Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La vida nueva de otro año

Autor:

Yunet López Ricardo

Chela tomó aquellas ramas casi secas, aún con pedazos de cintas brillantes, y las tiró con fuerza fuera de la casa. «Ahí se va todo lo malo», murmuró. Era el esqueleto de un pino alto que desde hacía semanas adornaba una esquina de la sala lleno de adornos y algodón en las raíces como recuerdo del pesebre donde naciera Jesús.

Empieza otro año. Todavía en la cocina se siente el aroma de sus buñuelos guardados en el refrigerador; y en el patio, la ceniza blanquísima del carbón delata que allí se asó la carne de cerdo que compartió toda la familia cuando a 2017 le quedaban pocas horas.

«No fue mucho lo que hicimos, pero estábamos casi todos y mejor no pudimos pasarla. Ahora toca continuar con energías y trabajar para que venga lo que queremos», afirma esta mujer que ha vivido más de 70 nacimientos de calendario; y asegura que a pesar de huracanes, techos caídos o paredes rotas, ese es el espíritu de muchos cubanos.

Para algunos, el principio de enero significa una nueva vida, aunque el Sol sea el mismo y pasen las horas sin novedades; pero hay «otra cara», como dicen, pues siempre se espera que en el almanaque recién nacido los sueños se cumplan, la salud aumente, o simplemente la suerte acompañe.  

Puede que 2018 para no pocos signifique ahorrar un poquito más porque en unos meses serán los 15 de la niña, arreglar la casa, visitar a los hermanos y los tíos que hace tiempo no abrazan, terminar una carrera universitaria, escribir un libro, esperar la llegada de un hijo… mientras que para otros es, sencillamente, seguir viviendo.

Pero el inicio de enero, además de nuevos caminos, tiene costumbres viejas. Según Chela, quien ha vivido siempre en el campo, los viejos sembradores esperan este mes para hacer sus cabañuelas, un cálculo que pronostica el tiempo durante cada uno de los meses que vendrán, observando cómo se comportó en los 25 primeros días del año.

Ella no es de las que cree que para atraer fortuna o salud hay que, como cuentan algunas suposiciones místicas, vestir de amarillo o guardar el dinero dentro de los zapatos, aunque «para que no falte la buena ventura», detrás de la puerta de su casa, puso desde ayer, dentro de una jabita, un ramo de aguinaldos blancos, que solo florecen durante las pascuas.

«Una compañera de trabajo me dijo que lo hiciera; y ya hace mucho que guardo esas flores durante las primeras mañanas de enero. El año hay que iniciarlo con alegría, con seguridad de que la vida le irá bien a una», comenta.

El año 2018 ya comenzó; muchos vaticinan qué pasará, otros sacan cuentas, pero todos esperan paz, amor y salud. Si es así, cuando termine, mi abuela tomará las ramas casi secas del pino brillante y las lanzará con fuerza fuera de la casa, y al empezar el otro año, se llenará otra vez la casa con el perfume de un ramo de aguinaldos blancos.

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