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Un premio por revertir cifras en conciencia

Guillermo Legañoa Martínez fue reconocido recientemente con el Premio Nacional de Medio Ambiente por sus sustanciales aportes en el campo de las estadísticas. Con él dialogó Juventud Rebelde, para conocer de cerca su obra en favor de la causa ambiental

Autor:

Alejandra Morejón Fuentes

La noticia lo tomó con una mezcla de sorpresa y profunda gratitud. No es un científico de laboratorio, sino un estadístico que, durante 25 años, ha tejido pacientemente la red de números que hoy protege el entorno ambiental cubano.

El Premio Nacional de Medio Ambiente, máxima distinción que otorga el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) en la actividad ambiental, fue entregado este 5 de junio a Guillermo Legañoa Martínez, Estadístico Nacional Superior de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).

Esta alta distinciónse otorga desde el2001 a empresas, centros y colectivos laborales, organizaciones, y personas naturales. Con el premio de este año se reconoció una consagrada trayectoria en el campo de las estadísticas medioambientales.

En su modesta oficina, rodeado de informes y calculadoras, comparte la historia detrás de su entrega para ofrecer al país los datos oficiales sobre medio ambiente. «Trabajé muchísimo, pero, sin maestrías ni doctorados, nunca pensé que este reconocimiento llegaría. Es un premio a la constancia, a esos 25 años dedicados a hacer visible lo invisible: el medio ambiente a través de los datos».

Su vínculo con la naturaleza viene de años atrás. Licenciado en Educación, en la especialidad de Geografía, encontró su pasión por la naturaleza desde bien temprano, algo que recuerda con orgullo.

Luego, como Estadístico Nacional Superior en la ONEI, inició el grupo de trabajo de estadísticas ambientales. Un campo que, para ese entonces, era casi virgen, sin la tradición de las estadísticas económicas o sociales, y con un gran desafío: «la información ambiental estaba –y está– muy dispersa en cuanto a las fuentes de información». 

Guillermo describe su labor como una constante construcción de relaciones. «Ha conllevado coordinar, relacionar con otras instituciones: el CITMA, el Ministerio de la Agricultura, el Ministerio de Energía y Minas, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, entre otros organismos productores de datos».

Su visión es clara, las estadísticas ambientales no son un añadido, sino una de las bases para la toma de decisiones. «La naturaleza es el sustento del desarrollo económico y social», enfatizó. «Es vital para el desarrollo sostenible, pero, a menudo, en las decisiones, se prioriza lo económico o lo social, y lo ambiental queda rezagado. Nuestro trabajo va encaminado también a cambiar esa tendencia».

Bajo su coordinación, la ONEI monitorea hoy un abanico crucial que tienen en cuenta las emisiones de gases de efecto invernadero, lluvias, estado de embalses, agua y saneamiento, bosques, biodiversidad, gestión de residuos, gastos en protección ambiental, entre otros indicadores clave. «Hemos logrado que, para proyectos internacionales, informes de país o cuestionarios, se utilice la información oficial, la fiable, la información de la ONEI».

Aunque satisfecho, Guillermo no elude los desafíos en su área: «La carencia de personal especializado en todos los niveles, por el deterioro de los recursos humanos en la red estadística». También menciona la urgencia de «establecer un marco de desarrollo de las estadísticas ambientales» para organizar la vasta información generada por múltiples actores.

Al hablar de referentes, muestra un profundo respeto por sus compañeros, pero especialmente por María Eugenia García San Pedro, su primera directora. «Ella me enseñó a trabajar la estadística con exigencia, a buscar que todo saliera lo mejor posible. Fuefundamental para crear el grupo de medio ambiente».

Su consejo para las nuevas generaciones es directo: «Que estudien mucho, se vinculen a proyectos, aprovechen el conocimiento de las redes sociales digitales, proyectos internacionales e instituciones científicas, se resume en una capacitación continua».

Sobre el futuro de la estadística ambiental de Cuba, explica que tiene que ser cada día mejor, no solo por el marco legal, sino por la voluntad política de incluir la información del sector en todas las decisiones. Su premio, insiste, es colectivo: «lo merecen muchísimos de mis compañeros de la ONEI».

Al despedirnos, con la vista ya puesta en las tablas de su computadora, queda claro que Guillermo no solo ha contadomediante los números el devenir ambiental del país; durante un cuarto de siglo, ha luchado para que Cuba lo cuentecon él. El reciente Premio Nacional, honra al hombre que ha hecho de la estadística un instrumento de construcción colectiva para la protección del hábitat que nos rodea.

Willy, como cariñosamente lo conocen sus compañeros y amigos, es un ejemplo de cómo la pasión, el compromiso y el trabajo silencioso pueden transformar realidades. Su historia nos invita a valorar la estadística ambiental no solo como números, sino como la voz que protege y guía el futuro de nuestra naturaleza y sociedad.

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