La Mayor de las Antillas dispone de áreas intensivas municipales, unidades de cuidados intensivos para adultos, pediátricas y neonatales, así como unidades de ictus y coronarias
Cuba dispone de un sistema de urgencias médicas de carácter integral, que se extiende desde la comunidad, los consultorios y los policlínicos hasta las unidades de atención al paciente grave del nivel hospitalario, aseguró a JR Angela Hidalgo Sánchez, jefa del Departamento Nacional de Urgencias, Emergencias y Trasplante del Ministerio de Salud Pública.
La doctora explicó que este tipo de servicio es gratuito para toda la población de la Isla, y quienes lo requieran solo necesitarán de un proceso de evaluación, coordinación y decisión médica a través de varios subsistemas.
Para ello la Mayor de las Antillas tiene 122 áreas intensivas municipales, 56 unidades de cuidados intensivos para adultos, 35 pediátricas y 40 neonatales, además de otras 61 para emergencias, 22 unidades de ictus y 20 coronarias, señaló.
En 2012 fueron atendidos en las áreas intensivas municipales 7 461 pacientes, con una disminución de la letalidad por infarto agudo del miocardio y de la enfermedad cerebro-vascular.
Hidalgo Sánchez explicó que en el caso de las letalidades por asma bronquial, y las complicaciones agudas del diabético se registró también una disminución, dada la especialización de este sistema de urgencia.
Hidalgo Sánchez significó que el mismo tiene como misión mejorar la calidad de la atención al paciente receptor de estos servicios en el menor tiempo posible, brindada por un personal médico y paramédico con elevado desarrollo científico-técnico.
Ello es posible, en gran medida, gracias a la profesionalidad con dominio de los procedimientos técnicos, medios diagnósticos y terapéuticos de avanzada, todo lo cual eleva la satisfacción de la población y la calidad de la asistencia, abundó.
El sistema de urgencia médica de Cuba dispone de 921 ambulancias en todo el país, con prioridades que garantizan el traslado gratuito de pacientes hasta los lugares de difícil acceso, aunque aún no están satisfechas todas las necesidades en cuanto a la población general.
Otro aspecto de trascendente impacto —comentó— es el programa de donación y trasplante de órganos, el cual desde inicios de la década de los 70, hasta la fecha, acumula más de 5 000 operaciones, con resultados de sobrevida similares a los del Primer Mundo.
Como parte del mismo, con respecto a años anteriorses se elevó el número total de trasplantes de córnea, así como el de células hematopoyéticas (células inmaduras que al desarrollarse forman los componentes de la sangre) y el de los renales de donante vivo.
Entre los retos de este sistema se destacan la implementación y adherencia a los protocolos diagnósticos y terapéuticos, y la disminución del tiempo de respuesta para las emergencias.
A ello se suma la necesaria acreditación del ciento por ciento de las áreas intensivas municipales; elevar el número de trasplantes de órganos sólidos; incrementar el trasplante renal de donante vivo y de donante añoso, así como actualizar el programa de la residencia de la especialidad.
Los cuidados intensivos en Cuba se iniciaron a finales de los años 60 y principios de los 70 del siglo pasado, recordó Cristina Luna, vicetitular del Ministerio de Salud Pública, a propósito de la celebración del VI Congreso Internacional de Urgencias, Emergencias y Cuidados Intensivos, Urgrav 2013, que sesionó esta semana en el Palacio de Convenciones, en la capital.
Comentó que esos servicios comenzaron en el Hospital Pediátrico William Soler, de la capital, y posteriormente se extendieron a instituciones para adultos en la misma provincia y en las de Villa Clara y Matanzas, hasta completarlos en 64 hospitales del país.
El modelo de medicina familiar, desarrollado desde 1984, contribuyó a articular la atención a las urgencias y emergencias y a su continuidad en todos los niveles, y se fortaleció desde 2005, con la creación de las áreas intensivas municipales, radicadas en policlínicos con estructuras asistenciales capaces.
Explicó que, con la aprobación en el año 2000 de la Medicina Intensiva y Emergencia como especialidad, la formación de los recursos humanos ha permitido asumir con mayor eficiencia el trabajo en esas unidades.