Un equipo de investigadores de las universidades de Dirham y Lancaster, en Estados Unidos, han demostrado un suceso del cual se sospechaba hace varios años: los fetos pueden bostezar dentro del útero de la madre.
Mediante el uso de imágenes de video en cuatro dimensiones, los científicos monitorearon y examinaron todas las veces que los fetos abrían sus bocas, y cuánto tiempo lo hacían.
De esta manera la pesquisa podía distinguir el bostezo, del no bostezo o la boca abierta, un fenómeno que otros expertos denominan simplemente la apertura bucal.
Un reporte de la BBC señala que Nadja Reissland, del Departamento de Psicología de la Universidad de Durham, en Carolina del Norte, quien dirigió esta tesis, dijo que la función e importancia de que los fetos bostecen todavía no se conoce, pero los resultados sugieren que podría estar unido al desarrollo fetal y conseguiría proporcionar indicios sobre la salud de los bebés aún no nacidos.
A diferencia de nosotros, los fetos no bostezan de forma contagiosa, ni bostezan porque tengan sueño. En su lugar, la frecuencia de esta acción en el vientre podría estar ligada a la maduración del cerebro en la gestación, destacó.
El estudio se realizó con ocho fetos femeninos y siete masculinos, de entre 24 y 36 semanas de gestación y encontró que las espiraciones bajaron a partir de las 28 semanas, y que no había una diferencia significativa en cuanto a la frecuencia del bostezo entre niños y niñas.
Pese a la discrepancia que existe entre quienes dicen que sí es un bostezo y los que aseguran que solo es un proceso de estiramiento natural, según otra investigación reciente se confirmó que se puede distinguir el bostezo por el tiempo en que el feto mantiene la boca abierta.
De modo que los estudios relacionados con este «suceso» continuarán hasta que se obtengan datos concretos.
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