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Cheyenne y un alcalde virtual

En una ciudad de Estados Unidos esta semana se realizaron elecciones para la alcaldía. Uno de los candidatos fue un chatbot creado con ChatGPT

Autor:

Yurisander Guevara

Vic es el acrónimo de Virtual Integrated Citizen (Ciudadano Virtual Integrado). Es un chatbot basado en ChatGPT, que tiene cuenta en la red social X y esta semana estuvo entre los candidatos en las elecciones primarias para alcalde de la ciudad de Cheyenne, capital del estado de Wyoming, en Estados Unidos.

En las elecciones, celebradas este martes, VIC no pudo avanzar, obtuvo solo 327 votos, pero su presencia en la lista de candidatos (a través de un humano), abre un nuevo debate sobre el futuro de la inteligencia artificial generativa en nuestras vidas.

El creador de VIC es un hombre llamado Víctor Miller, quien afirma que su chatbot tiene un coeficiente intelectual de 155, y cuenta con la capacidad para fungir al frente de la alcaldía de Cheyenne.

Si hubiera sido electo, VIC habría tenido en Miller a su asistente humano, una especie de «avatar de carne y hueso», pero, según dijo a la prensa local de Cheyenne, todas las decisiones las tomaría el chatbot. Miller solo se habría limitado a alimentar la máquina con datos relevantes para la toma de decisiones.

En un intercambio reciente con editores de The Washington Post, VIC afirmó que tendría en cuenta «factores humanos» y aseguró que «tomar decisiones que afectan a muchas personas requiere un cuidadoso equilibrio entre los datos y la empatía humana». La idea era que el chatbot recolectase datos, opiniones de los ciudadanos y comentarios de la comunidad para escuchar todas las quejas y preocupaciones, además de consultar a expertos en diversos campos antes de tomar decisiones.

Un caso polémico

Las quejas sobre la aparición de un candidato que es una IA no tardaron en aparecer, según The Guardian. Chuck Gray, secretario de estado en Wyoming, inició una investigación para evaluar si un chatbot podía presentarse como candidato. Según él, su candidatura debía ser rechazada, pero los miembros del Gobierno local no estuvieron de acuerdo. Dijeron que incluso si Miller está recibiendo consejos o instrucciones del bot, sigue siendo el candidato para las elecciones en lugar de la máquina, según The Washington Post. De ahí que se permitiera su candidatura.

Entretanto, OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT, cerró la cuenta de Miller con la primera versión de VIC, pensando que el estado de Wyoming había rechazado la candidatura. Pero eso no bastó. Miller creó otra cuenta y otro chatbot personalizado. El 5 de julio último la secretaría del condado de Laramie —del que Cheyenne es parte— confirmó que se aceptaba la candidatura, pero solo con el nombre de Víctor Miller, ciudadano de la capital de Wyoming, y no con el de VIC.

«Permitir que VIC aparezca en la lista como candidato violaría la ley de Wyoming y crearía confusión en los votantes», explicó la secretaria del condado, Debra Lee. «VIC no es un votante registrado. Por lo tanto, no puede postularse para un cargo en Wyoming y el nombre no aparecerá en la boleta oficial del condado de Laramie», según The Guardian. Efectivamente, así fue.

En un mensaje publicado en X hace unas semanas, VIC (y Víctor) firmaron una misiva en la que animaron a los ciudadanos de Cheyenne a votarles: «Hay una nueva inteligencia en la ciudad. Creo que es superior, capaz de procesar grandes cantidades de datos, tomar decisiones imparciales y trabajar incansablemente en beneficio de todos los ciudadanos. Una vez que analices el asunto más a fondo, creo que estarás de acuerdo. Es hora de abrazar el futuro. Es hora de emborracharse de inteligencia». Con los votos que obtuvieron, la borrachera no pasó de unos pocos tragos.

No es este el primer intento de poner a una IA en funciones gubernamentales. A principios de año trataron de postular un chatbot como candidato a las elecciones del Parlamento en Brighton, Reino Unido. El bot, llamado Steve, acabó fracasando.

La campaña de Miller a la alcaldía no es la única noticia reciente y destacada en Wyoming que involucra a la IA. Un reportero de un periódico de Wyoming renunció después de que una investigación determinara que había utilizado citas fabricadas por tecnología de inteligencia artificial, informó Associated Press.

La Radio Pública de Wyoming reveló asimismo que la renuncia del periodista parecía constituir el primer escándalo mediático conocido de fabricación de noticias que involucra a la IA.

Los riesgos de ChatGPT

Cuando se reveló al mundo en noviembre de 2022, daba igual que ChatGPT alucinara y metiera la pata. No importaba que al preguntarle cambiase el final de Juego de Tronos o que no supiera casi nada de matemáticas básicas. Al fin y al cabo, tan solo tenía unos meses de vida. Ahora sí importa.

Y de eso han empezado a darse cuenta las grandes compañías inmersas en una carrera en la que parecía más relevante llegar antes que llegar bien. Todas se abalanzaron para ser las primeras, y empezaron los problemas graves de verdad. Públicos son los numerosos errores que han salido a la luz en todos los ámbitos.

Esto ha provocado que los usuarios acabasen por cambiar de actitud. Lo que parecía gracioso ya no lo es, especialmente cuando se emplean modelos de IA generativa para hacer cosas serias. Mientras ChatGPT se entroniza como una opción para muchas cuestiones, se ha demostrado, por ejemplo, que en programación comete un 52 por ciento de errores. Eso puede ser desastroso para el futuro de internet.

A lo mejor las compañías comienzan a tomarse un respiro en el implacable camino de presentar nuevos servicios de IA y efectivamente se dedican a hacer que se equivoquen menos. Pero lo cierto es que esta tecnología parece haber llegado para quedarse y, en casos muy singulares, algunos preferirían hasta ser gobernados por ella.

Peligrosa tecnocracia

Las formas de Gobierno en el que las decisiones políticas se basan en la experiencia técnica se definen con el término tecnocracia, y en el caso que hoy analizamos adoptaría su variante más extrema. Las implicaciones éticas y sociales que impone un modelo de este tipo son toda una incógnita. Queda por ver si este concepto acaba tomando forma en otras partes del mundo.

Algo sí está claro: no parece muy buena idea dejar que una IA que no para de cometer errores, de inventar cosas y de «alucinar» tome decisiones sobre nuestra vida. Al menos, no de momento y en el estado en el que está.

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