Los círculos infantiles celebran este 10 de abril su cumpleaños 64. Y aunque todo no es felicidad, siguen cumpliendo la misión por la cual fueron creados: no solo cuidar de los menores para que la familia pueda dedicarse plenamente al trabajo, sino también realizar una labor educativa desde la primera infancia.
Varias generaciones de cubanos han crecido en sus salones, donde las educadoras o «seños» han preparado a muchos para una vida plena y feliz. Se trata de instituciones altamente valoradas por las mujeres trabajadoras y por toda la sociedad cubana, al resultar lugares ideales para que los niños desarrollen hábitos y habilidades, realicen juegos de roles que les enseñen sobre las más diversas profesiones y oficios, incentiven la imaginación, y permitan la socialización con otros pequeños.
El Líder Histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, fue el máximo impulsor de la creación de estas instituciones, pues después del triunfo de 1959 se necesitaba que la mujer se incorporara a muchas tareas del país.
El proyecto fue entregado a Vilma Espín, quien presidía la Federación de Mujeres Cubanas. El objetivo fue cumplido cabalmente: crear lugares donde los pequeños sintieran el amor de quienes los cuidaban, los protegían y los formaban en los más puros sentimientos y valores.
Los círculos Camilo Cienfuegos, Ciro Frías y Fulgencio Oroz fueron los tres primeros centros inaugurados en La Habana, aledaños a barrios pobres y creados justamente una semana antes de la invasión mercenaria por Playa Girón.
Hoy la situación económica del país limita la creación de nuevos planteles de este tipo; pero se han buscado alternativas como las casitas infantiles. Datos del Ministerio de Educación del mes de febrero precisaban que el país cuenta con 1 100 círculos infantiles y 156 670 capacidades.
En 2024 se recuperaron siete salones y este año se continúa ese trabajo para elevar las posibilidades de atención a un mayor número de infantes entre uno y seis años de edad, pues muchas de estas instalaciones poseen aulas de Prescolar.
Aunque la Educación Prescolar no es obligatoria, las autoridades educacionales hacen hincapié en las familias para que el menor tenga alguna atención especializada, ya que lo ayuda a su posterior inserción en la vida escolar. Es el programa Educa a tu hijo, creado en 1992, que se coordina en los barrios, el que permite atender a la mayor cantidad de pequeños.
En febrero último, en todo el país sumaban 266 casitas infantiles, con una capacidad de 7 850 niños; la mayoría de ellas pertenecen al sector empresarial. Todas se han erigido bajo la dirección y el esfuerzo de los propios trabajadores de los organismos, siempre con el acompañamiento y la orientación de los ministerios de Educación y Salud Pública.
Y no se puede olvidar que hay trabajadores por cuenta propia que realizan esta labor, también supervisada para que se realice con el rigor, la higiene y el bienestar necesarios.
Sumando todas las opciones que se han creado e incluyendo las aulas de Prescolar en las escuelas primarias, más del 95 por ciento de los niños en edades tempranas reciben algún tipo de atención especializada, pues si algo ha demostrado nuestro proyecto social a lo largo del tiempo es la invariable prioridad y atención directa que se brinda a nuestros infantes, a sus madres y a la familia, como muestra del espíritu humanista de la Revolución Cubana.