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Trump no está seguro del cese el fuego en Gaza ni la paz firme en Ucrania

Con el desencadenamiento de la actual agresión del sionismo contra Gaza a partir del 7 de octubre de 2023 y hasta igual fecha de 2024, Washington ya había entregado para sostener esas brutales operaciones de exterminio y tierra arrasada un extra de financiamiento militar de al menos 17 900 millones de dólares

Autores:

Juana Carrasco Martín
Marina Menéndez Quintero

En una actitud de Poncio Pilatos, el presidente de EE. UU., Donald Trump, intenta lavarse las manos de cuanto ha ocurrido en Gaza y sigue aconteciendo contra el pueblo palestino en la Cisjordania ocupada.

Cuando un periodista le preguntó el primer día de su retorno a la Casa Blanca si consideraba que duraría el acuerdo de alto el fuego en Gaza entre Israel y Hamás, le contestó: «No estoy seguro. No es nuestra guerra. Es su guerra. No estoy seguro. Pero creo que están muy debilitados del otro lado».

El «otro lado» es el pueblo palestino, por supuesto, y obvio que Trump miente, sí es la guerra de Estados Unidos, pues el ejército del criminal de guerra Benjamin Netanyahu depende completamente de Estados Unidos, que apoyó, desde su misma emergencia en los años 40 del pasado siglo al Estado judío.

Un sostén sostenido e incrementado luego de que, en 1999, Washington firmó un compromiso para proporcionar a Israel al menos 2 700 millones de dólares en ayuda militar anual durante diez años, acuerdo que en 2009 renovó, con lo que se elevó la cifra del apoyo a 3 000 millones; y a partir de 2019 —cuando Trump ocupaba la Casa Blanca en su primer período—, lo incrementó a un mínimo de 3 800 millones de dólares cada año.

Con el desencadenamiento de la actual agresión del sionismo contra Gaza a partir del 7 de octubre de 2023 y hasta igual fecha de 2024, Washington ya había entregado para sostener esas brutales operaciones de exterminio y tierra arrasada un extra de financiamiento militar de al menos 17 900 millones de dólares, y sigue sumando cuando han transcurrido tres meses más del genocidio.

La hipocresía trumpiana se revela de inmediato. Funcionarios israelíes han dicho que la administración Trump había acordado proporcionar más armas como parte de un acuerdo para alcanzar el alto el fuego, y atendiendo a lo que el propio Trump le dijo al periodista —según publicó antiwar.com— al destacar que el enclave de la Franja de Gaza era como un «sitio de demolición masiva» (…) un «lugar fenomenal en el mar». «Ya sabes, todo está bien. Es como si se pudieran hacer algunas cosas hermosas con él», comentó el magnate inmobiliario, no olvidemos ese pequeño detalle...

No solo fueron funcionarios israelíes anónimos. El propio Benjamin Netanyahu ha dicho que recibió una garantía de EE. UU. de que podría reiniciar la guerra: «[Trump] dio la bienvenida al acuerdo y enfatizó correctamente en que la primera etapa del acuerdo es un alto el fuego temporal. Eso es lo que dijo, “un alto el fuego temporal”».

Y no son pocos los elementos extremistas que en Israel están disgustados con ese alto el fuego, entre ellos el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, ansioso de reanudar el genocidio. Smotrich lo ratificó al revelar que Netanyahu le dio una garantía de que después de la primera fase de 42 días del acuerdo Israel comenzará la «toma gradual de toda la Franja de Gaza».

En 15 meses de barbarie —desde el 7 de octubre de 2023— al menos 47 876 palestinos han sido asesinados en Gaza y 110 642 resultados heridos.

Mientras tanto, como para mantener en forma a sus fuerzas militares, las operaciones se han volcado hacia la Cisjordania Ocupada y particularmente contra Jenin, ahora foco de las letales incursiones que anticipan el crecimiento de la violencia en un nuevo escenario de una guerra devastadora que también se multiplica en Hebrón (Al-Khalil), Belén, en aldeas y pueblos de Ramallah y en Nablus.

Junto a las acciones militares que solo en dos días en Jenin han cobrado ya varias decenas de vidas, también han aumentado de inmediato los ataques de los colonos extremistas judíos en busca de nuevos asentamientos, ilegales incluso por definición del Derecho Internacional. Por demás, coinciden con una de las órdenes o decretos firmados por Trump, mediante el cual levantó las sanciones establecidas en la administración anterior, intento —fallido o poco sincero— de frenar a esas hordas depredadoras.

No sería especulación decir que, efectivamente, Trump le dio garantías a Netanyahu y a sus secuaces.

 Para Israel solo ha cambiado la dirección de las operaciones: el enemigo a aniquilar y el objetivo principal son los mismos de limpieza étnica y la anexión de Palestina.

Una pregunta se impone cuando el mundo entero se enfoca en lo que hace y dice Donald Trump y su séquito para aplaudirlo, temerle o rechazarlo: ¿Dejaremos que los criminales de guerra y sus aliados sigan con las manos sueltas o nos unimos para frenar a Israel y no permitir que continúe el sufrimiento palestino?

Trump «recoge cordel» en torno a Ucrania

Si miramos hacia el territorio europeo, tampoco parece tan firme la seguridad brindada por Donald Trump durante su campaña de que resolvería el fin del conflicto Rusia-Ucrania «en 24 horas».

De hecho, dijo el martes que había transcurrido hasta entonces «medio día» desde su toma de posesión, y que le quedaba «medio día» más.

Era previsible que la materialización de esa promesa descansara en la suspensión por Trump de la cuantiosa ayuda financiera que la administración Biden, vanguardia de los suministros de la OTAN, ha brindado a Kiev.

Pero el nuevo Presidente de Estados Unidos se ha mostrado cauto durante una conferencia de prensa en la que afirmó, con respecto a la continuación de esos suministros: «Lo estamos estudiando».

«Estamos hablando con (el presidente de Ucrania) Volodomir Zelenski; vamos a hablar con el presidente Putin muy pronto, y veremos cómo se desarrolla todo».

La inhabitual mesura de sus palabras está a tono con los comentarios formulados en días recientes por su enviado especial para Ucrania, Keith Kellog, quien se negó a dar una fecha como plazo para una solución negociada, y dijo aspirar a que se resuelva en tres meses.

En cualquier caso, Trump aprovechó la oportunidad para recordar su propósito de que el resto de los miembros de la Alianza Atlántica cargue con más peso en la ayuda a Kiev, a modo de igualar la asistencia proporcionada por Estados Unidos.

«(…) Con Biden (…) estamos ahí por 200 000 millones de dólares más (que lo aportado por los países europeos). Ahora les afecta a ellos... Nosotros tenemos un océano de por medio, ¿no? La Unión Europea debería igualarnos», demandó.

El reclamo de que los miembros de la Alianza en el Viejo Continente aporten hasta el cinco por ciento de su presupuesto para la defensa —la meta hasta ahora ha sido el 2 por ciento y muchos no la cumplen— ha sido asumido por el titular de la OTAN, Mark Rutte, quien ha insistido en ello desde antes de la asunción de Trump, sabedor de ese condicionamiento del estadounidense.

Ahora Trump fue aún más incisivo y empleó hacia Europa el comentario despectivo que ya formuló respecto a América Latina, según los reportes publicados por la prestigiosa publicación rusa Sputnik. «Ellos (los europeos) nos necesitan mucho más que nosotros a ellos. Nosotros no les necesitamos. Todos nos necesitan», enfatizó.

En particular, el Presidente estadounidense destacó la contribución de España, afirmando que el gasto de Madrid es «muy bajo».

Analistas estiman que una solución negociada sin haber logrado vencer militarmente a Rusia —que ha sido el real propósito de la OTAN y de la administración Biden al respaldar a Kiev— significará una derrota para Europa que beneficiará la imagen supremacista defendida por Trump para su país.

Por otra parte, la erogación constante de dinero con ese destino, y los gastos que las sanciones a Rusia han significado para la economía de algunas de las naciones europeas, tienen dividido al bloque.

Moscú, por su parte, ha reiterado su disposición al diálogo luego de que el enviado de Trump, y el propio mandatario estadounidense, señalasen la intención de entrevistarse con el Presidente ruso.

Vladímir Putin afirmó el pasado lunes que su país «está abierto al diálogo sobre Ucrania con la nueva administración de EE. UU.» pero enfatizó en que «lo más importante aquí es eliminar las causas fundamentales de la crisis», reseñó Russia Today.

«(…) Quiero subrayar una vez más que el objetivo no debe ser una breve tregua, una especie de descanso para un reagrupamiento de fuerzas y un rearme para una posterior continuación del conflicto, sino una paz a largo plazo basada en el respeto a los intereses legítimos de todas las personas, de todos los pueblos que viven en la región».

Efectivamente, también en Europa el mundo ansía acuerdos confiables y garantía de paz real.

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