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Visitar Rusia es momento de aprendizaje

El Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, sostuvo este jueves un encuentro con su homólogo ruso, Vladimir Putin, como colofón de su breve visita de trabajo a esa nación euroasiática. También participó en el Desfile por el Día de la Victoria

Autores:

René Tamayo León
Demetrio Villaurrutia Zulueta

MOSCÚ, Rusia.— Luego de participar en el Desfile por el Día de la Victoria, en la Plaza Roja de Moscú, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, fue recibido por Vladímir Putin, mandatario de la nación euroasiática, un encuentro que ratificó las sólidas relaciones históricas y de continuidad que han caracterizado a ambas naciones.

El Jefe de Estado cubano fue portador de una carta de felicitación del General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder de la Revolución Cubana, a Putin tras su reelección como Presidente de la Federación de Rusia, asimismo del reconocimiento del pueblo, el Partido y Gobierno cubanos.

Díaz-Canel fue recibido este jueves por el mandatario ruso, colofón de su intensa agenda de trabajo en Moscú, capital a donde llegó el martes último en visita de trabajo para intervenir
—por vez primera de forma presencial— en el Consejo Supremo de la Unión Económica Euroasiática, así como para participar en las actividades por el aniversario 79 del Día de la Victoria.

Como parte del intercambio con Putin, Díaz-Canel calificó su estancia en Moscú como muy particular, pues «siempre constituye una satisfacción», comentó, «porque ha estado enmarcada en una serie de acontecimientos y aniversarios que hemos vivido intensamente junto a ustedes, por lo tanto, nuestras primeras palabras son de agradecimiento por la invitación que usted nos cursara para el Consejo Supremo de la Unión Económica Euroasiática, así como a los festejos y celebraciones por el aniversario 79 del Día de la Victoria».

Precisamente, al valorar la participación cubana en el Consejo Supremo de la Unión Económica Euroasiática, en el que nuestro país había participado antes de manera virtual, el Jefe de Estado lo consideró como «una experiencia para el aprendizaje y para apreciar todas sus potencialidades, un espacio de concertación entre un grupo de naciones amigas de Cuba, con las que tenemos enormes posibilidades para intercambiar, complementarnos y poder avanzar».

Díaz-Canel consideró un privilegio estar en una fecha tan significativa como el Día de la Victoria, que es importante no solo para el pueblo ruso, sino para toda la humanidad. Además, afirmó que «estar aquí también representa un enorme compromiso con el ideal que defendió Rusia en aquellos momentos, que es algo que tiene enorme vigencia cuando se trata de borrar la historia de los pueblos para avanzar en la política hegemónica e imperial».

El Presidente cubano resaltó el contexto en que se produjo su visita a la hermana nación euroasiática, al cumplirse el aniversario 64 del establecimiento de las relaciones entre la URSS y Cuba, «que ha sido una relación de continuidad también entre la Federación de Rusia y nuestro país».

Comentó los momentos que vive la Revolución Cubana por el impacto del recrudecimiento de la política de bloqueo de Estados Unidos al aplicar acciones de máxima presión, a partir de dos componentes principales: la asfixia económica, que tiene sus referentes históricos en la década de 1960, y el otro; la intoxicación mediática alrededor de la Revolución, con la articulación de medios de prensa al servicio del Imperio.

El mandatario manifestó a Putin que la política de recrudecimiento del bloqueo estadounidense se ha intensificado, particularmente durante los últimos
cuatro años desde la anterior administración de Donald Trump y mantenida por la de Joe Biden, con significativos impactos en la alimentación del pueblo, la situación energética con la disponibilidad de combustibles, los medicamentos y el desarrollo en general del país.

Frente a la política de máxima presión de la administración estadounidense, Díaz-Canel resaltó la capacidad del pueblo cubano no solo para resistir, sino además para desarrollar la creación e innovación. «No vamos a claudicar en la construcción de nuestro modelo social y económico, aunque lo hacemos en condiciones muy severas. Por eso compartimos esta situación con ustedes que son nuestros amigos», enfatizó.

En el cordial intercambio, el Presidente ruso dijo: «Siempre apoyamos al pueblo cubano y estamos en contra de los intentos de Estados Unidos de restringir el desarrollo de Cuba y dañarlo económicamente mediante sanciones».

Destacó los resultados de las votaciones en la ONU en contra del bloqueo de Estados Unidos con nuestra nación, donde una mayoría aplastante vota al lado de Cuba, y solo un país vota en solidaridad con el que bloquea. «El pueblo cubano durante décadas está luchando y es fuerte», acotó el mandatario ruso. «Una vez más me alegro de verlo, bienvenido».

Cuba en el día de la victoria

Junto a otros mandatarios y personalidades internacionales, el Jefe de Estado cubano acompañó al Presidente Vladímir Putin en la celebración del desfile por el aniversario 79 del Día de la Victoria en la Gran Guerra Patria, realizado en la Plaza Roja de esta capital en la mañana de este jueves (hora local).

Al igual que sus colegas, Díaz-Canel llegó cerca de las 10:00 de la mañana a las áreas del Kremlin, donde se reunieron con el anfitrión, el Presidente ruso, para seguir caminando, todos, hacia la tribuna principal de la Plaza Roja. Tras el desfile, los jefes de Estado también participaron en la ceremonia de colocación de la ofrenda floral ante la Tumba del Soldado Desconocido, para más tarde reunirse en salones dentro del Kremlin.

La parada militar se fue desarrollando desde temprano de este jueves en grandes y pequeñas ciudades de la Federación, mientras el día levantaba desde el lejano oriente hasta Europa. En el desfile participaron más de 9 000 soldados y oficiales de los diferentes componentes de las fuerzas armadas y se mostró parte de las técnicas militares, desde sistemas aéreos, misiles balísticos intercontinentales y de corto alcance, blindados y otros armamentos.

La solemne ceremonia en el centro de la capital rusa inició con campanadas desde el Carrillón del Kremlin, tras lo cual se hizo el llamado a las formaciones militares para el saludo a la bandera nacional y al Estandarte de la Victoria en la Gran Guerra Patria, la icónica bandera roja de la hoz y el martillo levantada el 2 de mayo de 1945 en el Reichstag
por los soldados soviéticos Stepán Neustroev, Melitón Kantaria, Mijaíl Yegórov y Alexéi Berest, héroes de la batalla de Berlín.

El pendón patrio y la bandera de la victoria, considerada como sagrada, fueron portadas por oficiales de la guardia de honor de las Fuerzas Armadas de la Federación de Rusia, y dieron paso al ministro de Defensa, Serguei Shoigú, quien realizó el tradicional pase de revista y saludo a quienes participarían en el desfile, las tropas del distrito militar de Moscú y escuelas militares, las que respondieron con el legendario «hurra».

En la explanada del Kremlin las temperaturas a las 10:00 de la mañana (hora local) rondaban el 0 grado este 9 de mayo, precedido por varios días de lluvia y nieve. Los techos de Moscú se mantuvieron goteando agua gélida, con momentos iluminados por el sol, pero en los que se empeoraba la sensación de frío debido a la brisa fuerte, tal como ocurrió en 1945, en el primer desfile de la victoria sobre la Alemania nazi.

Durante su discurso previo al desfile, el presidente Vladímir Putin, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, subrayó la importancia de esta fecha y de la parada militar, en momentos en que la verdad sobre la Segunda Guerra Mundial está queriendo ser tergiversada por occidente, que busca, dijo, destruir la memoria de los héroes del pasado y negar el papel fundamental que tuvo la Unión Soviética en la lucha y victoria sobre el fascismo.

Esto, dijo, forma parte de la política occidental, que continúa creando nuevos conflictos en el mundo. Occidente, señaló, quiere olvidar las lecciones de la Segunda Guerra Mundial, pero el destino de la humanidad, expresó, fue decidido en las batallas a lo largo de la Unión Soviética contra el fascismo, en la lucha de sus repúblicas, casi solas.

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