Stevens se retira como el mejor arquero cubano de la historia. Autor: Ricardo López Hevia Publicado: 12/05/2022 | 09:05 pm
Es duro decirle adiós a Juan Carlos Stevens. Así me dijo hace apenas unos días Vladimir Quintas, entrenador de la escuadra nacional de tiro con arco. Y su mensaje, que no me tomó por sorpresa, se une a un criterio unánime entre compañeros de equipo, técnicos y aficionados: el santiaguero, quinto lugar olímpico en Beijing 2008, más que un arquero, fue para muchos de quienes le rodearon padre, amigo y, también, ejemplo a imitar.
Tal conjetura la comprobé el día que conocí a Stevens, en una de las jornadas de entrenamiento rumbo al clasificatorio para Tokio 2020 en los campos de la escuela Giraldo Córdova Cardín. Tenía entonces 51 años y aun así me sorprendió su temple, la ambición juvenil para volver otra vez a respirar el aire del Olimpo. El final no arrojó la ansiada alegría. Las mejores historias no siempre son perfectas.
Sin embargo, Stevens puede vivir el resto de sus días con la convicción de haber trabajado hasta el final por un propósito, o lo que es lo mismo, haber honrado con entrega al deporte que amó hasta el último disparo al parapeto.
Este jueves, durante el Torneo Élite Nacional de tiro con arco, con sede en Sancti Spíritus, la competencia pasó a segundo plano ante la ceremonia para despedir al campeón. Incluso el afán para conocer a los mejores de la actualidad en Cuba sucumbió delante de un grande que debió enjugar su nostalgia entre las lágrimas por el adiós.
Lo difícil será ahora levantarse cada mañana y no prepararse para perforar a flechazos los parapetos, escuchar hablar de París, Los Ángeles y cuanta cita olímpica quede por delante, sin sentir la punzada de aquel que piensa: «yo quiero estar».
Juan Carlos dice adiós, pero nos deja 52 récords nacionales y múltiples medallas centroamericanas y panamericanas. Nos regala un histórico quinto lugar olímpico y, sobre todo, una importante carrera marcada por la profesionalidad, el ahínco y la vergüenza deportiva.
Un grande se va, pero quedan los recuerdos. Stevens se retira, pero no habrá arquero cubano que ignore su herencia deportiva en el tránsito a la gloria.