Chávez agradeció a Fidel su Reflexión más reciente, y dijo que «esos conceptos que emite acerca de mi persona, en verdad-verdad, yo no los merezco. Es un reconocimiento, un estímulo a nuestro pueblo, más allá de la lucha personal». Autor: Yordanka Almaguer Publicado: 21/09/2017 | 04:56 pm
CARACAS.— Es medianoche del 19 al 20 de abril. Ha culminado aquí una Cumbre de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América; también una larga reunión de las delegaciones cubana y venezolana, y estamos a la espera de unas ansiadas declaraciones, que se dan con la espontaneidad y esa complacencia hacia otros que caracteriza al presidente Hugo Chávez Frías.
¿Que han hecho ustedes aquí durante todas estas horas? —nos pregunta a un grupo de periodistas noctámbulos y ansiosos por arrancarle unas declaraciones. Esperar, le respondemos.
¿Pero qué me van a preguntar, porque ustedes son los que preguntan?, dice sonriente a pesar de la larga jornada, y unidos por un interés común no hubo cansancio de ninguna de las dos partes: el Presidente y la prensa...
—¿Cómo evalúa las relaciones Cuba-Venezuela? ¿Cuáles son las perspectivas?
—Ustedes saben cómo están las relaciones entre Cuba y Venezuela. Sobre todo en esta reunión miramos el área económica. Claro que hablamos de política —la economía es política en sí misma—, pero nos enfocamos en el mapa económico.
«Inversiones, tecnología, oportunidades de desarrollo, de sustitución de importaciones. Cuba tiene un gran potencial. Estábamos recordando que antes de la caída de la Unión Soviética, Cuba desarrolló —por ejemplo— grandes fábricas textiles, unas textileras. Ahora están allá, y sobre todo mucha gente capacitada; barcos pesqueros, una flota mercante, y casi todos se quedaron varados, se acabaron.
«Pero allá no se acabó ese pueblo, esos pescadores, esos marineros, y los puertos, y astilleros. Ese capital humano. Entonces ahora estamos afinando el diagnóstico y la planificación para la complementación económica.
«La producción de alimentos… Nosotros, Cuba y Venezuela, importamos demasiado alimento, y muchos otros bienes, para satisfacer necesidades que bien podemos producir: ropa, zapatos. Me decía Raúl, nos contaba allí, que Cuba exportó zapatos en una época… Me dicen que de los mejores del Caribe y de América».
Le nace natural ser conversador, y sin rebuscar, siempre tiene a mano la anécdota oportuna, el recuerdo ejemplificador…
—Y nosotros aquí… El petróleo llegó y acabó con la agricultura. Me contaba mi abuela cómo salían carretas y mulas cargadas de café, y café y café, allá donde yo nací y me crié. Bueno, pues todo eso se acabó producto del siglo petrolero, de una especie de factoría petrolera que nos impuso el imperio.
«La caída soviética y el bloqueo de los yanquis, cuánto daño le han hecho a Cuba. Ahora estamos —repito— planificando detalladamente, afinando la puntería, para desarrollar nuestra producción. Hablamos más que todo de economía».
—Presidente, ¿cómo califica usted estos dos largos días, la Cumbre del ALBA, la visita de la presidenta Cristina Fernández, esta visita del presidente Raúl?
—Bueno, han sido días de intenso trabajo, a los que se les puede hacer una múltiple lectura. El Bicentenario, la coyuntura, la aceleración en los grados de relaciones. Me decía el camarada Shen Yuan —lamentablemente no pudo venir el presidente Hu Jintao: «Mire, en el mundo hay dos globalizaciones: una, la de los países más poderosos, sobre todo del capitalismo, y otro, el del Tercer Mundo. China anda en el segundo —y así lo creo yo—, en la globalización, en la integración del Tercer Mundo».
«Un epicentro de fuerza. Aquí convergen fuerzas, ideas, proyectos, empeños, gentes, pensadores y actores sociales y económicos; y cada día con mayor intensidad.
«A pesar de que el gobierno de Estados Unidos ha tratado de aislarnos, satanizándonos. Hay que ver la presión que ejerce y ha ejercido Estados Unidos para tratar de impedir este proceso de integración, pero no ha podido, ni podrá.
«Y Caracas, lo que hemos visto en estos días en Caracas, es la manifestación visible, con una gran intensidad, de esa dinámica mundial que hoy está en marcha, rompiendo la hegemonía imperial. Y los resultados seguirán viéndose en la perspectiva.
«En la medida que vayan pasando los días, los meses, los años, todo esto que estamos sembrando se convertirá en cosecha de libertad, cosecha de liberación, cosecha de desarrollo», subraya contundente.
—En Cochabamba se han reunido más de 40 000 indígenas, convocados por el presidente Evo Morales, para hablar de los cambios climáticos. ¿Qué lectura le puede dar a esto en el contexto latinoamericano y caribeño?
—Muy importante esa Cumbre, en el ALBA se habló de ello. Después de Copenhague, Cochabamba, para que no se pierda entre la gran manipulación de EE.UU., del gobierno de EE.UU., con aquel documento elaborado prácticamente con métodos antidemocráticos, violando los procedimientos y las normas de Naciones Unidas, y luego chantajeando.
«El gobierno de EE.UU. está chantajeando a muchos países para que firmen ese falsamente llamado Acuerdo de Copenhague. Ante esa triste realidad, del fracaso de la Cumbre de Copenhague, me parece extraordinariamente apropiado que sean los pueblos —en una ocasión yo dije aquella frase: “Nosotros nos la pasamos de Cumbre en Cumbre y nuestros pueblos de abismo en abismo”, eso ha venido cambiando—, me parece muy bueno que Evo, líder del pueblo de Bolivia y de los pueblos del Tercer Mundo, y líder indígena de la Pachamama, y de la lucha por la naturaleza y de los derechos de la Madre Tierra, haya convocado esta Cumbre.
«Y además, la alegría que sentimos por el gran poder de convocatoria. Él decía que hay miles y miles que se inscriben para asistir allá, por eso nosotros vamos a acompañar a Evo y al gran pueblo de Bolivia.
«Está muy bien, es extraordinario y necesario absolutamente que sean los pueblos de la Tierra, los que salven La Tierra, solo los pueblos salvarán a este planeta del imperialismo, del capitalismo».
—Un mensaje a Fidel después de estos dos días de trabajo con la Comisión cubana y la Cumbre del ALBA...
—Saben que estuve con Fidel hace apenas cuatro días, y bueno, hablamos de todo esto. Agradezco mucho a Fidel esta Reflexión que ha escrito, la más reciente, y solo digo que esos conceptos que emite acerca de mi persona, en verdad-verdad, yo no los merezco. Se lo agradezco mucho a Fidel. Es un reconocimiento, un estímulo a nuestro pueblo, más allá de la lucha personal.
«Bueno, Fidel, lo que dijimos. Nosotros en esta última reunión, agregamos algo a nuestras reflexiones. Recuerdo que él me decía como siempre: “Chávez cuídate; Chávez cuídate. Al imperio no hay que subestimarlo, no se puede estar tentando a la muerte todos los días”, me dijo. Y yo le dije: “Y tú también cuídate”.
«Y luego me decía: “Bueno, yo ya cumplí mi tarea, estoy cumpliendo esta de ahora, pero tú que vas para allá, para las calles, los campos, cuídate, que tú andas suelto por ahí, yo estoy aquí”.
«Entonces se me ocurrió agregar a nuestros códigos, proponerle algo —porque en verdad sí debemos cuidarnos, modestamente cumplimos nuestra tarea: él, en estos momentos, una de suma importancia, especialmente para la Batalla de Ideas—, entonces nos despedíamos con el grito de siempre, o el canto más bien: ¡Patria o Muerte! Pero yo agregué: “Sabes, Fidel: se prohíbe morir. Viviremos y venceremos”. ¡Que viva Cuba!».