WASHINGTON, febrero 22.— Estados Unidos ha superado las 500 000 muertes por el nuevo coronavirus, a pesar de que las cifras de casos en la actualidad tienden a la baja y continúan los esfuerzos de vacunación.
El país alcanzó el lunes el medio millón de víctimas, el más alto de cualquier país, a poco más de un año de que muriera el que se cree fue el primer estadounidense en fallecer a causa de la COVID-19 en el condado de Santa Clara, California.
Sin embargo, es probable que el verdadero número de la pandemia sea mucho mayor, dijo The Hill, porque las cifras de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) muestran una mortalidad general muy superior a la que de otro modo podría asumirse para un año típico.
«Es algo que es impresionante cuando miras los números, casi increíble, pero es cierto», dijo el Dr. Fauci el domingo en el programa Meet the Press de la cadena NBC, el día antes de que Estados Unidos cruzara oficialmente ese umbral del medio millón. «Esta es una pandemia devastadora, y es histórica. La gente hablará de estas décadas, décadas y décadas a partir de ahora», dijo el jefe epidemiológico de EE. UU.
El nuevo coronavirus ha resultado más letal de lo que sugirieron, incluso, algunas de las estimaciones más pesimistas, pues la COVID-19 ha matado a casi un 50 por ciento más de personas en Estados Unidos que el número de personas que murieron de gripe en toda la última década, una cifra aproximadamente igual a la población de las ciudades de Atlanta o Kansas City.
La noticia llega cuando se afirma que son alentadoras las noticias de que los casos que se reportan diarios han caído más de 40 por ciento en las últimas dos semanas y más de 70 por ciento desde enero y también han empezado a disminuir las tasas de mortalidad, según The New York Times, .
El promedio diario de nuevos casos todavía ronda los 71 000 contagiados y en la última semana los decesos promediaron 1 850 cada 24 horas.
Un artículo de opinión publicado en CNN recuerda que el 22 de enero de 2020, el día en que Estados Unidos reportó su primer caso de COVID-19, el entonces presidente Donald Trump, enfrascado en su campana de reelección, dijo que no estaba preocupado por que el brote se convirtiera en una pandemia. «Lo tenemos totalmente bajo control», dijo.
En su libro Rage, el periodista Bob Woodward informó que seis días después, el asesor de seguridad nacional Robert O’Brien le dijo inequívocamente a Trump: «Esta será la mayor amenaza para la seguridad nacional que enfrenta en su presidencia. Esto va a ser a lo más duro que te enfrentes».
El 7 de febrero de 2020, Trump le comentó a Woodward que el nuevo coronavirus era altamente letal, señalando que era «más mortal» que «incluso tus extenuantes gripes», pero no fue eso lo que le dijo a los ciudadanos de su país; por eso muchos consideran que una buena parte de las muertes son su responsabilidad.
Actualmente se estima que es «impresionante» el avance en el desarrollo de dos vacunas que han sido aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), y varias más que pronto buscarán autorización para su uso de emergencia, lo que ha contribuido en parte a la disminución de los casos, aunque los expertos en salud advirtieron que el país y el mundo todavía tienen un largo camino por recorrer antes de que el virus se controle.
Alrededor del 13 por ciento de la población estadounidense, 43 millones de personas, han recibido la primera dosis de la vacuna, según The Washington Post, y el presidente Joe Biden ha dicho que 600 millones de dosis estarán disponibles para finales de julio.
Al mismo tiempo, más estados de la Unión están relajando las restricciones al nuevo coronavirus, levantan prohibiciones a las actividades en interiores como restaurantes y gimnasios y aumentan la capacidad en eventos deportivos y reuniones públicas. Las escuelas están reabriendo en muchas partes del país, pero los expertos en salud continúan instando a la gente a tomar precauciones para distanciarse y a usar máscaras.