Monumento a los caídos en la batalla de Sumbe. Autor: Ener Fernández Brizuela Publicado: 24/03/2025 | 10:47 am
La noche del 24 de marzo de 1984 numerosos colaboradores civiles cubanos festejaban la salida de un grupo de 25 compañeros que partirían hacia la Isla del Caribe porque habían terminado su misión en Sumbe, provincia de Kwanza Sur, en la República de Angola. Además, en la ciudad se estaba celebrando su famoso carnaval.
Tras la alegre despedida que se extendió hasta horas de la noche, se fueron a descansar, pero lo que no sabían era que, a las tres de la madrugada de aquel 25 de marzo, poderosas fuerzas enemigas de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita)* los atacarían.
En Sumbe, ubicada en la costa del océano Atlántico, a unos 270 kilómetros al sur de Luanda, sin selvas alrededor y la ausencia de fuerzas militares tanto cubanas como angolanas, no se podía pensar en un posible ataque a su ciudad capital.
Allí prestaban misión internacionalista 130 constructores que levantaban viviendas y obras sociales para la población; parte del 4to. contingente pedagógico internacionalista (DPI) Che Guevara, integrado por jóvenes estudiantes de la carrera pedagógica y también otros integrantes del contingente Frank País. Ambos impartían clases en el Instituto Normal de Enseñanza (INE), la escuela del 3er. Nivel y el Instituto del Petróleo.
A ellos se sumaban una brigada médica integrada por 13 profesionales de varias especialidades, entre ellos oftalmólogos, pediatras, reumatólogos y cirujanos. «Nunca habíamos tenido una preparación militar», detalló el doctor Norberto García Mesa, quien había llegado a Sumbe el 6 de enero de 1983.
En total, allí se encontraban 230 cooperantes civiles cubanos, de ellos 43 mujeres. Contando a los angolanos, sumaban unas 460 personas.
El trepidar de los morteros y los disparos de ametralladoras del enemigo, que comenzaron cerca de las tres de la madrugada, despertaron a los pobladores de la ciudad y a los internacionalistas.
En la zona no se contaba con efectivos regulares de las Fuerzas Armadas Populares de Liberación de Angola (Fapla), ni de la colaboración militar cubana, y solo había organizaciones de la defensa popular de Angola con escaso armamento.
Inmediatamente, civiles cubanos con cerca de un centenar de armas ligeras organizaron la defensa del predio en el que estuvieron resistiendo, junto a los angolanos, los intensos ataques durante diez horas.
La heroica resistencia impidió a la Unita la toma de la ciudad, el asesinato de dirigentes angolanos y el secuestro de los cooperantes internacionalistas de varios países, lo cual formaba parte de un plan del imperialismo y los racistas sudafricanos contra Angola.
El objetivo era causar un impacto internacional y la captura de prisioneros extranjeros. Ocuparían dos o tres días la ciudad, efectuarían un acto con la participación de la población para realizar una labor proselitista y de propaganda, e intentarían dar la imagen de que contaban con el respaldo popular.
Después de secuestrar a los colaboradores cubanos y de otras nacionalidades, así como a dirigentes del gobierno provincial del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) los llevarían a la provincia de Cuando Cubango, donde la Unita tenía su refugio con el total apoyo del régimen racista sudafricano.
Los atacantes integraban una fuerza de 1 500 efectivos, entre estos un batallón élite que portaba moderno armamento de infantería y morteros de 60 y 82 milímetros, mientras los defensores solo tenían armas ligeras.
Fueron diez horas de tenaz resistencia contra un enemigo feroz. Allí perdieron la vida siete colaboradores civiles cubanos y otra docena resultó herida.
El mando militar cubano prestó apoyo urgente con medios aéreos y tropas de desembarco y asalto que asestaron fuertes golpes a la Unita, y la obligó a retirarse en desbandada mientras los cubanos demostraron nuevamente la determinación de no dejar pasar al enemigo.
(*) Unita: Antiguo grupo armado devenido partido político, que recibió apoyo de EE.UU. y de los racistas sudafricanos, responsable de numerosos crímenes y fechorías durante los años posteriores a la independencia de Angola.