Claro, Enrique, no estábamos preparados para tu última noticia. Y aunque tu jocosidad pegajosa jamás nos indujo a la tristeza, todavía parece una broma de mal gusto. Por cierto, ¿cómo habrá surgido la idea de escribir en tus años de bachiller Susana, la de los ojos tristes? Solo habías llegado a Sagua la Grande, el municipio más cercano, e inventaste un pueblo en la soñada Francia. Quizá ese fue el antecedente del inolvidable Leonardo Moncada, protagonista radial durante más de doce años.
¿Sabes?, fue inteligente de tu parte «vender la bicicleta» en doce pesos y salir a la conquista capitalina. En La Habana, guajiro equivocado al fin, seguiste riéndote de la vida: eres el único abogado que nunca has vestido la toga. Afortunadamente, la brillante pluma venció los obstáculos de aquella república y después del triunfo de la Revolución continuaste haciendo reír a miles de lectores.
Oye, sí que eres atrevido. Calificas como el único escritor que desnudó su vida y sin ningún recato contó sus memorias. Al teatro le regalaste una dosis de tu talento. La respuesta está en Gracias, Doctor, Voy abajo y Dios te salve, comisario. Le hiciste un guiño a la muerte, partiste ¡A guasa a garsín! y demostraste con esa selección de textos escogidos que, además del humor, la crítica social y la opinión también forman parte de tu arsenal como creador. Claro, sin desdeñar en tu última escaramuza literaria la única novela que escribiste, y el ensayo sobre Martí y el humorismo.
Cada vez que caminamos por el parque de tus travesuras infantiles, no vacilamos en acompañarte un rato. Eso sí: Quemado te debe algo: la emisora de radio que tanto anhelaste. Tu presencia inspira a los jóvenes que estudian en la sede universitaria municipal. Ella tiene un nombre y dos apellidos bastante comunes, pero conjugados son únicos e irrepetibles. No podía ser otro, porque como Carilda es para Matanzas o Cosme Proenza para Holguín, Quemado de Güines tiene su propio símbolo humano, y ese eres tú.
Por suerte, Enrique Núñez Rodríguez, este último quinquenio también nos ha traído chistes tuyos, aunque un poco más serios.