La inefectividad en la portería fue una de las debilidades señaladas por el técnico cubano. Autor: IHF Publicado: 08/02/2025 | 10:05 pm
He de confesar que estuve muy cerca de no hacer esta entrevista. Si bien es cierto que entre las esencias del periodismo está la búsqueda de la verdad y las causas, la parte más humana de mí me ordenó varias veces no contactar, al menos en esta ocasión, a Jover Hernández, director técnico del equipo cubano que registró la peor actuación de nuestro país en Campeonatos Mundiales masculinos de balonmano. Creí que rompería la poca tranquilidad de él, tal vez uno de los más abatidos por este resultado que tanto lo involucra.
No me arrepiento ni me preocupa haberme sentido así, porque, en definitiva, pienso que está permitido, de vez en cuando, no llevar con tanto rigor las órdenes propias de este oficio. No obstante, pocas horas después de concluido el desempeño de la formación insular en Croacia, una de las sedes del certamen universal, le envié a Jover algunas preguntas, buscando respuestas serias, y el estratega contestó más pronto de lo imaginado, en la madrugada del país europeo.
El entrenador habanero le puso el pecho a lo ocurrido en las ciudades croatas de Zagreb y Porec, donde sus discípulos terminaron sin victorias, tras ceder contra Eslovenia, Islandia, Cabo Verde, Baréin, Estados Unidos, Japón y Guinea, rosario de reveses que los ubicó en el escaño 32, el último de la lid del orbe que también organizaron Noruega y Dinamarca, monarca a la postre.
—¿Qué pasó en Croacia?
—Durante todo el campeonato tuvimos grandes problemas con los errores forzados y no forzados. Hubo de todo un poco. La efectividad en casi todo el torneo se comportó de la peor manera. Creo que fue en el último partido cuando llegamos al 60 por ciento, en el resto nos quedamos por debajo del 55 o del 50 por ciento, y para un Campeonato Mundial no es favorable. Es muy difícil ganar así. Pero no solo la efectividad en el ataque nos golpeó, la inefectividad en la portería también estuvo presente.
«Hoy el arquero tiene un papel muy importante en el juego y nuestros porteros se mantuvieron entre un 16 y 20 por ciento de efectividad en paradas de balones, es decir, no estuvieron a la altura. También se cometieron demasiados errores en pases y transiciones, y te repito, a este nivel eso complejiza los objetivos. Debemos hacer nuestros análisis y conversaciones y, a partir de ahí, sacar conclusiones. De eso depende mucho cómo encaminaremos el trabajo en las próximas competiciones».
—Cuba se presentó en el Mundial con un equipo muy joven. De hecho, un juvenil, con muy buenas perspectivas, fue incluido en la nómina.
—Efectivamente, competimos con un conjunto joven. Como bien dijiste, acudimos con un atleta junior también. Todos los jugadores del equipo participaron por primera vez en un certamen del orbe, chocaron con una parte de lo que más vale y brilla en este deporte. Si bien es cierto que la mayoría está contratado en ligas extranjeras, muchos no juegan en circuitos de primer nivel y otros no son titulares en sus clubes. Son figuras con experiencia en campeonatos extranjeros, pero, quedó demostrado que el Mundial es otra cosa. En Croacia vimos a balonmanistas de otros países mucho más curtidos. Indiscutiblemente, nuestro paso por Croacia fue una gran experiencia, así lo vemos, y en función de lo vivido allí debemos aprender, sobre todo de cada error.
—Tú lo decías entre líneas: contar con jugadores contratados en ligas profesionales de Europa no es garantía para poder cumplir los objetivos. En el caso de Cuba, no alcanzó el propósito fundamental, avanzar a la ronda principal, a pesar de tener a 14 de sus 16 efectivos insertados en clubes.
—Desgraciadamente, existen otros jugadores antillanos más experimentados, con más rodaje en circuitos europeos, que no tienen ningún interés de representar a Cuba, en estos momentos, en torneos internacionales. Lo que teníamos en la mano para asumir el pasado Mundial fue este grupo de jóvenes, y creo que fue meritoria la actitud con que ellos enfrentaron el certamen. Lo dieron todo en la cancha y con eso me quedo.
Lamentablemente, Cuba no ganó ninguno de los siete juegos celebrados y quedó última en el Campeonato Mundial. Foto: IHF
«Nosotros, como cubanos, pensamos que el solo hecho de tener a atletas involucrados en ligas extranjeras garantiza resultados positivos, y no es así. La inmensa mayoría de los balonmanistas de los elencos que enfrentamos están activos en campeonatos rentados y, como te mencioné, varios de los nuestros no tienen el gran protagonismo en sus organizaciones. Un certamen universal no da margen a los errores, es un evento de corta duración, y las ligas sí, te permiten confundirte y salir del bache»
—Jover, tras este fracaso, ¿qué le espera al balonmano masculino cubano?
—Primero, tomarnos unos días de descanso para pensar y replantearnos muchas cosas dentro del colectivo, entre ellas las formas de trabajo y de enseñanza con los jugadores que tenemos en categorías inferiores, que son, en definitiva, los que más tarde o más temprano militarán en la selección nacional absoluta. Eso también permitirá que ellos salgan contratados con la menor cantidad de deficiencias técnicas y tácticas. Aunque uno no lo crea, muchas veces en los clubes no se les hace hincapié en los errores técnicos y apuestan más por el trabajo táctico. Ese es el objetivo principal que tenemos.
«Desde el punto de vista competitivo debemos prepararnos para asumir con más madurez los certámenes internacionales de este cuatrienio. Está el Clasificatorio a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, después la justa clasificatoria para el Campeonato Mundial, en 2026, y este año se realizará otra edición de los Juegos Panamericanos Junior, en Asunción, Paraguay, cita multideportiva en la que el balonmano varonil de Cuba está asegurado. En esa línea van las competiciones confirmadas, creemos que esta reciente experiencia universal en Croacia nos hará más fuertes».