También aparecen Silinda Morales y Melany Matheus, ambas en el lanzamiento del disco, Alejandro Parada (salto de longitud), Andy Hechavarría (triple salto) y Mario Alberto Díaz (disco). Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 07:03 pm
ESMERALDA, Camagüey.— Es una muchacha sencilla pero elegante, muy esbelta. Su físico desmiente indiscutiblemente la edad de esta adolescente agramontina, quien a los 16 años ya brilla en el campo y pista universal para la categoría de cadetes. La esmeraldense Silinda Morales Zenea fue la campeona en lanzamiento del disco en el 10mo. Campeonato Mundial de Atletismo para cadetes, desarrollado en Nairobi, Kenya.
Pero, ¿cuál es el poder de esta camagüeyana para lograr una hazaña deportiva como pocas: una secuencia ganadora de lanzamientos de 50,83 metros (m), 48,84 m, falta, 49,57 m, 51,97 m y 52,89 m, que le regaló a Cuba la tercera medalla de oro en esta competición? Fue ese el «anzuelo» que movió a los periodistas hasta el distante pueblo de Jaronú, donde se ubica el coloso azucarero Brasil, en el municipio de Esmeralda.
Sobre las once de la mañana, llegamos hasta el hogar de la adolescente, merecedora de una de las cinco coronas alcanzadas por la Isla en el certamen del orbe. Nos dio una lección de optimismo, sus palabras describieron el sacrificio que exige y demanda el deporte en sus múltiples disciplinas. «No hay tiempo para el cansancio, el entrenamiento no acaba ni cuando estás en casa. Si una desea triunfar, entonces hay que sacrificarse para hacer realidad los sueños, las metas».
Silinda desde muy pequeña practicaba voleibol, pero en quinto grado el azar la hizo incursionar en el atletismo. «En los Juegos Pioneriles de 2010 obtuve buenos resultados y logré que me captaran para la Escuela de Iniciación Deportiva. El cambio llegó cuando me informaron que me prepararían en la especialidad de lanzamiento del disco. Al principio la idea no me gustó, pero con el tiempo me fui enamorando de mi nuevo deporte. Creo que la vida fue sabia, porque me puso en mi justo lugar. Los entrenadores fueron certeros en su decisión, miraron con luz larga».
En noveno grado, durante su primera competencia nacional, obtuvo medalla de oro con récord nacional para su categoría, y en 2016 formó parte del equipo Cuba.
«Sabía que este año sería el Mundial para la categoría de cadetes —reveló— y desde que llegué a La Habana me propuse hacer mis mejores marcas para participar en él. He estado muy enfocada en mis metas. Los registros por encima de 50 metros me alentaron para seguir adelante».
Esas marca constantes le aseguraron un puesto en el Memorial Barrientos; competencia cubana de atletismo con participación internacional para mayores, en la que se agenció la medalla de bronce con disparo de 52,05 metros.
—¿Cómo te sentiste durante el 10mo. Campeonato Mundial de Atletismo para cadetes?
—Al principio me chocaron las siete horas de diferencia y el idioma. Sin embargo, la organización fue excelente, y nos ayudó a adaptarnos. El primer día me sentí confiada porque pedían una marca que antes había hecho, y pude clasificar en el intento inicial. De esta manera tuve la oportunidad de descansar y estudiar a mis contrarias, todas con excelentes resultados y a las que hay que respetar.
A Silinda ni el intenso frío de las noches, ni la potencia de los envíos de la alemana Leia Braunagel —su más encarnizada rival— pudieron sacarla del medallero, ni quitarle la corona que luego luciría.
Desde el segundo envío se ubicó entre las primeras, hasta que en la quinta oportunidad —51 metros y 97 centímetros— aseguró subir a la cima del podio, al menos, por el momento. No obstante, para eliminar dudas, no desestimó su último lanzamiento, y se superó a sí misma, al marcar 52.89 m.
Entre sus proyectos destacó participar «con resultados positivos en el Campeonato Mundial juvenil de Tampere, Finlandia, en 2018, y cuanta competencia pueda. Sé que el nivel será más alto, pero tengo motivos para esforzarme más. El disco tiene muchísimo nivel en la categoría absoluta, tanto en Cuba, como en el exterior, y para ese momento también me preparo».
Y mientras Silinda les dedica todos sus logros a sus padres Teresa y Ciro, JR conoce de dónde le viene el poder a esta muchacha. «Mi familia lo es todo. Ni la lejanía ni el sacrificio que impone la práctica de este deporte me parecen obstáculos, sino un precio justo para que pueda coronar mi sueño: verme en unos Juegos Olímpicos y luchar por una medalla para Cuba».