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Las jugadas apretadas pueden decidir muchos partidos en la segunda fase de la LIV Serie Nacional. Autor: Juan Moreno Publicado: 21/09/2017 | 05:59 pm

Durante la víspera retornaron las «hostilidades» al béisbol cubano y antes de que concluya conoceremos a los ocho candidatos a la corona. Casi coincidiendo con las fiestas decembrinas podremos disfrutar de todas las actividades relacionadas con el habitual Juego de las Estrellas, pero también del suspenso y —por qué no— las emociones del momento en que cada mánager tendrá que escoger a sus refuerzos. Muchos dicen, y lo suscribo, que es en ese lapso cuando se deciden los destinos de la temporada.

Esta vez la cosa cambia. No me refiero a la mayor o menor importancia del buen criterio de selección, sino a que en la presente campaña serán siete, y no cinco, los jugadores de equipos eliminados que podrán adquirir las ocho novenas «sobrevivientes» al corte preliminar.

A estas alturas eso no es noticia. Hace unos días, durante una de los programas de la Mesa Redonda dedicados a los recién concluidos XXII Juegos Centroamericanos y del Caribe, tal decisión fue remarcada por Heriberto Suárez, quien desde hace poco tiempo se desempeña como Director Nacional de Béisbol.

Mas, confieso que sus palabras me tomaron «fuera de base». Y como a mí, a los no pocos que se comunicaron con nuestro diario, sorprendidos con el cambio. Reconozco que el tema lo había escuchado, a nivel de pasillo, como los rumores de que en la próxima Serie Nacional se jugarán más partidos, que participarán menos equipos. En fin, nada concreto.

Repito, yo asumí desde el congresillo técnico, encabezado por la anterior directiva, que esta serie se regiría por las habituales reglas. No recuerdo —tampoco los colegas a los que he consultado— alguna aclaración sobre el asunto, ni que alguien hiciera una pregunta sobre ese acápite. Tal parece, digo yo, que todos nos entretuvimos en algún momento de la reunión.

Según Antonio Castillo, director el torneo, «el cambio estaba recogido desde el principio en el Reglamento de la LIV Serie Nacional, pero pudo haber una confusión». Les explico. Su quinto artículo, referido al sistema de competencia, reza lo siguiente: «Los 16 equipos jugarán un total de 45 juegos… con los restantes 15 equipos de todo el país, con subseries de 3 juegos en la primera etapa clasificatoria, de la cual clasificarán los ocho primeros equipos de la nación, quienes recibirán cinco refuerzos…».

Pero —dicen que siempre los hay— en la siguiente página, en referencia a la metodología de selección dice: «Ronda 1.- Escogen del octavo al primer lugar de los clasificados; Ronda 2.- Escogen del primero al octavo lugar de los clasificados. Ronda 3.- Se realiza un sorteo que establezca el orden para escoger atletas. Esta misma metodología se aplicará en las rondas 4, 5, 6 y 7». Evidentemente, un error, digamos que tipográfico, disparó el despiste.

Aclaro que no estoy cargando a priori contra la decisión, pues como todo, puede tener algún aspecto defendible.

Lo sucedido me refuerza una lección, aprendida durante mi paso por la academia, pero a veces soslayada en medio de la vorágine productiva: hay que leerlo todo, cuestionarlo todo, aclararlo todo. Nada se da por sentado.

No obstante, sería mucho más pertinente  la exactitud desde el principio. Solo así pudiera evitarse cualquier tipo de «sospecha».

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