Cuando finalizó el proceso de consulta popular sobre el proyecto del Código de las Familias, muchos creyeron que ya se habría aprobado como ley, y no fueron pocos los que mostraron su malestar al decir que no entendían lo que había pasado hasta ese instante.
Creo que es bueno dejar claras algunas cuestiones, pues lo que hicimos en las circunscripciones no fue la aprobación del texto, sino el debate sobre lo que queríamos poner, quitar o cambiar: preguntamos lo que no entendíamos y dijimos si estábamos a favor o en contra de su contenido.
Los juristas, estudiantes de Derecho y miembros de las Comisiones Electorales que facilitaron ese diálogo estaban para explicar los elementos del proyecto, no para decir que eso era lo que se iba quedar. Esa consulta popular permitiría ir construyendo la Ley entre todos y todas.
El texto que usted leyó en el tabloide o descargó desde internet no era el definitivo. ¿Por qué? Porque las opiniones recogidas entre el 1ro. de febrero y el 30 de abril pesaron en la comisión redactora, y muchas se integraron para que su contenido responda, aún más, a nuestra sociedad. Claro, esas incorporaciones fueron sobre la base de lo necesario y no a partir de algún capricho personal, que también los hubo.
Todavía el nuevo Código de las Familias no es ley en acción. El código vigente es el de 1975. Será en septiembre cuando se decida, a través del voto popular, si respaldamos lo nuevo o nos quedamos con el actual, que ya tiene 46 años. Por eso es importante votar de manera responsable y bien pensada, ya sea por el sí o por el no…
¿Y por qué votar sí existiendo un no? Pudiéramos ignorar los muchos años de investigación acerca de las problemáticas familiares y el esfuerzo para redactar la normativa jurídica que más se adecua a lo legislado en el mundo, con un marcado sello cubano y latinoamericano, sin imponer modelos familiares ni quitar derechos a unos para otorgarlos a otros…
Sin embargo, cuando comparas los dos, solo el nuevo Código responde al mandato de la Constitución de 2019, aprobada por una amplia mayoría de nuestro pueblo, y a la necesidad de desarrollar los derechos reconocidos en esa Ley de Leyes… y nada que entre en contradicción con algún artículo de la Constitución puede ser aprobado en lo adelante.
El sí garantiza un marco regulatorio en correspondencia con el pluralismo familiar característico de la sociedad cubana, sin entrar en contradicción con los instrumentos internacionales firmados por Cuba. Reconoce todos los tipos de familias y brinda solución a sus problemáticas habituales.
Otro argumento a su favor, sin agotar todo su contenido, es que el nuevo texto desarrolla y enriquece los derechos de niños, niñas y adolescentes en correspondencia con la Convención internacional de la cual Cuba es signataria.
En cuanto a su relación con los adultos, el texto refuerza y actualiza la noción de responsabilidad parental (hoy llamada patria potestad), entendido como el compromiso que adquieren padres y madres en el cuidado, atención y protección de los hijos hasta que logren su propia autonomía.
También aborda el problema del envejecimiento poblacional y los derechos que asisten a las personas de la tercera edad. Se visibiliza la figura de la persona cuidadora y el papel de abuelos y abuelas dentro de la familia.
El texto por el que votaremos establece garantías para otras personas vulnerables en el ámbito familiar, como aquellas con alguna discapacidad física o mental, e instituye mecanismos para la prevención de formas de violencia intrafamiliar y la protección de las víctimas.
Algo más que no tiene el actual código es la Defensoría, novedosa figura que designa a un grupo de profesionales especializados en temas de familia para defender y proteger intereses de cualquier persona en situación de vulnerabilidad.
Y si no le basta, revise cómo respalda el fortalecimiento y estabilidad del entorno familiar a tono con el proceso de actualización del modelo económico-social cubano: razón nada despreciable para inclinarse por el sí en septiembre.
* Licenciado en Derecho y profesor de la Universidad de Artemisa. Miembro del Proyecto Justicia en Clave de Género, de la Unión Nacional de Juristas de Cuba.