Las primeras imágenes del mayor telescopio de la historia captan horizontes de estudio jamás alcanzados
No hay otra cosa de la que hablar esta semana. Es cierto. Estamos todos enamorados. Y hasta los que no sentían mucho por la astronomía andan por ahí comentando el mismo tema. Señores, es que el James Webb nos ha sacado las emociones con esas fotazas del universo como nunca lo habíamos mirado antes.
Se trata del telescopio más potente que se haya creado, así es. Y como hace muy poco tratamos en esta columna sobre el proceso de creación, y afinamiento, ahora podemos dedicarnos a repasar que muestran realmente las imágenes reveladas este martes.
Lanzamiento del Telescopio Espacial James Webb. Foto: NASA/Bill Ingalls
Las primeras observaciones del Telescopio James Webb fueron seleccionadas por un grupo de representantes de la NASA, la Agencia Espacial Europea, la Agencia Espacial Canadiense y el Instituto de Ciencias del Telescopio Espacial.
Estas primeras imágenes y espectros marcan el inicio de las operaciones científicas del telescopio más grande y potente jamás lanzado al espacio, con el cual los astrónomos de todo el mundo tendrán la oportunidad de observar desde objetos dentro de nuestro propio sistema solar hasta el universo primitivo, todas las fases del cosmos para estudiar su formación como nunca antes se ha podido hacer.
Las fases cósmicas son difíciles de capturar, pero la extrema sensibilidad de Webb pueden documentar incluso esos detalles.
El Telescopio Espacial James Webb ha logrado captar viveros estelares emergentes y estrellas individuales en la Nebulosa de Carina nunca vistos antes por las observaciones del Hubble, su digno predecesor.
La foto es resultado de la combinación de las dos cámaras del telescopio para crear una imagen nunca antes vista de una región de formación estelar en la Nebulosa de Carina. Capturada en luz infrarroja por la cámara de infrarrojo cercano (NIRCam) y el instrumento de infrarrojo medio (MIRI), la foto revela áreas previamente invisibles del nacimiento de estrellas, el borde de una región cercana y joven de formación estelar conocida como NGC 3324. Llamado Acantilados Cósmicos, este borde de una gigantesca cavidad gaseosa está aproximadamente a 7 600 años luz de distancia, según revela National Geographic.
Se trata de un grupo compacto de galaxias ubicado en la constelación de Pegaso. La imagen resultante logró atravesar la capa de polvo que rodea el centro de una galaxia para revelar la velocidad y la composición del gas cerca de su agujero negro supermasivo.
Esto permite que los especialistas tengan en detalle sin precedentes, un acercamiento a cómo las galaxias que interactúan desencadenan la formación de estrellas entre sí y las reacciones gaseosas en estas.
Constituye la imagen infrarroja más profunda y nítida del Universo distante que jamás se haya tomado, y se obtuvo en solo 12,5 horas.
En ella apreciamos al cúmulo de galaxias SMACS 0723 tal como era hace 4 600 millones de años, momento en que aproximadamente tanto el Sol como el sistema solar comenzaban a formarse.
La foto mostró las capacidades de Webb para estudiar campos profundos y rastrear galaxias hasta el comienzo del tiempo cósmico, explica National Geographic.
La observación detallada del Telescopio Espacial James Webb de este planeta caliente e hinchado fuera de nuestro sistema solar llamado WASP-96b tiene tal nivel de detalle que se puede evidenciar la presencia de agua, neblina y nubes en la atmósfera del planeta, nunca antes detectados.
Es un primer paso que abrirá el estudio de la composición de otras atmósferas planetarias, explicaron los expertos en la presentación.
La Nebulosa del Anillo Sur, retratada en luz infrarroja cercana (a la izquierda) y en luz infrarroja media, muestra el remanente de una estrella como nuestro Sol que tras despojarse de sus capas externas dejó de quemar combustible a través de la fusión nuclear.
Esas capas exteriores ahora forman los mantos que envuelven a la estrella y se aprecian en la imagen con una claridad sobrecogedora.
Esta nebulosa planetaria, una nube de gas en expansión que rodea a una estrella moribunda, se encuentra a unos 2 000 años luz de distancia. Los poderosos ojos infrarrojos de Webb traen una segunda estrella moribunda a la vista por primera vez.
Ahora, las capas de polvo que desprende una estrella al envejecer es analizable de maneras insospechadas.