Las lesiones se pueden apreciar en múltiples partes de los cuerpos de los torturados. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:01 pm
BUENOS AIRES, septiembre 29.— Un grupo de policías torturó a dos adolescentes que viven en una villa miseria de Buenos Aires y que terminaron lesionados después de padecer una detención injustificada.
La violencia institucional por parte de las fuerzas de Seguridad es cotidiana en Argentina, sobre todo en los barrios más pobres del país, y se ha recrudecido en los últimos meses con requisas ilegales a jóvenes, dijo Notimex.
Este nuevo caso, que fue denunciado por la revista La Garganta Poderosa, se registró el sábado por la noche, cuando Ezequiel Villanueva Moya, de 15 años, salió el sábado por la noche para visitar a su abuela que vive en la Villa 21, ubicada en un barrio al sur de esta capital.
Al volver a su hogar, el adolescente se encontró con su amigo Iván Navarro y al saludarlo fueron rodeados por elementos de la Policía Federal, uno de los cuales le pegó de inmediato en la cara.
De acuerdo con el testimonio de las víctimas, los efectivos los acusaron de vestir prendas robadas, los revisaron en medio de insultos y los dejaron ir, pero enseguida fueron interceptados por tres móviles de Prefectura, con cuatro uniformados cada uno.
Los efectivos los tiraron adentro de un coche y los llevaron a una caseta, en donde fueron golpeados para después ser tapados en la cabeza y metidos de vuelta a otro vehículo.
Los adolescentes fueron llevados hasta un descampado en el que fueron rodeados por una decena de prefectos, uno de los cuales les avisó que los iba a matar porque nadie iba a reclamar por su desaparición.
Navarro contó que les dieron «trompadas en la cara y palazos en las piernas (...) nos obligaron a tirarnos al piso y hacer flexiones de brazos, hasta que uno le saltó sobre la espalda a Ezequiel y otro me preguntó a mí dónde quería el tiro».
Explicó que los efectivos parecían «alterados, como sacados, nos esposaron a un caño y dispararon varios tiros al aire, mientras nos quitaban las camperas (chamarras) que supuestamente habíamos robado».
La víctima recordó que «se reían cuando nos ponían un cuchillo en el cuello y nos decían que también les parecían lindas nuestras zapatillas (tenis), nuestras cadenitas. Nos sacaron todo».
Uno de los prefectos puso su arma en la nuca de Navarro y lo obligó a rezar un Padre Nuestro para que no los matara, pero después les encañonarlos por la espalda con una escopeta los hicieron correr.
Los adolescentes lograron llegar vivos a su casa y el martes, al hacer la denuncia oficial en la fiscalía de la zona, se encontraron al prefecto Leandro Adolfo Antúnez, uno de los efectivos que los había torturado.
El funcionario fue detenido de inmediato por el fiscal Marcelo Munilla, quien también removió al resto de los agentes involucrados en el caso.
Ahora el problema es que las víctimas y sus familias temen las represalias, que también son comunes, por parte de las fuerzas de Seguridad, concluye Notimex.