Una advertencia a la entrada del campo de concentración de Guantánamo: «No fotografías». Autor: Tomada de PIA Publicado: 21/09/2017 | 05:37 pm
WASHINGTON, agosto 25.— Al menos 33 prisioneros confinados en la cárcel de Estados Unidos en Guantánamo, en el este de Cuba, son alimentados hoy a la fuerza, pese a las críticas que recibe esta práctica considerada una violación de los derechos humanos.
Los reos de ese centro de detención —ubicado en la base naval del Pentágono en suelo cubano ocupado hace más de un siglo—, iniciaron una huelga de hambre desde el pasado mes de febrero, que llegó ayer a los 200 días, en respuesta a las duras condiciones de reclusión y por la detención indefinida a que son sometidos.
En aquel momento se informó que eran alrededor de 130 presos los ayunantes. En la actualidad 37 mantienen la protesta.
Según representantes legales, las autoridades penitenciarias ofrecen cifras contradictorias en ese sentido e insisten en mencionar que el número de huelguistas disminuye.
Sin embargo, pese al tiempo transcurrido, las señales que llegan del interior del penal indican que los internos no han perdido la voluntad de luchar contra su detención indefinida.
La protesta hasta ahora no ha dado lugar a una mejora en las condiciones de detención de esos hombres y tampoco ha persuadido al presidente Barack Obama a saldar su promesa de campaña de 2008 de cerrar Guantánamo, dijo el defensor público estadounidense, Carlos Warner, citado por la televisora Russia Today.
Denunció también los cacheos implementados por las autoridades en zonas genitales de los prisioneros en un intento por evitar que estos se comuniquen con el mundo exterior.
Organizaciones de derechos humanos han pedido a Obama que muestre una mayor voluntad política y cumplir su promesa de cerrar el centro o que transfiera a los 86 de los 166 confinados, habilitados para salir en libertad hace años.
Los que han promovido clausurar la cárcel aseveran que Estados Unidos debe apresurarse porque, las fuerzas del Pentágono se retirarán de Afganistán en 2014, lo que de hecho pondrá fin a la guerra desatada por Washington que llevó al establecimiento de las instalaciones en enero de 2002.