La defensa del equipo Industriales se desplomó en el segundo partido frente a la novena matancera. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 06:01 pm
Erase otro duelo superlativo, con dos chicos encarados en la lomita con mucha historia por escribir. Volvían al ruedo los mismos equipos que una noche antes habían deleitado a miles en las gradas del Latinoamericano, y a otros tantos sentados frente a los televisores. Pero fue una historia diferente porque Matanzas supo aprovechar cada una de las debilidades mostradas por Industriales para reescribir la historia.
El matancero Cionel Pérez ya es uno de los lanzadores jóvenes más prominentes del momento, y el capitalino Raidel Orta parece seguirle los pasos. El novato de la casa firmó otra excelente actuación durante seis entradas, e igual de sobresaliente fue la faena del zurdo yumurino, al que le pegaron el primer hit a la altura del cuarto episodio.
Sin embargo, y tal como sucedió la noche anterior, el guión dio un giro inesperado en el séptimo capítulo, cuando se desajustó la mecánica defensiva de los anfitriones. Primero, con la elección de tiro a tercera base del relevista Giorvis Cuevas después de un toque de sacrificio, y luego con las costosas y sucesivas pifias del paracortos Raiko Olivares.
En resumen, con tres imparables los Cocodrilos lograron fabricar un racimo de seis anotaciones, imposible de revertir en lo que quedó de noche. De tal forma, la serie particular se igualó a un triunfo por bando, por lo que solo después de esta noche se sabrá el final de la historia.
Mientras, las novenas de Holguín e Isla de la Juventud siguieron aprovechando su condición de locales, y consiguieron sendos triunfos que sirven como bálsamo para sus inciertos arranques en la segunda mitad del campeonato.
Los Cachorros volvieron a encajar sus colmillos al monarca exponente Pinar del Río, quienes contaron con su refuerzo de lujo sobre la lomita. Pero el villaclareño Freddy Asiel Álvarez no estuvo fino, y a la altura del sexto capítulo tuvo que abandonar el box.
No era la tarde de los pativerdes y de eso dan fe las tres pifias cometidas, todas costosas, como la del octavo capítulo que desdibujó las esperanzas trazadas por el jonrón de Andrés Quiala en esa misma entrada, que minimizó la diferencia.
Por su parte, los Piratas pineros desataron toda su furia ofensiva sobre el pitcheo avileño, hasta ponerlo fuera de combate. Fueron siete las carreras anotadas en séptimo inning a partir de igual cifra de imparables, entre ellos el doblete de Rigoberto Gómez que prendió la mecha del letal ataque.
Mientras, a los Cazadores artemiseños se les escapaba en los últimos suspiros el triunfo que les permitía equilibrar su enfrentamiento con los Alazanes granmenses. Estuvieron los dirigidos por Dany Valdespino a solo dos outs de la felicidad, pero un sencillo de Guillermo Avilés, seguido de un doble del estelar Alfredo Despaigne —ambos frente al cerrador José Ángel García— forzaron el extrainning.
Las acciones se extendieron hasta la oncena entrada. También a un out de extender el juego, el emergente Yaicel Jiménez encontró todas las bases ocupadas, y el muchacho respondió con una línea a la pradera derecha que dejó al campo a los Cazadores.