La XIV Conferencia Cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno del Movimiento no solo reivindicó su razón de ser. También consiguió actualizar los derroteros a la circunstancia actual —probablemente más peligrosa que hace 50 años. Y ha concluido con una guía para la acción que, por primera vez, también queda definida.
En su reciente discurso pronunciado en la Oficina Oval de la Casa Blanca, el pasado 11 de septiembre de 2006, el presidente norteamericano George W. Bush declaró: «Los días posteriores a los ataques del 11 de septiembre, prometí usar todos los elementos del poder nacional para combatir a los terroristas dondequiera que los encontráramos».
De las frases más absurdas que haya dicho en su vida George Jr., Emperador del Disparate, hay una registrada en el 2001 que, a pesar de todo, no le quedó tan mal: «Estamos empeñados en trabajar para llevar el nivel de terror a un nivel aceptable para ambas partes». En eso está desde entonces, tratando de demostrar que Estados Unidos es tan o más terrorista que el peor de los terroristas.
Este periodista tiene quien le escriba. Los temas de las últimas semanas los he tomado, en mayoría, de las sugerencias de los lectores. Y he de advertir, nuevamente, que no voy a competir con mi vecino José Alejandro Rodríguez y su Acuse de recibo. Coloquiando no denuncia problemas. Simplemente aprovecha los planteamientos para conceptualizarlos editorialmente. De modo, pues, que hoy citaré fragmentos de una carta firmada, aunque silenciaré el nombre de la remitente: ha pedido discreción. La comprendo. Y respeto su deseo.
Es el cuento de nunca acabar, oportunamente filtrado a los periodistas de Miami, que se cocinan en su salsa. Ni una palabra mas allá de The Miami Herald, aunque la noticia es una bomba: la Casa Blanca ha creado en secreto cinco grupos interagencias para monitorear a Cuba, que funciona como un gabinete de guerra acuartelado en las oficinas del Departamento de Estado desde el 31 de julio —fecha en que se dio a conocer la enfermedad de Fidel.
Me había preparado para verlo, pero la realidad fue mucho más fuerte. Incluso le llevaba de regalo un ordenador de viaje. Es decir una suerte de cartuchera de cuero argentino, que en su interior tiene espacios predeterminados para papeles, tarjetas, pasaje, pasaporte, anotaciones varias, todo lo que necesita un viajero. Sé muy bien que Fidel Castro no lleva tarjetas de crédito ni dinero en sus travesías por el mundo, pero el modesto presente encerraba un mensaje subliminal: «Espero que pronto esté bien para volver a viajar».
El quinto aniversario del 11 de Septiembre (11-S) está bañado de devastación, sufrimiento, crimen y corrupción, todo a nombre de la «libertad», bajo la cual se han cometido en los últimos años graves violaciones del derecho internacional, en particular de los derechos humanos.
Es época de bonitos gestos vacíos. Mientras Laura Bush se seca las lágrimas con un pañuelito blanco, George Jr. tropieza con las palabras y hace pucheros en el homenaje a las víctimas del 11 de septiembre, en el que anuncia que seguirá la guerra contra el terrorismo y repite el «Dios bendiga a América» con el que ha terminado más de un discurso al país, tras los atentados terroristas que golpearon a los Estados Unidos en el 2001.
EL 11 de septiembre, dos palestinos murieron en la Franja de Gaza y en Cisjordania. Aunque tal vez «murieron» no es el término más exacto. En Palestina, frecuentemente las personas no mueren en una cama. Más adecuado es decir que un adolescente fue asesinado en el barrio gazano de Shauka, bajo la artillería pesada israelí, y que un hombre de 55 años fue ultimado por una unidad especial sionista en Jenín.
Hay que decir que no siempre el optimismo es mejor que el pesimismo, ni más constructivo, ni más eficaz. Si un ser humano está desarmado en medio de la selva con un león delante, es preferible ser escéptico frente al porvenir inmediato, que irrazonablemente optimista: es más probable que el león se coma al panglossiano que cree en la bondad innata de los leones africanos, que al pesimista que desde el primer instante buscará la forma de escapar.