BARRANQUILLA.— A los lectores de este espacio les había prometido comentar del Carnaval de Barranquilla, nombre que lleva la más grande fiesta cultural del caribe colombiano.
En esta ciudad el carnaval está ligado a su historia. Cuentan los lugareños que su origen se remonta a más de un siglo de antigüedad, y su importancia es tal que ha sido declarado como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por parte de la Unesco.
Esta celebración reúne expresiones emblemáticas de la memoria e identidad del pueblo barranquillero, del Caribe colombiano y del Río Grande de La Magdalena.
El Carnaval de Barranquilla tiene su origen remoto en el que vino a América desde España. Sus antecedentes próximos le vienen de las celebraciones que se efectuaban en Cartagena de Indias, en época de la colonia, como fiesta de esclavos; por esas fechas aparecían por las calles los negros con instrumentos típicos y atuendos especiales, quienes danzaban y cantaban. Actualmente, esta fiesta incluye variadas manifestaciones locales, como la música popular y el baile.
Durante los cuatro días que dura la celebración, que se efectúa en el primer trimestre del año, los asistentes disfrutan de numerosos personajes ataviados con todo tipo de disfraces: especies animales, negros africanos, cabezones, dementes, muñecotas, superhéroes o seres mitológicos.
Algunos de los disfraces más tradicionales del Carnaval de Barranquilla son la Marimonda, el Garabato, el Congo y el Monocuco. Otros elementos propios son las máscaras de torito, las letanías, las verbenas, así como los disfraces satíricos y alusivos a sucesos de actualidad que se convierten en motivo de hilaridad colectiva y que causan gran expectativa cada año.
En el carnaval actual intervienen unas 500 agrupaciones folclóricas, y se calcula que los ingresos generados por la actividad superan los 14 millones de dólares.
Hace un lustro, representantes del Carnaval de Barranquilla arrollaron en las calles de La Habana. Fueron acompañados por Totó la Momposina, un ícono de la música folclórica colombiana.
En estos Juegos Centroamericanos y del Caribe, el carnaval ha sido un tema presente. En el Gran Malecón, como llaman a una serie de instalaciones recreativas apostadas a lo largo del río Magdalena, cada día se celebra un show en el cual protagonistas de estas fiestas comparten su talento con locales y visitantes. Y la demanda del mismo es altísima. Centenares de personas desfilan desde temprano hacia el escenario del show para lograr ocupar un asiento que les permita disfrutarlo.
Barranquilla es río y carnaval, un sabor caribeño que ha contagiado a todos en estos días de Juegos deportivos.