Como siempre ha ocurrido, los más pobres son los que van a pagar lo que hicieron los ricos. Cuando oímos hablar de contaminación del medio ambiente, de emisión a la atmósfera de gases que ocasionan el efecto invernadero, y de otras miles de erosiones a nuestro planeta azul, esas afirmaciones están siempre relacionadas con los países ricos, quienes no quieren ver las catastróficas consecuencias que para el mundo están trayendo esas afectaciones.
Sin embargo, las naciones pobres, subdesarrolladas, son las que sienten y sentirán en un futuro inmediato, los efectos de la mayor amenaza a la que la humanidad se haya enfrentado jamás: el cambio climático.
África es el continente que menos contamina y contribuye al calentamiento global, pero es la zona del mundo que más sufre ya los efectos: sequías, inundaciones y hambrunas derivadas de una menor producción agrícola y conflictos por el control de los recursos.
Así lo sostiene un informe divulgado en la XII Conferencia sobre Cambio Climático, que se celebró en Nairobi, Kenya, y que hoy viernes tendrá su punto culminante cuando los 180 estados participantes logren, a duras penas, un consenso de los países industrializados más allá de 2012, cuando expira el Protocolo de Kyoto.
Dicho texto pronostica que el cambio climático afectará la duración de las estaciones y la producción agrícola, de la que se alimenta la mayoría de los africanos, y que mayores sequías matarán el ganado.
Las zonas del continente más amenazadas en los próximos 50 años por la modificación del clima coinciden con aquellas donde viven las poblaciones más pobres: las áreas áridas y semiáridas del Sahel y del este africano, la región de los Grandes Lagos, las zonas costeras del este continental y las partes más secas del sur. El 30 por ciento de las ciudades costeras africanas sufrirán las consecuencias de la subida del nivel del mar. Urbes como Ciudad del Cabo, Lagos o Alejandría estarán en riesgo antes de 2080.
Para esas fechas, un 25 por ciento de los ecosistemas donde se concentra la vida salvaje del continente habrán desaparecido y con ellos los animales que vivían allí, y otro tanto pasará con las cosechas de cereales que constituyen alimentos básicos, como el mijo y el maíz.
Estos escalofriantes efectos llevarán, además, a miles de personas y animales a una segura muerte, al desplazamiento a Europa de millones de seres humanos y por ende, el estallido de nuevos conflictos armados.
Cuando se descorran las cortinas de la Convención sobre Cambio Climático los delegados deben haber renovado sus compromisos para después que expire en Protocolo de Kyoto en 2012. Claro, tampoco esta vez se contará con la anuencia del emisor de más del 30 por ciento de los gases responsables del calentamiento global: Estados Unidos, quien persistió en su negativa de ratificarlo.
El mundo no puede esperar. Se requiere de acciones urgentes e inmediatas. Los especialistas estiman que se pueden prevenir los mayores impactos en el cambio climático, pero únicamente si se comienza a actuar HOY.