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Los dólares mandan en presidenciales de Estados Unidos

Aunque Joe Biden y Donald Trump presumen que miles de norteamericanos comunes les han hecho pequeños aportes de hasta 20 dólares, no pueden esconder las millonarias sumas donadas por grandes empresarios

Autor:

Roxana Arean Matos

«Estados Unidos ya es una oligarquía con capacidad ilimitada de soborno», aseguró en 2015 el expresidente Jimmy Carter.

Así funciona la política en el país más rico del mundo, sus comicios electorales se han visto cada día más enlodados por las exorbitantes sumas de dinero que acompañan a los aspirantes a la Casa Blanca.

Aunque Joe Biden y Donald Trump presumen que miles de norteamericanos comunes les han hecho pequeños aportes de hasta 20 dólares, no pueden esconder las millonarias sumas donadas por grandes empresarios.

Según los documentos de la Comisión Federal de Elecciones el jefe de Gobierno ha recaudado 1,57 billones de efectivo mientras el exvicepresidente ha conseguido 1,51 billones.  Sin embargo, debemos destacar que el financiamiento de las elecciones es imposible de calcular, pues cada comité de campaña trabaja en conjunto con grupos poderosos que apoyan a sus postulantes, los denominados Comités de Acción Política (PAC), un camino adicional utilizado desde 1944 con el fin de evadir trámites burocráticos y llenar sus bolsillos de cantidades ilimitadas de capital. Los PAC son organizaciones que actúan alejadas de los partidos, pero en función de sus intereses.

El arca más acaudalada

El elefante republicano comenzó su año electoral con una ventaja extraordinaria en la recaudación de fondos, pues no fue hasta bien entrada la primavera que se definió el representante demócrata.

Un reportaje publicado en agosto por The New York Times asegura que el mayor donante del gobernante es Timothy Mellon, multimillonario heredero de una dinastía bancaria. El dueño de la empresa Goya también ha aportado. Y resaltan otros nombres como el importante financiero Stephen Schwarzman e Isaac Perlmutter, vinculado a las historietas de superhéroes Marvel.

El Presidente también lidera la obtención de riquezas entre las organizaciones de servicios de salud, la industria del juego y en sectores que rigen el petróleo y el gas.

Joe Biden, por su parte, estaba en quiebra cuando emergió como absoluto candidato demócrata. Sin embargo, ya le gana la pelea al jefe de Estado en cuanto a recaudación de fondos se trata.

Medios de prensa revelaron que en agosto rompió los récords históricos de donativos para una campaña política. El Center for Responsive Politics informó que hasta septiembre los fondos estaban a favor del demócrata con un 52 por ciento, muy por encima del 46 por ciento reservado para Trump.

La cuenta subió ostensiblemente cuando anunció a la senadora por California, Kamala Harris, como su vicepresidenta en la boleta electoral. La nominación de la primera mujer negra y asiática-estadounidense para formar parte de la fórmula presidencial, se dice que fue una jugada maestra de Biden, pues ella lideraba por su partido la carrera por el apoyo de los más pudientes.

Y la billetera del exvicepresidente de Barack Obama creció aún más debido al descontento de los electores por el remplazo inmediato que buscó Donald Trump para el Tribunal Supremo, luego de la muerte de la jueza Ruth Joan Bader Ginsburg, con la conservadora Amy Coney Barrett.

En esta ocasión, el burro demócrata ha pateado la creencia de que son los republicanos los más cercanos a los multimillonarios. Entre sus principales colaboradores sobresalen empresarios de Wall Street, ejecutivos de Netflix, la Universidad de California, empleados de Google y varios PAC que no son limitados en los gastos políticos por trabajar separados de la campaña.

Por solo citar un ejemplo de la cantidad de efectivo que está manejando les comparto estas cifras de un estudio realizado por analistas internacionales, en el que se confirma que «solo el grupo conjunto de recaudación de fondos Biden Victory Fund había recaudado hasta el 21 de octubre 509 millones de dólares. Sin embargo, el comité Trump Victory para obtener 308 millones en efectivo demoró cuatro años».

Así que la balanza de pagos se mueve ahora para este partido, en apariencia un tanto menos conservador que el Republicano. La Radio Pública Nacional (NPR) corrobora que «en solo 13 estados se han gastado más de mil millones de dólares en anuncios de televisión para las elecciones».

El exvicepresidente ha dispuesto 600 millones para esa publicidad, desde que comenzó su campaña, mientras que el presidente Trump y los grupos que lo apoyan han usado 400 millones, informó NPR.

Joe Biden ha comprometido más dinero para la propaganda en la pantalla chica que cualquier otro candidato, mientras Trump lo supera por estos días en lo abonado para las redes sociales.

La decisión de ambos de volcar fortunas a los escenarios mediáticos tiene mucho que ver con lo que se vive hoy en su nación. La mayoría de los estadounidenses lleva ocho meses de confinamiento y la forma clave para desestresarse es mediante esas plataformas.

Es mucho lo que está en juego, en la disputa por la presidencia todo se vale y ahora el demócrata se vanagloria de ciertos lujos. Su ventaja monetaria es el resultado de una combinación más lenta de gastos —aunque en los últimos días no hay quien lo pare haciendo despilfarros— y su recaudación récord en el verano.

Recordemos que Biden apostó por eventos virtuales de menos de 90 minutos en los peores meses del coronavirus en Estados Unidos, y de esa forma recaudó millones sin apenas costear nada.

Mientras el magnate-presidente, por su parte, burló la maniobra demócrata y mal utilizó el capital pensando que sus simpatizantes donarían aún más.

En estos meses —en medio de la crisis que vive el país debido a la mala gestión para contener la COVID-19—, ambos candidatos han tenido que convencer a un electorado que, en su mayoría, ha perdido los trabajos, no sabe cómo pagar la renta y tiene miedo de enfermar y no tener cama en un hospital.

Según la revista Forbes, «131 estadounidenses con una fortuna superior a los mil millones de dólares han donado al candidato demócrata», mientras al jefe de Gobierno 99 le han colaborado.

Cinismo y soborno

En esta historia quienes ganan son los multimillonarios, para los grandes empresarios norteamericanos las elecciones son un negocio a corto, mediano y largo plazos. El objetivo es lograr controlar la mayor cantidad de asientos tanto en el Congreso como en el Senado, pues de esta manera recibirán en los próximos cuatro años cuantiosos beneficios políticos y financieros.

Es lamentable la falta de rigor en esta política electoral. El cinismo y el soborno son la clave del éxito en la disputa para ocupar el Despacho Oval, y este 3 de noviembre no marcará diferencia.

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