La mayoría de los practicantes holguineros entrena con cinturones negros martes y jueves en el gimnasio del centro escolar Mariana Grajales. Autor: Carlos Rafael Díaz Borges Publicado: 08/08/2020 | 07:35 pm
HOLGUÍN.— Le insistió a su primo Gabriel y este accedió a llevarla al área de práctica. Sin haber incursionado en ningún deporte antes, la joven Roxana Ochoa va para casi dos años vinculada con las artes marciales. Tras par de evaluaciones, ostenta el cinturón naranja, que la enorgullece tanto como sus estudios universitarios (cursa la Licenciatura en Derecho).
Está al caer la noche, y ella y sus compañeros aprovechan la escasa luz que entra por las ventanas. Unas lámparas los ayudan a extender un poco el entrenamiento en el gimnasio del centro escolar Mariana Grajales, tercera sede del judokickbox (JKB) en la Ciudad de los Parques, desde que, en 2012, se organizó un seminario acá, en pos de introducir dicha disciplina.
Luego de sortear en cierta medida el nuevo coronavirus, Osvaldo George Rodríguez contactó a sus discípulos y el pateo, las técnicas en el piso y el golpeo de puños reaparecieron. Como uno de los pioneros del JKB en Cuba y presidente nacional de su Asociación, Rodríguez expresa:
«Nuestro deporte surgió en 2002, en Estados Unidos, creado por Carlos Finalés y Eric “El Tigre” Castaño, primer campeón mundial cubano de kickboxing. Ambos se fijaron en la abundancia de resultados internacionales de aquí en los deportes de combate, como judo, boxeo, taekwondo y kickboxing, específicamente.
«Además, tuvieron en cuenta la popularidad de las artes marciales mixtas en la Isla y la influencia de ellas en el mundo. Idearon una forma de concentrar cierto número de técnicas de dichas artes en un estilo».
Finalés y El Tigre Castaño le pusieron más acento caribeño al JBK y lo compartieron con compatriotas suyos, como los habaneros Sarbelio Bello, taekwondoca en los Juegos Panamericanos Indianápolis de 1987 y director técnico de la Asociación Cubana, y Santiago Pedroso, integrante de las primeras generaciones de karatecas criollos.
Todo ello condujo a que, en 2015, el judokickbox fuera patentado en la Oficina Cubana de Propiedad Industrial, y así se le dio carácter oficial a su presencia en la Mayor de las Antillas, e igualmente se sumó a la Federación de Artes Marciales, de la que el Inder es su órgano de relación.
El bloqueo no
Si en 2016 se contabilizaron en Holguín 90 alumnos del JKB, hoy, de acuerdo con Osvaldo George Rodríguez, rebasan los 250, incluidas unas 18 mujeres. La provincia es la plaza de mayor masividad de esa arte marcial mixta en Cuba —con adeptos en los 14 municipios—, seguida por la capital e Isla de la Juventud.
Omar Yordanis Mas ocupó un asiento entre quienes presenciaron, en la calle Holguín, aquel seminario ocho años atrás, que saludó el aniversario 50 de la Unión de Jóvenes Comunistas. A pesar de la variedad de técnicas y la severidad que impone el judokickbox, se planteó insertarse en la escuela holguinera y en la actualidad exhibe el Segundo Dan.
Por su malformación en la mano izquierda jamás se ha sentido lástima; el muchacho refiere que ha visto siempre ese problema como un desafío al que «noquear diariamente». El también participante en campeonatos nacionales —se han desarrollado tres— encabeza una academia de aprendizaje en la Plaza Camilo Cienfuegos, donde transmite sus conocimientos.
Juventud Rebelde esperó a que el adolescente terminara sus tandas de abdominales y planchas, y el ascenso a través de sogas. José Yosdanis Hernández se formó en karate por espacio de un lustro, inclusive ganó la cinta marrona; sin embargo, quedó impactado por el JKB y le sacó partido a lo aprendido entre katás y kumités, para escalar hasta la cinta roja de la disciplina originada en el sur del estado norteamericano de Florida. Del embullo pasó, hace bastante, a asumir con fundamento las lecciones de Osvaldo George Rodríguez.
Osvaldo George. Foto: Carlos Rafael Díaz.
Al judokickbox, que posee una Federación Mundial (de la cual Carlos Finalés es su presidente) y se ha posicionado en alrededor de 25 países, el bloqueo estadounidense le ha imposibilitado su desenvolvimiento.
Las intenciones de efectuar un tope entre practicantes de Cuba y Estados Unidos se han frustrado por las leyes de Washington, y a la llegada de implementos a la Mayor de las Antillas tampoco le son ajenos sus draconianos incisos y acápites.
Sin embargo, en más de diez territorios de nuestra nación prendió esta arte marcial híbrida que, agrupada en un solo sistema de combate, dinamiza las tardes de Roxana, Omar Yordanis, José Yosdanis y muchos más.
Omar Yordanis. Foto: Carlos Rafael Díaz.
Roxana Ochoa. Foto: Carlos Rafael Díaz.
José Yosdanis. Foto: Carlos Rafael Díaz.