! Pero sería solo eso lo que cambiaría, lo externo, porque internamente somos iguales. Figúrate que lo conocí a través de una pasión común, la filatelia; ambos tenemos la misma madurez, nos admiramos mutuamente y la pasamos muy bien, porque yo necesito una persona así: que me “promedie” la vida».
«Es cierto que no puedo mirar mucho hacia el futuro en este tipo de relación, ¿pero quién puede asegurar que dentro de cinco o diez todavía estará con la misma pareja? La diferencia de edad es solo un punto más contra el que se tiene que luchar en el amor: peor es cuando hay una diferencia marcada de intereses o de puntos de vista».
«Yo disfruto el día a día: cada llamada, cada rato juntos, cada poema que nos hacemos, cada detallito... Así han pasado ya cuatro años preciosos, y no han sido mejores porque algunos de nuestros más allegados no lo entienden, con lo cual sufren ellos y sufrimos nosotros».
«Hay quien nos dice: olvídense de ellos y ya... pero eso no es posible porque son personas a las que amamos mucho, seres importantes en nuestras vidas, aunque no lo son todo. Algún día tendrán que aprender que para ganarse su propia felicidad tienen que darles permiso a los demás para ser felices, cada quien a su manera».
«Esa gente que nos mira en la calle, y nos rechaza o se burla de nosotros, tal vez no ha vivido nunca con la intensidad que yo lo estoy haciendo ahora... Yo no lo busqué especialmente, ni siquiera lo esperaba, pero llegó, es lindo, y no voy a renunciar a ello para tener la aprobación del mundo».
«En definitiva, la felicidad no viene diseñada para un tipo único de pareja. Quienes no encuentran el amor en personas de su edad ¿tienen que renunciar a lo que estén sintiendo por alguien más joven, o mucho mayor, solo porque los demás no lo entienden o lo creen ridículo?».
«Es la sociedad la que inventa esas barreras, la que se asusta ante lo diferente. ¡Como si los amores no fueran siempre diferentes! Ninguna pareja se parece a otra; incluso una misma persona cambia con cada relación, y si es para mejor, ¿por qué no darle la bienvenida?».
¿MATEMÁTICA ENTRE ENAMORADOS?Por esta vez, Sexo Sentido no revela el nombre de sus entrevistados. No porque hayan pedido que así fuera, sino porque su historia es solo un botón de muestra entre las decenas que han llegado a la Redacción en los últimos meses, en busca de consejos o para reclamarnos porque este asunto ha sido poco abordado desde nuestras páginas.
Un joven nos escribía: «¿Qué puedo hacer para que ella me acepte de nuevo, para que enfrente a su hija y a su madre y les haga entender que no me importan los años que pasaron, sino los que pienso vivir a la sombra de su cariño?».
Generalmente el «pecado» no es otro que rebelarse ante los prejuicios, a veces bienintencionados, de quienes se toman el derecho de intervenir, criticar, obstaculizar o hasta prohibir un romance de la peor manera, acudiendo incluso al chantaje psicológico, con lo cual demuestran falta de tolerancia y buen entendimiento.
A juicio de varios lectores, la disparidad en la pareja puede constituir un espacio para el aprendizaje, pero la mayoría tienen sus reservas en cuanto a la duración de estas relaciones.
Todavía hay quienes consideran que un joven veinteañero no debe unirse a una mujer que roza o sobrepasa los cuarenta, porque ella «no podrá darle hijos, y luego él se va a sentir frustrado y va a reprochárselo».
Tal razonamiento obvia al menos dos argumentos importantes de nuestros días: primero, que no todos los hombres aspiran a fundar familia propia; y segundo, que gracias al desarrollo de los servicios de salud —o por intereses profesionales que impone la vida moderna—, cada vez son más las mujeres que paren su primer o segundo hijo ya pasados los 35 años, sin importarle la edad de su pareja.
Como estos fenómenos toman fuerza en nuestro tiempo, llaman también la atención de sexólogos en todo el mundo, quienes han colocado el tema en sus congresos, más preocupados por acompañar a estas parejas y apoyarlas ante la sociedad que por el hecho en sí, pues el amor no está contraindicado en ninguna etapa del ciclo biológico.
QUÉ IMPORTA SU EDADEl supuesto abismo generacional no es un obstáculo para construir una relación positiva, en la que ambos miembros «crezcan» juntos, cultivando el compromiso emocional, los afectos, las ideas en común, el cariño, la atracción y las preferencias que los unen.
Así lo afirma Ana María Cano, psicóloga del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), quien admite como posible desventaja de esta situación el hecho de que, con el decursar del tiempo, uno de los miembros de la pareja —casi siempre el más joven— desarrolle proyectos o intereses que quizá ya no agraden tanto o no sean lo primario para el de más edad.
«En la medida en que la gente ama más intensamente, también alcanza una calidad de vida superior y se convierte en un ser humano diferente. Lo importante es construir y fortalecer una relación basada en el amor recíproco», afirma Ana María y lo suscriben también lectores que con frecuencia se comunican con nuestra página por la vía electrónica.
Por eso cerramos con las palabras de Yanelis, una joven que compartió con nosotros sus reflexiones acerca de este tema:
«El tiempo solo es una magnitud que marca nuestro paso por la vida, pero que no define ni determina nada.
«Mientras existan esas pequeñas cosas que nos mantienen cada día con vida, como el cariño, el respeto, la delicadeza, la ternura y por supuesto el amor —que lo contiene todo y es capaz de desplazar muchas cosas que en ese momento no creemos importantes, entre estas la edad—; mientras dos personas sean capaces de cultivar, conservar y vivir una relación, no creo que exista argumento material que la obstaculice.
«La edad no determina la experiencia. Todos los días se aprende algo nuevo, y en ocasiones, de quienes menos nos imaginamos».