Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El oído puesto en el pueblo

Autor:

Nelson García Santos

La frase que más retumba, sin pelos en la lengua, en la tribuna de la calle, más allá de la obvia satisfacción por el aumento salarial, expresa la preocupación de la gente en que se vayan a disparar los precios de los productos o servicios.

Pero también subrayan lo atinado que resulta reiterar esa impresión, para que los oídos decisores lo escuchen bien, aunque existe la certeza de que no podrá acaecer, porque «nuestro Presidente, sabiamente, ha insistido para atajar que ocurra en el sector estatal o privado».

Él ha sido tajante al enfatizar que resulta una medida concebida para que las personas en las condiciones actuales tengan mayor capacidad adquisitiva, y no para enriquecerse a su costa, dice el joven Ribaldo Estévez.

Coincide con esa valoración, Yanelis Cairo Alonso, trabajadora de la Galería Provincial de Arte de Villa Clara, quien está en ese inmenso grupo de alegres que han visto multiplicados, de la noche a la mañana, sus pesos.

«Esta decisión que incentiva el trabajo y proporciona mayor bienestar tampoco la van a poder menguar con artimañas de cobrar más. ¡Oiga!, bien clarito lo dijo nuestro Presidente, que tiene los pies bien puestos en la tierra».

Buen efecto ha causado también en la tribuna de la calle el hecho de que Díaz-Canel haya alertado a la población para denunciar cualquier fenómeno de incrementos de los costos al consumidor, lo que demuestra, una vez más, su apego a gobernar con el oído puesto en el pueblo.

Se sabe que hay entidades estatales hasta con ganancias excesivas gracias a la imposición arbitraria de precios, como  que cueste una libra de plátano igual a un kilómetro de donde se cosecha que a cien.

El Estado, por directiva, puede controlar los precios de su andamiaje comercial, pero también lo puede realizar en el sector de los cuentapropistas, si quieren pasarse de listos.

A estas alturas tampoco se puede dejar al libre arbitrio de cada cual fijar cualquier precio, en especial, esos que hasta el bobo de Hatillo sabe que resultan desmedidos. Es mejor que se aconsejen los desbocados detrás de los pesos. Si se lanzan a ese pulseo les auguro que no les va a salir nada bien.

Tampoco habría que realizar un sesudo estudio para evitarlo, sino más bien establecer, como ocurre en el reino de la oferta y la demanda, un apropiado margen de ganancias a los comerciantes. ¡Y tumbando!

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.