Hace alrededor de tres semanas se publicaron noticias e imágenes de ciudadanos haitianos lanzando piedras y protestando indignados contra las fuerzas de la MINUSTAH, acusándola de haber transmitido el cólera a ese país a través de un soldado nepalés.
La primera impresión, si no se recibe información adicional, es que se trataba de un rumor nacido de la antipatía que toda fuerza de ocupación provoca.
¿Cómo podía probarse eso? Muchos de nosotros no conocíamos las características del cólera y sus formas de transmisión. A los pocos días cesaron las protestas en Haití y no se habló más del asunto.
La epidemia siguió su curso inexorable, y otros problemas, como los riesgos derivados de la contienda electoral, ocuparon nuestro tiempo.
Hoy llegaron las noticias fidedignas y creíbles de lo que realmente había ocurrido. El pueblo haitiano tenía sobradas razones para expresar su indignada protesta.
La agencia de noticias AFP informó textualmente que: “El renombrado epidemiólogo francés Renaud Piarroux dirigió el mes pasado una investigación en Haití y llegó a la conclusión de que la epidemia fue generada por una cepa importada, y se extendió desde la base nepalí” de la MINUSTAH.
Otra agencia europea, la EFE, por su parte divulgó que: “El origen de la enfermedad se encuentra en el pequeño pueblo de Mirebalais, en el centro del país, donde los soldados nepalíes asentaron su campamento, y apareció pocos días después de su llegada, lo que prueba el origen de la epidemia…”
“Hasta ahora, la misión de la ONU en Haití (MINUSTAH) ha negado que la epidemia entrara de la mano de sus cascos azules.”
“…el doctor francés Renaud Piarroux, considerado uno de los principales especialistas del mundo en el estudio de la epidemia de cólera, no deja dudas del origen de la enfermedad…”
“El estudio fue encargado por París a petición de las autoridades haitianas, indicó un portavoz diplomático galo.”
“…la aparición de la enfermedad coincide con la llegada de los soldados nepalíes que, además, proceden de un país donde hay una epidemia de cólera.
“De otra forma no se explica la eclosión tan repentina y fuerte del cólera en un pequeño pueblo de pocas decenas de habitantes.
“El informe analiza también la forma de propagación del mal, ya que las aguas fecales del campamento nepalí eran drenadas al mismo río del que toman el agua los habitantes del pueblo.”
Lo más sorprendente que hizo la ONU fue, según comunicó dicha agencia, el “…envío de una misión de investigación al campamento nepalí, que concluyó que ese no podía ser el origen de la epidemia.”
Haití, en medio de la destrucción del terremoto, la epidemia y su pobreza, no puede prescindir ahora de una fuerza internacional que coopere con una nación arruinada por las intervenciones extranjeras y la explotación de las transnacionales. La ONU no solo debe cumplir el elemental deber de luchar por la reconstrucción y el desarrollo de Haití, sino también con el de movilizar los recursos necesarios para erradicar una epidemia que amenaza con extenderse a la vecina República Dominicana, el Caribe, América Latina y otros países similares de Asia y África.
¿Por qué la ONU se aferró en negar que la MINUSTAH trajo la epidemia al pueblo de Haití? No culpamos a Nepal, que fue en el pasado colonia británica, cuyos hombres fueron utilizados en sus guerras coloniales y hoy buscan empleos como soldados.
Indagamos con los médicos cubanos que hoy prestan sus servicios en Haití y nos confirmaron las noticias transmitidas por las mencionadas agencias de noticias europeas con notable precisión.
Hago una apretada síntesis de lo que nos comunicó Yamila Zayas Nápoles, especialista en medicina general integral y anestesiología, directora de una institución médica de 8 especialidades básicas y los medios diagnósticos del proyecto Cuba-Venezuela, inaugurado en octubre de 2009 en el área urbana de Mirebalais, con 86 000 habitantes, en el Departamento Norte.
El sábado 15 de octubre ingresaron 3 pacientes con síntomas diarreicos y deshidratación aguda; el domingo 16 ingresaron 4 con similares características, pero de una misma familia, y tomaron la decisión de aislarlos y comunicar a la misión lo ocurrido; el lunes 17 sorpresivamente ingresaron 28 pacientes con síntomas similares.
La Misión Médica envió con urgencia un grupo de especialistas en epidemiología que tomaron muestras de sangre, vómitos, heces fecales y datos, que se enviaron con urgencia a los laboratorios nacionales de Haití.
El 22 de octubre estos informaron que la cepa aislada correspondía a la prevaleciente en Asia y Oceanía, que es la más severa. La unidad nepalesa de los cascos azules de las Naciones Unidas está situada en las orillas del río Artibonite, que atraviesa la pequeña localidad de Méyè, donde surgió la epidemia, y Mirebalais, donde se extendió después rápidamente.
A pesar de la forma súbita en que apareció el cólera en el pequeño, pero excelente hospital al servicio de Haití, de los primeros 2 822 enfermos atendidos inicialmente en áreas aisladas del mismo, fallecieron solo 13 personas, para una tasa de letalidad del 0.5%; con posterioridad, al crearse en lugar aparte el Centro de Tratamiento del Cólera, de 3 459 enfermos, fallecieron 5 casos de pacientes muy graves, para el 0.1%.
La cifra total de enfermos de cólera en Haití ascendía hoy martes 7 de diciembre a 93 222 personas, y el índice de pacientes fallecidos alcanzaba la cifra de 2 120. Entre los atendidos por la Misión Cubana ascendía a 0.83%. El índice de fallecidos en las demás instituciones hospitalarias es de 3.2%. Con la experiencia adquirida, las medidas adecuadas y el refuerzo de la Brigada “Henry Reeve”, la Misión Médica Cubana, con el apoyo de las autoridades haitianas, se ha propuesto asistir a cualquiera de las 207 subcomunas aisladas, de modo que ningún ciudadano haitiano carezca de asistencia frente a la epidemia, y muchas miles de vidas puedan preservarse.
Fidel Castro Ruz
Diciembre 7 de 2010
6 y 34 p.m.