Solo cinco años transcurrieron desde que tuvo lugar el primer reimplante de un miembro amputado en el mundo, hasta que, para sorpresa de muchos, un grupo de médicos realizó la primera operación de ese tipo en Cuba
Si tuviésemos la desdicha de presenciar un accidente donde una persona sufre la amputación de una de sus extremidades, seguramente uno de nuestros primeros pensamientos sería: «¿Podría volver a colocarse la parte perdida?».
Esa posibilidad de tratamiento quirúrgico —conocida como reimplante de extremidades— puede realizarse hoy bajo determinadas condiciones. Y todo gracias a los avances médicos, y al desarrollo de especialidades como la Angiología, la Ortopedia y la Traumatología, entre otras.
Al rememorar la historia de la técnica mencionada debemos reseñar hitos de la medicina moderna mundial.
Transcurría enero de 1963 cuando un trabajador de 27 años que laboraba en una fábrica china en la ciudad de Shanghái sufrió la amputación traumática de su mano derecha. Afortunadamente encontró la asistencia del doctor Chen Zhongwei, quien desde inicios de los años 60 del siglo XX estaba motivado por el desarrollo de técnicas de microcirugía y quien no vaciló en reimplantar la extremidad del obrero.
El hecho constituyó el primer procedimiento de este tipo realizado exitosamente en el mundo, en el Sexto Hospital Popular de Shanghái, considerado como un Centro Nacional de Traumatología dentro de la nación asiática. Se cuenta que pasaron cuatro décadas y que el paciente seguía trabajando con una mano reimplantada, la cual funcionaba bien.
Después del gran suceso el galeno chino continuó desarrollando reimplantes de extremidades, reconstruyó miembros y realizó injertos de nervios. Tal era su fama, que el grupo quirúrgico que dirigía había logrado realizar 1 100 reimplantes de dedos y extremidades en tan solo 20 años.
Durante una Conferencia Internacional de Cirugía de la Mano efectuada en 1978 en Rotterdam, Países Bajos, existió el consenso de catalogarlo como el Padre de la reimplantación.
Desde la realización del primer reimplante de mano en el mundo, en 1963, se realizaron todo tipo de experimentos, y se acrecentó el interés por las técnicas de reimplante.
Según nos cuenta en una conversación informal el profesor Alfredo Ceballos Mesa, prestigioso especialista cubano en Ortopedia y Traumatología, Doctor en Ciencias y académico, existían solo referencias teóricas en la literatura médica de entonces, y se carecía de experiencia práctica. Quizá por estas razones muchos podían considerar como algo imposible llevar a cabo algún intento en Cuba.
Trascendental, sin embargo, resultó ser un definitorio punto de giro: Cerca de las tres de la tarde del 22 de octubre de 1968, llegaba al Cuerpo de Guardia del Hospital Militar Carlos J. Finlay, de La Habana, un obrero de la construcción de 56 años con una amputación traumática del pie izquierdo.
El paciente llegó casi en estado de shock, sudoroso, frío y con un torniquete en el muslo izquierdo. Llevaba junto a él, según ha recordado el profesor Ceballos, el miembro amputado envuelto en papel de un saco de cemento.
En aquel momento el profesor Ceballos, jefe del Servicio de Ortopedia del Hospital Carlos J. Finlay, junto al profesor Brunet, jefe del Servicio de Angiología de hospitales militares, al conocer del paciente y examinarlo se plantearon una decisión a la tremenda: «¡Vamos a pegarlo!».
Se inició la operación a poco más de tres horas de haber ocurrido el accidente. Se constituyeron dos grupos quirúrgicos: Uno se encargaría de preparar el miembro amputado, mientras que el segundo se dedicaría al paciente.
La operación de reimplante en su conjunto duró hasta la media noche.
Nos ha contado el doctor Ceballos que era lógico que existieran escépticos que vaticinaban que «aquello se caería». A las 24 horas de la operación, sin embargo, pudieron apreciar la viabilidad del reimplante.
Después de una estadía hospitalaria algo prolongada, parecía aún sorprendente que aquel paciente —cuya identidad personal no se brinda respetando la voluntad del afectado— saliera del hospital caminando con sus dos pies. Su caso, revelado en 1969 en una publicación médica, causó admiración en muchas partes del mundo y fue un ejemplo más de la calidad de la Medicina cubana.
El titular de un artículo en una revista soviética de 1970 destacaba: «Triunfo de la Medicina cubana en dos piernas». Y era justo el enunciado: Cuba abría una nueva página en su historia de hitos por la vida.
Bibliografía consultada
Ceballos Mesa A., Brunet Pedroso P., Beauoallet Fernández P., Thompson Ford W., Toledo Requena R., Assef Yara J., et al. Reimplantación de una pierna. Revista Servicios Médicos (FAR). 1969; (Suplemento): 1-12.
Sitios web: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC404515/