En la Isla, mientras se juegue béisbol, la voz de Niurka seguirá siendo un faro para los Piratas Autor: Roberto Díaz Martorell Publicado: 09/10/2025 | 02:34 pm
NUEVA GERONA, Isla de la Juventud. — En el Estadio Cristóbal Labra, donde los Piratas de Isla de la Juventud libran sus batallas beisboleras, hay una voz que nunca falta.
No es la del narrador oficial ni la de los vendedores de maní, sino la de Niurka Pérez, una mujer que ha convertido la grada principal —arriba, a la extrema derecha— en su trinchera de amor y fe.
Niurka carga sobre sus hombros las responsabilidades de su trabajo como Comercial en la empresa Viajeros, pero cada partido encuentra la manera de estar allí, puntual, como si la vida misma se jugara en cada lanzamiento.
Su garganta es su arma, y con ella sostiene a los Piratas incluso cuando el marcador se inclina en contra y la derrota parece inevitable.
La pasión que la inspira tiene un rostro cercano: su hijo, Alexander Almarales, inicialista del equipo en esta 64 Serie Nacional, pero su entrega va más allá de la sangre ya que conoce a cada jugador por su nombre, los alienta como si fueran también sus hijos, y hasta se permite dirigirle palabras a los contrarios, siempre con picardía, nunca con ofensas.
En un país donde el béisbol es más que un deporte, Niurka encarna la esencia de la afición: la certeza de que las gradas también son escenarios donde se juega, donde se defiende la camiseta, el territorio y la identidad.
Su voz, firme y constante, recuerda que detrás de cada batazo y cada out hay un pueblo que acompaña, que sufre y celebra.
Es vital que cada equipo cuente (y necesita) madres así, capaces de convertir el amor en aliento y la pasión en bandera. Y en la Isla, mientras se juegue béisbol, la voz de Niurka seguirá siendo un faro para los Piratas.
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