La Operación Carlota garantizó la independencia de Angola y abrió las puertas para la posterior eliminación del régimen del apartheid Autor: Archivo Publicado: 04/11/2024 | 10:45 pm
En una larga reunión en la tarde noche del 4 y la madrugada del 5 de noviembre de 1975 encabezada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y tras la solicitud del presidente del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), Agostinho Neto, ante la invasión desatada por el régimen de Zaire por el norte y de Sudáfrica por el sur, la dirección del Gobierno cubano decidió el envío de tropas especiales para enfrentar la agresión. Se inició así la famosa e histórica Operación Carlota.
Primeramente, ante la urgencia de que las fuerzas invasoras se acercaban a la capital angoleña, fueron enviados alrededor de 650 hombres de las Tropas Especiales del Ministerio del Interior (Minint) y un regimiento de artillería de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).
La operación se denominó Carlota para rendir homenaje a la mujer negra del mismo nombre, esclava de origen africano que el 5 de noviembre de 1843 murió en rebeldía en Cuba tras alzarse con un grupo de esclavos en el antiguo ingenio Triunvirato, ubicado en la provincia de Matanzas.
Inicia una gesta
Las relaciones del Gobierno cubano con el MPLA se habían iniciado a principio de la década de 1960. Este Movimiento había comenzado en 1961 su lucha contra los colonialistas portugueses.
En diciembre de 1964, durante un amplio recorrido por varios países africanos, el Comandante Ernesto Che Guevara se entrevistó en Brazzaville (República del Congo) con los máximos responsables del MPLA, Agostinho Neto, Lucio Lara y Luís de Azevedo, quienes le plantearon la necesidad de recibir instructores para entrenar a sus combatientes. Cuba envió hacia el Congo a un grupo de instructores militares para adiestrar a sus guerrilleros que tenían en esa época dos frentes de guerra, uno en Dembo y Nambuangongo, a cien kilómetros al nordeste de Luanda, y otro en Cabinda.
Los acontecimientos ocurridos en Portugal en abril de 1974 con el derrocamiento de la dictadura de Marcelo Caetano abrieron paso a la futura independencia de las colonias portuguesas en África. En ese año, el MPLA representaba lo más puro del movimiento nacionalista angoleño que se enfrentaba a las ambiciones de dos grupos apoyados por Estados Unidos, Sudáfrica y Zaire: el Frente Nacional de Liberación de Angola (FNLA, encabezado por el colaborador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Holden Roberto, y la Unión Nacional para la Independencia de Angola (Unita) liderada por el sanguinario Jonas Savimbi, colaborador de los servicios secretos portugueses, de la CIA y de Sudáfrica.
A mediados de 1975, el MPLA ocupaba 12 de las 16 provincias del país y todo hacía indicar que llegaría fácil a la meta del 11 de noviembre, día de la independencia. En agosto, fuerzas zairenses se unieron al FNLA para lanzar una ofensiva por el norte de Angola, mientras tropas sudafricanas entraron por el sur y tomaron las represas de Calueque y Ruacana, 30 kilómetros dentro de Angola.
El impulso de la ayuda cubana se efectúa a principios de agosto de 1975, cuando una misión de siete miembros, encabezada por el comandante Raúl Díaz Argüelles, llega a Luanda y fue recibida por Neto. Después de evaluar el informe de la misión, el Gobierno cubano autoriza el envío de un grupo de asesores que entrenarían a miles de angoleños en unos seis meses.
A mediados de agosto, Díaz Argüelles regresaba a Luanda para informar a Neto de que, en vez de los cien hombres solicitados, Cuba enviaría 480 para abrir cuatro centros de Instrucción Revolucionaria (CIR), además del grupo que quedaría en Luanda, y que él fungiría como jefe de la misión militar cubana en Angola (MMCA). Neto y sus colaboradores estuvieron inmediatamente de acuerdo.
Sangre cubana y angoleña bajo los cielos de África
A fines de septiembre solo habían llegado a Angola cerca de 50 miembros de la MMCA. Por esa fecha, dos aviones cubanos llevaron 142 instructores hacia Angola, mientras, entre el 16 y el 20 de ese mes, los buques Vietnam, La Plata y Coral Island zarparon desde La Habana con 300 hombres con equipos y avituallamiento para los cinco grupos que estarían en Cabinda, N´Dalatando, Benguela y Saurimo y la jefatura de la misión militar en Luanda.
Entre los días 2 y 3 de noviembre, en Catengue, instructores cubanos y alumnos angoleños del CIR de Benguela intentan detener la columna blindada Zulu sudafricana; pero ante la superioridad numérica y medios del enemigo, deben retirarse. En ese violento encuentro se derraman juntas, por primera ocasión, sangre cubana y angoleña.
Ante el conocimiento de la poderosa invasión sudafricano-zairense, que podría aniquilar a las fuerzas revolucionarias y a los asesores de la Isla, Cuba, a solicitud del MPLA, decide enviar tropas de refuerzos para enfrentar la agresión y así comienza la Operación Carlota.
El 9 de noviembre arriba a Luanda por vía aérea la primera compañía del batallón reforzado de tropas especiales del Minint, apoyados por pelotones de morteros 82 mm de las FAR de Cuba, junto con medios antitanques. Al siguiente día, tropas de las Fuerzas Armadas Populares para la Liberación de Angola (Fapla), respaldadas por una veintena de asesores cubanos que manipulaban varios BM-21, lanzacohetes múltiples enviados desde La Habana, detenían el avance de las fuerzas agresoras en Quifangondo, 20 kilómetros al norte de Luanda. Comenzaba la debacle de los invasores contra el pueblo angoleño.
El refuerzo llegó en los viejos aviones Britannia de Cubana de Aviación que debían hacer dos escalas para abastecerse, en Nassau y en Brazzaville, conducidos por valerosos pilotos cubanos que realizaron en total 101 misiones. Por barco se movía hacia el lugar un regimiento de artillería de las FAR, viajes que fueron incrementándose en razón de la urgencia de la situación hasta convertirse en un largo convoy de buques mercantes que conducían armamento y hombres en número suficiente para ganar la guerra.
Hombradía y viraje en Quifangondo
De noviembre de 1975 a marzo de 1976 arribaron a Angola alrededor de 36 000 internacionalistas fuertemente armados. Tras detener al enemigo en Quifangondo, fuerzas angoleño-cubanas, en cruentos y decisivos combates, se lanzaron a la ofensiva contra los zairenses por el norte y contra los racistas sudafricanos por el centro-sur del país.
La derrota de Quifangondo dejó anonadados y aterrorizados a los agresores del FNLA, zairenses, mercenarios blancos y asesores sudafricanos, y el 5 de diciembre se pasó a la ofensiva en el Frente Norte, en la línea principal Caxito-Luinga-Camabatela hasta la caída de Carmona. El 26 de febrero las fuerzas conjuntas cubano-angoleñas alcanzaron la frontera con Zaire.
En los frentes Central y Sur se sucedieron constantes y enconadas batallas contra las fuerzas Zulu y Foxbat sudafricanas, en las que sobresalió, entre otras, la de Ebo y Morro de Tonga. Para muchos militares e historiadores, la guerra se decidió en Ebo, pues si el enemigo rompía la línea de defensa establecida hubiera sido muy difícil detener su avance hacia Luanda. Fue una batalla donde el primer comandante Raúl Díaz Argüelles (de acuerdo con los grados militares de las fuerzas cubanas en la época) demostró su gran capacidad de jefe. Días después, el 11 de diciembre de 1975, el valeroso combatiente murió al chocar con una mina el vehículo de exploración BRDM-2 en que viajaba.
Estabilizado prácticamente el Frente Sur y con la continua llegada de tropas cubanas, las Fapla pasan a la ofensiva y el 26 de diciembre lanzan un poderoso ataque artillero desde Sanga, Mussende y Cambumbo para encerrar a las fuerzas sudafricanas en Cariando, localidad que después abandonaron.
Con denodado esfuerzo de las tropas cubano-angoleñas la ofensiva se lanzó desde Luso en dirección a Gago Coutinho y al oeste hacia Chicala, Cangumbe, Munhango. Por tres diferentes direcciones estas fuerzas tomaron Chicala, Cangumbe, Cuemba, General Machado, el puente sobre el río Cuanza (uno de los más grandes de Angola) y Munhango.
La aviación comenzó a tener una importante participación. Una de sus acciones se llevó a cabo desde Luena, cuando cuatro Mig-21MF volaron a Gago Coutinho, cuartel general de la Unita y atacaron el aeródromo donde se encontraba un Fokker F-27 Friendship descargando armas. Con la utilización de cohetes, destruyen el Fokker sudafricano, las defensas antiaéreas y varios vehículos.
Un solo país, un solo pueblo
Evadiendo y eliminando emboscadas y numerosas minas colocadas por la Unita, salvando escollos entre el fango y la abundante vegetación, a finales de marzo los combatientes cubano-angoleños liberan Gago Coutinho y Ninda, y de esa forma quedaba frustrada la idea del enemigo de hacerse fuerte en el este, controlar la línea del ferrocarril y poder anunciar a un Gobierno provisional que recibiera el beneplácito de los Gobiernos occidentales, lo cual hubiera creado una división territorial en Angola con efectos nefastos para la integridad de esa nación.
El 27 de marzo de 1976, las tropas cubano-angoleñas llegaron al puesto fronterizo con la Namibia ocupada y el 1ro. de abril se efectuó un encuentro con una delegación sudafricana. El primer comandante Leopoldo Cintra Frías (Polo), en nombre del MPLA, firmó con los militares sudafricanos el acuerdo que tendía a establecer el respeto de las fronteras violadas por Pretoria.
Como colofón, la primera parte de la Operación Carlota (que por pedido del MPLA y por las constantes agresiones de Sudáfrica se extendió hasta 25 de mayo de 1991) había tenido un rotundo éxito y desde Cabinda hasta Cunene, Angola era un solo país, un solo pueblo.