El Cafetal Angerona es famoso por ser testigo del idilio entre el emigrante alemán Cornelio Souchay, quien compró los terrenos y echó a andar la plantación en 1813
A la altura del puente de Cayajabos, en Artemisa, se hallan las ruinas del Cafetal Angerona, famoso por ser testigo del idilio entre el emigrante alemán Cornelio Souchay, quien compró los terrenos y echó a andar la plantación en 1813, y Úrsula Lambert, una negra nacida libre. Ubicado en la Sierra del Rosario, era parte del patrimonio cafetalero pinareño hasta 1976.
El Cafetal Angerona fue una prospera plantación de café, con las instalaciones para el procesamiento del grano y una enorme hacienda, mantenida mediante el trabajo de negros esclavos.
Su dueño vivía en una casa señorial situada en el frente de la hacienda.
Era una construcción neoclásica, estilo expresado en el ritmo de los arcos y columnas de las fachadas, con grandes vanos y puertas para adecuarse a las características ambientales y climáticas del lugar.
Según la historia la mansión y el cafetal fueron visitados por artistas, pintores, grabadores, escritores y hombres de negocios.
Entre ellos estuvieron Cirilo Villaverde, José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero, Ramón Zambrana y su esposa Luisa Pérez de Zambrana, el reverendo norteamericano Abiel Abbot, Wetherman y la Condesa de Merlín, entre otros.
El nombre de Angerona es debido a una diosa de la mitología romana, que era la deidad del silencio y la fertilidad de los campos.
El Cafetal comenzó a funcionar poco después del 12 de agosto de 1813, fecha en que el emigrante alemán Cornelio Souchay compró los terrenos donde se asienta.