Del presidente ecuatoriano Daniel Noboa —ratificado pese a las dudas que han dejado las desoídas solicitudes de reconteo de votos que formuló Revolución Ciudadana (RC)—, la oposición podrá decir muchas cosas; pero no que incumple su palabra.
Como se esperaba y a escasos diez días de su segunda toma de posesión, Noboa hizo valer ya ante la Asamblea Nacional el proyecto de reforma constitucional que presentó hace casi un año, para descafeinar el artículo 5 de la Carta Magna y que esta permita la presencia de bases militares extranjeras en el país.
Pudiera parecer cosa de nada, pero ese banderín abierto anuncia consecuencias negativas para una población que ya sabe de ellas. La propuesta, está dicho, no es sorpresa: fue punto de un programa de campaña que por ese y otros propósitos, se esperaba que levantara más repulsa en la población.
El cierre de la base militar que Estados Unidos usó en el puerto ecuatoriano de Manta y la partida de los marines, fueron demanda popular durante los diez años que la ocuparon y, su salida, uno de los primeros pasos dados por el entonces presidente Rafael Correa cuando, en el año 2009, tocaba renovar el contrato y no lo firmó.
Las denuncias de abusos contra los pescadores de las zonas aledañas a la base y hasta de violaciones de mujeres, fueron una constante durante la permanencia estadounidense allí.
Incluso, hubo molestias a más largo alcance, como la presunción de que las tropas de EE. UU. allí acantonadas, con sus radares y su parafernalia, participasen en la localización y abatimiento del campamento que el entonces grupo guerrillero colombiano FARC-EP tenía en la localidad fronteriza de Sucumbíos, al mando del asesinado Comandante Raúl Reyes. Además, la consumación del asalto por fuerzas policiales y militares colombianas constituyó una irreverencia a la soberanía nacional de Ecuador que provocó lógico malestar en su ejecutivo.
Para ponerle cerrojos a la posibilidad de que esos u otros soldados extranjeros usasen el territorio nacional y cometiesen esos u otros atropellos, desde 2008, los constituyentes que participaron en la redacción de la Carta Magna vigente habían incluido el artículo al que ahora se le quiere quitar la prohibición.
Como hay sostenidas denuncias de fraude de parte de la excandidata correísta Luisa González y su movimiento Revolución Ciudadana en los recientes comicios presidenciales, habrá que esperar al referendo popular que necesita cualquier cambio en la Constitución para calibrar hasta dónde la ciudadanía ecuatoriana, en verdad, apoyó el programa de Gobierno de Noboa y votó por él, y hasta dónde está de acuerdo con devolver la presencia militar foránea a su territorio.
Lo que ha resultado menos esperado es el paso relativamente fácil de la reforma por la Asamblea, donde contó —según los reportes del sitio ecuatoriano Primicias—, con 8 votos del total de 150 curules, gracias a la lógica aprobación de la derecha constituida por el gobernante Acción Democrática Nacional (ADN) y del Partido Social Cristiano junto a diputados independientes… y con el visto bueno de siete de los nueve legisladores con que cuenta el movimiento indígena Pachakutik, una de las fuerzas populares más importantes que se aliaron a RC con vista a la segunda ronda electoral, y deslindada de esa unión cuando se descolgó de las denuncias de fraude electoral formuladas por Luisa y su movimiento, y reconoció la elección de Noboa.
Con ello y la votación de este lunes, resulta visible que la alianza en la que tantos pusieron los ojos como signo de consolidación del progresismo de Ecuador, ha terminado siendo una unión coyuntural que se deshizo tan pronto como terminaron y, lamentablemente, esa alianza perdió, de un modo u otro, los comicios.
Con esos truenos, no resultará inusitado que el presidente Noboa pueda cumplir con los ostensibles compromisos asumidos con su homólogo Donald Trump, con quien se ha entrevistado en varias ocasiones, y que pueda convertir a Ecuador en el apegado aliado que necesita esta administración estadounidense para llevar adelante sus propósitos de «influencia» en América Latina, y de renovada dominación. Como esto de darle un lugar allí a sus tropas.
…Al no ser que la ciudadanía ecuatoriana, en el referendo, frene este primer intento.