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Mi corazón siempre estuvo con nuestra bandera

«Hay personas que no sienten nada por su bandera, pero en mi caso es un orgullo. Desde pequeño aprendí eso en mi escuela y aunque pasen mil años, así se mantendrá», afirmó el ajedrecista cubano Renier Vázquez

Autor:

Javier Rodríguez Perera

El 28 de noviembre de 2023 el ajedrecista cubano Renier Vázquez Igarza publicó en su muro de Facebook: «contento con mi cambio de bandera. Agradecido con la Federación española por todo el tiempo que pasé en ella y todo lo que compartí con mis compañeros de selección. Comienza una nueva etapa en mi ajedrez y espero que esto me sirva de motivación para conseguir nuevas metas».

Con este anuncio, el holguinero se convirtió en el primer ajedrecista que se afilió a la Federación Cubana de la disciplina, después de estar defendiendo a otra nación, en su caso a España. Su decisión ocurrió luego de que Carlos Rivero, comisionado nacional de ajedrez, afirmó al periódico Granma que quienes representaran a otras banderas debían hacer el cambio, solicitándolo, según lo establecido por la Fide, y pidiendo volver a incorporarse a la Federación antillana.

«Fue una decisión correcta de la Federación Cubana permitirnos poder jugar y representar a nuestro país. En mi opinión es lo natural. Yo regresé a jugar por Cuba porque es mi tierra y la llevo en mi corazón. Estoy muy agradecido con la Federación española, pero mi mente y mi corazón siempre estuvieron con nuestra bandera. Es una buena noticia para los trebejistas residentes en el extranjero saber que podemos jugar por nuestra patria. Según yo lo veo, es una buena jugada, como se diría en el ajedrez.

«Hay personas que no sienten nada por su bandera, pero en mi caso es un orgullo. Desde pequeño aprendí eso en mi escuela y aunque pasen mil años, así se mantendrá. El proceso del cambio de bandera fue muy rápido y no tuve problemas con ninguna de las dos partes. Ramón Padullés, desde la Federación Española, me lo puso todo muy fácil para el cambio y lo entendió. En cuestión de 15 días todo estaba resuelto sin ningún problema», declaró Renier a Juventud Rebelde.

El atleta de 44 años adelantó que se está reservando para intervenir en el Memorial Internacional Capablanca, a principios de mayo en La Habana, y que ese sea su primer torneo internacional con la enseña cubana, tras su decisión. Ahora tengo en planes intentar subir mi Elo para poder, en algún momento, integrar el equipo nacional, pero no es una obsesión, más bien sería como ponerle un broche de oro al final de mi carrera, explicó.

—Naciste en Holguín, allí te formaste como ajedrecista, pero sientes un cariño especial por Matanzas. ¿Cómo es eso?

—Nací en Holguín el 1ro. de agosto de 1979 y comencé mis estudios en el Ateneo, donde hice cuatro o cinco años de natación. Por cosas del destino, el aula de ajedrez estaba frente a la piscina y así fue como conocí el mundo de las 64 casillas. Al poco tiempo, con diez años, logré una medalla de bronce, un resultado que no esperaba y me motivó mucho a estudiar el juego (despertaba a las seis de la mañana para estudiar un rato, antes de ir a la escuela). La actuación que más recuerdo fue en 1995, cuando gané el oro individual en una competencia con un nivel altísimo, algo que se puede ver en el presente, porque casi todos mis compañeros, al igual que yo, se convirtieron en Grandes Maestros.

«Y respecto a Matanzas, te explico. Allí obtuve un resultado que recuerdo con mucho cariño, aunque esa vez no me cogió por sorpresa, pues me sentía como uno de los favoritos para vencer. Primero fue una eliminatoria para clasificar los mejores y después jugar por el sistema todos contra todos, para que así ganara el que estuviera en mejor forma. Todos los que clasificamos éramos amigos. Matanzas es una ciudad bella, es una de las provincias que más me gusta de nuestro país, y siempre guardaré ese inolvidable momento».

—Luego de ese torneo, ¿qué ocurrió con tu vida deportiva, pues en 2002 te radicas en España?

—Después de ese evento continué con mi preparación en Holguín, donde había un ambiente ajedrecístico fantástico. En 2001, en Las Tunas, me quedé cerca de ganar el Campeonato Nacional Absoluto, pero me faltó experiencia para aguantar la presión. Ese mismo año triunfé en el grupo Élite del Capablanca y así conseguí mi primera norma de Gran Maestro. Este resultado me dio el impulso final para poder obtener más tarde mi título de Gran Maestro en España.

«En 2002 vine a jugar varios torneos en Madrid y tomé la decisión de quedarme. Para mí, en aquel momento, lo más importante era el ajedrez y en España tendría la posibilidad de jugar campeonatos sin parar, especialmente en verano. Como te dije, en 2007 me dieron el título de Gran Maestro. La última norma fue bien difícil de conseguir, porque los nervios aparecen cuando estás cerca de tus objetivos personales. Una vez la cumplí, quedé feliz y aún la recuerdo. Muchas personas no saben, pero para llegar a ser Gran Maestro de ajedrez es necesario dedicar media vida al estudio y al juego, y eso no asegura que puedas lograrlo».

—Sin dudas, convertirte en Gran Maestro le aportó a tu expediente deportivo desempeños muy notables y experiencias importantísimas compitiendo por España.

—En 2017 gané el campeonato de partidas rápidas de España, un evento fortísimo, ya que participaron algunos extranjeros también. No olvido que le gané a Sergey Fedorchuk, Julio Granda, Ivan Saric, entre otros. Hice una de mis mejores actuaciones, sin dudas. Por esos años estuve entrenando duro con mi coach Boris Zlotnik.

«Tromso 2014 fue mi primera Olimpiada Mundial con el equipo español y me lo pasé tan bien que creo recordar que no perdí ninguna partida. Gané tres y empaté cuatro. Una de esas partidas fue contra el conjunto de Rusia. No nos pudieron doblegar e igualamos a dos puntos. Me tocó jugar contra Ian Nepomniachtchi y yo estaba tan bien preparado que él no tuvo ninguna opción de vencerme.

«Para mí ese año, en ese momento, fue el tope más alto de mi carrera, porque estaba preparado, incluso, físicamente, ya que trabajaba en la piscina. Las olimpiadas mundiales son el máximo evento al que puede aspirar un trebejista y yo estuve en tres ediciones. Con eso me quedaré para siempre, aunque me falta poder jugar con mí país en un certamen de este tipo. El tiempo dirá si lo puedo conseguir...».

—Es increíble el enorme movimiento ajedrecístico que se vive en España.

—El ajedrez en España todavía puede crecer mucho, entre otras cosas, por la cantidad de eventos que hacen tanto la Federación como las iniciativas privadas. En Europa hay mucha cultura y pienso que, en gran parte, por eso las personas le dan un gran valor al ajedrez. Espero que algún día salga un campeón mundial de España y de esta manera el ajedrez coja más fuerza como deporte, porque la realidad es que se está todo el día hablando de fútbol. La Federación tiene mucho trabajo por delante y deseo, sinceramente, que lo haga bien y que siga ayudando a los muchachos.

—El año pasado, cuando te conocí personalmente, jugabas el Memorial Internacional Capablanca y dentro de poco participarás nuevamente.

—Jugar el Capablanca era un sueño desde niño, eso está en mis raíces. Es, en mi opinión, el evento más importante de Latinoamérica y uno de los más prestigiosos de toda América, por su tradición, por todo lo que implica y por la figura de Capablanca en sí. La Federación Cubana siempre está pendiente de todos los detalles para su celebración y cuida mucho a los jugadores que participan. Puedes ganar o perder, que cuando termina el evento te quedas con la sensación de pensar: «¿Por qué se acabó si lo estaba disfrutando?».

—Antes de concluir, perteneces a una generación de jugadores cubanos que parece irrepetible. ¿Así lo crees?

—Mi generación dio muy buenos ajedrecistas y la verdad es que no sé si vamos a tener otra de tanto éxito. Teníamos un nivel increíble de ajedrez y curiosamente nos llevábamos muy bien fuera del tablero. Eso sí nos hizo una generación irrepetible, a mi modo de ver.

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