Mentiras, insultos, amenazas, lenguaje de odio que echan más leña y gasolina al fuego de la guerra. Autor: Falco Publicado: 22/03/2022 | 08:56 pm
La doctrina filosófica fundada por Antístenes (siglo V antes de nuestra era) que se caracteriza por el rechazo de los convencionalismos sociales y de la moral comúnmente admitida se denomina Cinismo; pero la definición más exacta para el término es esta: actitud de la persona que miente con descaro y defiende o practica de forma descarada, impúdica y deshonesta algo que merece general des aprobación.
Hay ejemplos a diario en el mundillo de la alta política de esa acepción de la palabra. Quizá uno muy evidente data de abril de 1941 y el protagonista fue el entonces senador por Missouri, Harry Truman, quien cuatro años después se convertiría en Presidente de Estados Unidos y lo que dijo, lo dijo ocho meses antes de que Washington decidiera entrar en la Segunda Guerra Mundial, que arrasaba a Europa desde el 1ro. de septiembre de 1939, cuando las hordas nazis entraron en Polonia.
En aquel año 1941, las fuerzas de Hitler invadieron la Unión Soviética, y Truman —en el Senado— declaró sin sonrojarse: «Si vemos que Alemania está ganando la guerra, deberíamos ayudar a Rusia; y si esa Rusia está ganando, debemos ayudar a Alemania, y de esa manera dejar que maten a tantos como sea posible».
Nadie le dijo cínico a Truman y dicen que cuando murió en 1972, el diario The New York Times, un creador de opinión (influencer se diría ahora) y al que muchos lectores e incluso otros medios continúan tomando como referencia, citó la cínica declaración como «reputación de decisión y coraje», a lo que agregó: «Esta actitud básica lo preparó para adoptar desde el comienzo de su presidencia, una política firme».
Ya sabemos cuál fue la acción suprema de esa actitud firme de Truman: ordenar los bombardeos atómicos de las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. Muy pocos llamaron entonces «crimen de guerra» a ese genocidio de civiles que marcó el inicio de la Doctrina Truman, advertencia frontal o «política de contención» hacia la Unión Soviética, la Guerra Fría que permeó al planeta del anticomunismo, la que estableció la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), y organizó la CIA (Agencia Central de Inteligencia) y sus guerras sucias e intentos o asesinatos de jefes de Estado incómodos.
Acaso en esta guerra ruso-ucraniana no estamos en presencia de esto: «dejar que maten a tantos como sea posible» cuando en lugar de propiciar una negociación entre Rusia y Ucrania que lleve a la paz, Estados Unidos suministra armas a sus socios de la OTAN y también se las hace llegar a Ucrania, realiza maniobras militares y dice mentiras o insultos, todo lo cual lleva más leña al fuego.
De manera que en la renovada histeria antirrusa se dan casos como estos: el senador republicano por Carolina del Sur, Lindsey Graham, renombrado por su línea dura, subió su propia parada y en un Twitter (imperturbable y sin intención alguna de censurar el mensaje de odio) pidió a las claras que alguien en Rusia asesinara al presidente Vladímir Putin. «¿Hay un Brutus en Rusia? ¿Hay un coronel Stauffenberg más exitoso en el ejército ruso?», escribió el senador y añadió: «La única forma en que esto terminó es que alguien en Rusia saque a este tipo. Estarías haciendo a tu país, y al mundo, un gran servicio».
Como se sabe, Brutus fue parte de la conspiración que llevó al asesinato del emperador romano Julio César y Stauffenberg encabezó el complot que intentó eliminar a Hitler.
El coronel Richard Kemp, quien estuvo al mando de las tropas británicas en Afganistán, hizo lo suyo y en declaraciones que publicó el diario The Mirror se apuntó en la lista de los instigadores del magnicidio del Presidente ruso: «La OTAN debería considerar todas las opciones para sacarlo del poder. Eso incluiría matarlo, aunque no es probable que sea viable o deseable. Lo mejor sería ver a Putin depuesto, arrestado y juzgado, ya sea en Rusia o en la Corte Penal Internacional».
Su impudicia se extendió hasta justificar los asesinatos cometidos por Washington, Londres y el resto de los países de la OTAN, realizados en otros países contra altos cargos de gobiernos extranjeros: «Osama bin Laden, el jefe del Estado Islámico Abu Bakr Al Baghdadi y el comandante de la Guardia Republicana iraní, Qasem Soleimani, representaron amenazas directas para Occidente. Todos fueron asesinados para contrarrestar esas amenazas», señaló.
Por su parte, un criminalista forense español, José Jiménez Planelles, en un programa de televisión al cual asistió para hablar de las armas que se están empleando en Ucrania, espetó como consejo acerca de la situación: «Yo soy optimista, pero de una manera nada más: de matar más rusos. Es decir, [las fuerzas de Ucrania] tienen que causar bastantes más bajas todavía. Y esto es importante que lo hagan. (…) Hay que matar más, hay que matar más rusos porque el pueblo ucraniano lo necesita para poder llegar a una buena negociación». Este comentario «ya no está disponible» en la página web ni en las redes sociales del Canal Cuatro. Pero lo dijo y algunos usuarios lo compartieron.
Pero no son hechos aislados estas impúdicas declaraciones, es más, el cinismo se expresa en el laissez faire, en el dejar hacer mal intencionado de quienes poseen y administran las llamadas redes sociales.
Una investigación de Reuters reveló que Meta Platforms permitirá a los usuarios de Facebook e Instagram en algunos países llamar a la violencia contra los rusos y los soldados rusos en el contexto de la guerra de Ucrania, y al asesinato de Putin, según correos electrónicos internos a los que accedió la agencia noticiosa, lo que supone un cambio de 180 grados en la archiproclamada política contra la incitación al odio, que le ha permitido suprimir cuentas, no pocas de ellas de manera selectiva y arbitraria.
También sería posible emitir estos mensajes de violencia en Rusia, Ucrania y Polonia; además en Armenia, Estonia, Georgia, Azerbaiyán, Hungría, Rumanía, Eslovaquia, Lituania y Letonia, y la tolerancia de Meta se extiende a quienes convocan a matar al presidente de Bielorrusia, Aleksandr Lukashenko.
«Hemos hecho autorizaciones temporales a formas de expresiones políticas que podrían normalmente violar nuestras reglas, como discursos violentos, tales como “muerte a los invasores rusos”. Seguiremos sin permitir llamados creíbles a ejercer violencia contra ciudadanos rusos», expresó en un pronunciamiento un vocero de Meta.
El portavoz de Meta, Joe Osborne, dijo anteriormente que la compañía estaba «por el momento, haciendo una pequeña excepción para elogiar al regimiento Azov, estrictamente en el contexto de la defensa de Ucrania, o en su papel como parte de la Guardia Nacional de Ucrania». El regimiento Azov es una unidad militar de extrema derecha de voluntarios neonazis de Ucrania, precisamente una de las fuerzas denunciadas por Rusia y foco de su propósito de «desnazificación».
«Más allá», ese es el significado de la palabra de origen griego «meta» y aunque la nueva denominación de Facebook quiere indicar un avance al futuro, con este «viraje» permisivo del resentimiento y la violencia, presenta una cara más realista de los propósitos de la rusofobia desde quizá el más poderoso medio de propaganda y manipulación de las conductas humanas, pues los productos y servicios de la plataforma Meta incluyen, además de Facebook, Messenger, Facebook Watch, Facebook Portal, Workplace, Instagram, WhatsApp, Oculus, Giphy, Mapillary, Kustomer y hasta una participación importante en la india Jio Platforms.
La guerra es un recurso extremo, es un camino a la muerte, el sufrimiento, la destrucción. Prevenirla es un deber de humanidad, atizarla y aprovecharse de ella es un crimen de lesa humanidad, aunque no aprieten directamente el gatillo.
Por cierto, la Casa Blanca que está enviando armas a Ucrania desde hace mucho y participó activamente en los sucesos de 2014, y lidera la belicosa y expansionista OTAN —núcleo verdadero de la actual conflagración—, se puso la máscara de la inocencia y aseguró sobre los llamados al asesinato: «Esa no es la posición del Gobierno de EE. UU. y, desde luego, no es una declaración que se oiga salir de la boca de nadie que trabaje en esta administración».
Y otro por cierto, Facebook, en sus Normas comunitarias, habla de dignidad: «Creemos que todas las personas son dignas y tienen los mismos derechos, y esperamos que respeten la dignidad de los demás y no los acosen ni los degraden». No entro a sus advertencias sobre mensajes de odio.
Tras los por cierto, ¿hace falta que les recuerde la definición de cinismo?...