«La verdad no solo necesita ser verdad, sino también ser divulgada», palabras de Fidel: estadista, líder, militante y combatiente de la Revolución Cubana y de las más profundas ideas en defensa de la humanidad y de su hábitat, el planeta.
Fidel cumplió en estos días 90 años y las mujeres y hombres que en el mundo abrazan la causa de la justicia social le rinden homenaje a su sabiduría, a su lucha infatigable y a su dignidad.
«La verdad no solo necesita ser verdad, sino también ser divulgada», significa —o así puede interpretárselo— que la lucha contra los poderes fácticos, incluido el mediático, no será resuelta a favor de las grandes mayorías sociales con voluntarismo político, ni con políticas financieras, económicas, sociales, educativas y de formación en ciencias y tecnologías, inconexas entre sí.
Para divulgar ideas se requiere de importantes soportes que no sean «sepultados» por los de las ideas dominantes. Y se requiere de decisiones políticas, financieras y económicas acordes con el reto en cuestión. Divulgar «la verdad» en la «aldea global» exige pensar y actuar en grande. Sin disociaciones, porque se trata de achicar la tremenda brecha que existe, en materia de capacitación y formación y en el uso de sofisticados soportes, entre el pueblo y sus enemigos.
Se trata de crecer simbólica y materialmente y para ello —por fuera de la vacuidad teórica— hay que ponerle límites al sistema financiero expoliador, no con expresiones de deseos sino con decisiones tomadas desde el Estado cuando los sectores progresistas se hacen cargo de su administración: nunca con ausencia de políticas que graven al capital usurario.
Al cabo hoy, el sistema financiero del mundo globalizado y los conglomerados transnacionales mediáticos y de entretenimiento, y la industria tecnológica y armamentística, constituyen el cerebro maestro de la dominación neoliberal, imperialista.
Hablamos de que la dominación se sostiene en un sistema global multifacético incomparable, por su dimensión y contundencia, con otros tiempos de la historia de la humanidad. Control social, alienación consumista, dependencia tecnológica de índole política, ideológica, financiera, económica, son rasgos sobresalientes en la actual etapa histórica.
«La verdad no solo necesita ser verdad, sino también ser divulgada». Por ello vale decir que el enorme ejemplo de la Revolución Cubana, siempre atacado, nunca acallado, y la dignidad en la lucha contra el neoliberalismo de parte de muchas organizaciones gremiales, sociales y políticas de América Latina parieron, a mediados de los años 90, gobiernos que bajo la dinámica arrolladora de las ideas, las tácticas y estrategias de Fidel y Hugo Chávez, levantaron la bandera de la integración de los pueblos, desafiando a EE. UU. y a sus súbditos.
Ese ciclo —de mediados de los años 90 hasta finales del 2013-14, que fuera de movilidad ascendente para grandes sectores de masas— ha iniciado ahora un notorio declive.
Convengamos que el sistema financiero transnacional dominante nunca fue perforado en nuestra región durante el ciclo aludido y mucho menos subordinado a los intereses generales de los países y los pueblos. El nacimiento y desarrollo del Banco del Sur, como lo propusiera el Comandante Hugo Chávez, no alcanzó el estatus necesario para sacarse el pie de encima de los grandes capitalistas, del neoliberalismo.
Los conglomerados mediáticos, con sus ramificaciones por país, tampoco fueron quebrados a pesar de que, en algunos casos, se libró una lucha a brazo partido contra ellos. Por otra parte los «golpes suaves» en detrimento del proyecto de integración de los pueblos fueron cumpliendo el objetivo de condicionar el avance del Socialismo y las aspiraciones reivindicativas de corte reformistas.
La muerte del presidente Hugo Chávez asestó un duro revés al movimiento popular latinoamericano y a la integración, mientras la suma de adhesiones de distintos gobiernos al proyecto de la Alianza del Pacífico, explica en gran medida —con una fuerte propaganda mediática de telón de fondo—, un cambio en el estado de situación y con ella la reaparición, casi a sus anchas, del neoliberalismo rabioso.
La lucha sigue y las palabras de Fidel nuevamente convocan a resolver el dilema aquí planteado: «La verdad no solo necesita ser verdad, sino también ser divulgada».
(Tomado de Cubaperiodistas)
*Periodista argentino y presidente de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap).