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Sesenta metros por iluminar en París

Voluntad y deseo, a estos se los echará en sus bolsillos el paratleta Ulícer Aguilera, en pos de un sitio en el podio estival de 2024  

 

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

 

HOLGUÍN.— Hasta el 2 de septiembre pasado, el holguinero Ulícer Aguilera (F13 / débil visual) jamás había puesto a volar la jabalina en una cita paralímpica. En el Nuevo Estadio Olímpico de Tokio, en jornada lluviosa, el joven del municipio de Banes quebró en par de ocasiones su marca personal, hasta llevarla a los 59.89 metros, y terminó cuarto.  

Junto al camagüeyano Guillermo Varona (F46 /afectado miembro superior), igualmente dueño de la cuarta ubicación en la lid estival, es uno de los alumnos aventajados de la exjabalinista Xiomara Rivero (finalista olímpica en Atlanta-1996 y Sydney-2000), bajo cuya conducción aspira a enfrentar a rivales difíciles en el Mundial de Para Atletismo en Kobe, programado entre el 26 de agosto y el 4 de septiembre de 2022.

De nuevo en territorio nipón, Aguilera puede encontrar el preámbulo ideal en la justa orbital del año próximo, para obtener la soñada presea en París-2024. Tras ser bienvenido de manera oficial el recordista parapanamericano en tierra nororiental, conversó con JR sobre las fechas previas a la Paralimpiada japonesa y sus pretensiones en la Ciudad Luz.

La pandemia de la COVID-19 opinó que les hizo todo muy difícil, «porque estuvimos siete meses prácticamente sin prepararnos. Luego, al comenzar a entrenar en la capital, fueron unas cinco veces las que estuvimos en aislamiento, ya que hubo contagios entre los atletas.

«Pese a ese inconveniente, que incidió en que nunca logré la forma deportiva ni la coordinación necesarias, pienso que el cuarto lugar no fue malo, aunque uno siempre anhela el podio».

Acerca de la base de preparación en Emiratos Árabes, cumplida por los paratletas cubanos durante 15 días, antes de los Juegos Paralímpicos, el holguinero la valoró de muy buena. «Lo único negativo fueron las altas temperaturas, sobre los 40 grados Celsius y de un calor más seco que el enfrentado en Cuba, por lo que nos agotábamos con facilidad». 

Con apenas tres años en el equipo nacional, se nota que ha mejorado bastante su mecánica de envíos. Mas, distanciándose un poco de los tecnicismos, dijo que le falta ganar masa muscular: «Me enfocaré en ello en los alistamientos venideros, pues si adquiero mayor fuerza me parece que llego a los 60 metros.

«Por supuesto, limitan quizás las cuestiones logísticas, porque a nuestro país se le complica adquirir jabalinas modernas, como las que utilicé en Tokyo y nunca las había lanzado. Son del mismo peso de las que empleo en La Habana, aunque su centro de gravedad es diferente y el ángulo de salida también, y son costosas, como sucede con las pértigas».

«Ver al pueblo satisfecho fue el principal aliciente. Siempre me he caracterizado por la voluntad y el deseo, y mi meta por cumplir es París-2024. Me prepararé para los Panamericanos y el Mundial de 2022, y seguiré trabajando fuerte en función de mejorar las marcas y alcanzar más éxitos», expresó.

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